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Los escritores colombianos Santiago Gamboa y Vanessa Londoño en nuestra serie en vídeo Diálogos literarios sobre la vida WMagazín, en julio de 2022.

Santiago Gamboa y Vanessa Londoño: «Ojalá vivamos en una sociedad donde no sea necesaria más literatura de la violencia»

Los dos escritores colombianos reflexionan sobre cómo convertir el crimen y el dolor de su país en literatura y denuncia. WMagazín, con apoyo de Endesa, los invitó a esta sección en vídeo por sus libros 'Colombian Psycho' y 'El asedio animal'. "Nos gustaría que nuestros libros sobre la violencia en Colombia se convirtieran en historia"

Presentación WMagazín La violencia y las violencias son temas muy presentes en la literatura, en especial en la colombiana de las últimas décadas. ¿Cómo se enfrentan los escritores a ella? ¿Cómo convertir esta realidad difícil en literatura? ¿Cómo convivir con una realidad dura propiciada por el propio Estado, la guerrilla, los paramilitares, la delincuencia común y la ciudadanía? ¿Cómo vivir entre la esperanza de paz y la incertidumbre de su ruptura? Dos escritores de Colombia, de diferentes generaciones y estilos, Santiago Gamboa y Vanessa Londoño reflexionan sobre estos temas en Diálogos literarios sobre la vida, la sección mensual en vídeo de WMagazín, con apoyo de Endesa, en julio de 2022. Los dos narradores conversan a partir de sus obras recientes: Colombian Psycho (Alfaguara) y El asedio animal (Almadía).

El encuentro digital, Gamboa desde Colombia y Londoño desde España, se produjo después de que Gustavo Petro, el candidato de la izquierda, ganara en segunda vuelta las elecciones presidenciales de Colombia, en junio. Petro se posesionará el 7 de agosto y las expectativas son máximas por múltiples motivos: por ser un exguerrillero del desmovilizado grupo urbano M-19, por su apuesta por la reconciliación de un país dividido, por su empeño en recuperar el proceso de paz que interrumpió el actual presidente Iván Duque, por el tratamiento que dará a los diferentes actores de la violencia colombiana y por algunas medidas controvertidas. Sobre esa nueva etapa que se abre en Colombia terminan de hablar Gamboa y Londoño. Confían en que las políticas de paz de Gustavo Petro conviertan en historia los libros que ellos han escrito sobre la violencia. «El futuro modifica el pasado», dice Gamboa.

Un retrato de Colombia a través de diferentes violencias ha abordado Santiago Gamboa (Bogotá, 1965) en varios de sus libros, y con ellos una radiografía de la maldad del ser humano. En su obra más reciente, Colombian Psycho, el escritor ha creado una novela negra que parte del hallazgo de unos huesos humanos cuya investigación para saber a quién pertenecen destapará un rosario de crímenes. Gamboa pone a su país frente al espejo al jugar con la realidad y la ficción con un gran pulso narrativo apoyado en una prosa muy cuidada, precisa, clara y a la vez ondulante de géneros; mientras dosifica la información al lector que avanza en sus hallazgos al mismo tiempo que los investigadores.

La imagen de la violencia colombiana creada por Vanessa Londoño sirve para cualquier otro país. El asedio animal es una novela poética situada entre la realidad y la ficción, en una zona intermedia del sueño y la vigilia, en la que cuatro cuerpos, cuatro personas mutiladas, cuentan su vida, y con ella el dolor propio y extendido a todo un pueblo aunque no sea consciente de ello. Su lenguaje lírico le permite dar vida a un diálogo entre seres vivos- difuntos, naturaleza, sentimientos, memoria, historia y esperanza. Todo a la vez. Un ejercicio de aventura literaria de la que sale muy bien y el lector conmovido y reflexionando sobre la realidad en la que está inmerso.

Te invitamos a ver el diálogo en un videorrelato en cuatro partes con sus transcripciones respectivas entre Santiago Gamboa y Vanessa Londoño:

Santiago Gamboa y Vanessa Londoño en Diálogos literarios sobre la vida WMagazín, julio de 2022.

Indagar en la realidad a través de la violencia

Santiago Gamboa. Mi novela es una novela negra que mira algunos problemas de Colombia y desarrolla historias con personajes que me gustan. Obviamente cuando uno escribe un tipo de novela de realismo social y mira por la ventana aparecen los temas.

Tu libro, Vanessa, tiene el eco y presencia de la vida colombiana, de las dificultades, el drama… En esa forma escucho las voces muy reales. Me parece que formas un tejido en el que también se percibe lo humano en un conflicto de horror. Tú que eres de una generación más joven, vienes de talleres literarios de Nueva York me interesa ese punto de vista.

Vanessa Londoño. Sobre la construcción de la violencia en nuestras novelas, en este momento estoy en el apartamento de mi editor en Madrid que acaba de desembarcar en España. Estoy en un cruce de caminos interesante para pensar algo. Con tu literatura hay un territorio contiguo con México, y ambos países han desarrollado muy bien la novela negra. De alguna forma refleja ese proceso similar en México y Colombia al mismo tiempo.

Nuestras novelas están convocadas a indagar cuál es la realidad que vivimos en Colombia. En mi caso es una realidad inasible, es una ficción. Pero, también, cualquier lector latinoamericano puede ingresar desde su territorio para conformar la cartografía que se propone.

Santiago Gamboa y Vanessa Londoño en Diálogos literarios sobre la vida WMagazín, julio de 2022.

El futuro modifica el pasado

Vanessa Londoño. Lo que me interesa después de las elecciones presidenciales es cómo estos sucesos modifican la violencia, los procesos históricos, lo que pasa hacia atrás o el futuro modifica las obras que ya produjimos, las violencias y escritas.

Santiago Gamboa. El futuro modifica el pasado. Nosotros cuando leemos a Shakespeare habiendo leído a Joyce o a Woolf no lo hacemos como lo leían sus contemporáneos. Esto es un movimiento latinoamericano. Colombia se incorpora ahora, por la personalidad y fuerza de nuestro presidente y vicepresidenta que como dice somos uno y uno…

V. Londoño. Y como dice Francia (vicepresidenta electa) «Soy porque somos».

S. Gamboa. Engloba la totalidad de debates sociales en América Latina. En el caso mío es interesante la perspectiva de que los libros se vuelven casos históricos porque se quedaron atrás retratando una época que ya no existe. Ojalá lleguemos a vivir en una sociedad donde no exista más esa literatura. Siempre he pensado que la literatura se alimenta de conflictos humanos y las sociedades felices son como las personas felices, no necesitan escribir. Ojalá nuestra sociedad tuviera un estado de equilibrio y de armonía que hiciera que la literatura se convirtiera en algo muy diferente de lo que es hoy.

Tú, Vanessa, citabas México, cuya literatura está atravesada por conflictos terribles, muy similares a los nuestros. La literatura centroamericana está totalmente dedicada a eso. En el Cono Sur todavía hacen referencia a conflictos del pasado, ellos siguen enredados en la dictadura de Pinochet, en Chile, el golpe de estado, la llegada de la democracia; los argentinos siguen enredados en el tema de los desaparecidos durante la dictadura militar. Efectivamente, hay una especie de deseo de que todas estas situaciones se queden atrapadas en los libros.

Hablaba con Laura Restrepo, en Madrid, donde presentó un libro en el que habla sobre África, un viaje que hizo para Médicos sin Fronteras a Yemen y se encontró con otras formas del horror y la degradación y deterioro humano. Eso ya mirando hacia otros lugares.

De alguna manera, me parece que el escritor sigue haciendo novela histórica en la medida en que todo lo que escribe queda registrado en una época y queda la fotografía de un momento.

Santiago Gamboa y Vanessa Londoño en Diálogos literarios sobre la vida WMagazín, julio de 2022.

Literatura para impedir el olvido

Vanessa Londoño. Yo empecé a escribir El Asedio animal durante el proceso de paz (con el presidente Juan Manuel Santos, 2010-2018) y el proceso de escritura se ve modificado por el desmonte del proceso de paz de Iván Duque (2018-2022). El libro toma otro rumbo, otro sentido, y termina de una forma en la que es evidente que estamos en un territorio condenado, y estamos con personajes que se les hace imposible escapar de una condena que era el sentimiento que muchos compartíamos. De ver que el desmonte del proceso de paz ratificaba un sentimiento de desesperanza de que no podíamos salir de ciclos violentos.

Yo, más que pensar que la literatura no debería, de pronto, seguir expresando o remitiéndose a estos hechos, creo que aunque existiera el proceso de paz, y aunque se lograra una paz total, la memoria colectiva, la memoria histórica, juegan un papel fundamental. Por eso me parece muy relevante el papel de la JEP. Así mismo el papel de la literatura, durante muchos años y siglos, va a seguir explorando e indagando estos escenarios porque son una forma, también, de la construcción de la memoria histórica. Y la memoria histórica a lo que atañe es a impedirnos el olvido, ejercer siempre el ejercicio de recordar. No siempre escribir sobre la violencia es una condena, sino para no olvidar lo que pasó.

Santiago Gamboa. De acuerdo. La violencia es un tema cultural también. Estoy de acuerdo en la medida en que nosotros, en este momento en Colombia, hemos vivido un periodo de violencia, pero no nos inventamos la violencia ni es un producto colombiano. La cultura occidental nace con una guerra, la guerra de Troya, y esa guerra no ha terminado todavía, y se desplaza. Ahora hay una guerra en Ucrania. Hay países que tienen un número de muertos por arma disparada superior al de Colombia y no tienen guerra, ni en guerra civil como ha estado Colombia durante cincuenta años. Durante tres años que duró el proceso de paz, más o menos, hasta que empezaron a desmontarlo, aquí hubo mucha tranquilidad, ahora volvió y ahora estamos muy optimistas. Hay que ser optimistas porque no nos queda otra. Como dice un amigo mexicano: El optimista solo sufre después, el pesimista sufre antes y durante.

El papel de la literatura siempre ha sido acompañar un poquito el dolor que produce en las personas sencillas, en los seres humanos comunes y corrientes, esos procesos históricos violentos. Por supuesto, también hay literatura que no habla de la violencia o que habla de otros tipos de violencia. La violencia familiar, la violencia al interior del individuo, la violencia de género. La literatura siempre está cerca del lado de las víctimas. Aunque también la literatura nos muestra la cara del asesino. En Colombia en La virgen de los sicarios(de Fernando Vallejo) tenemos los que disparan; y en El olvido que seremos (de Héctor Abad Faciolince) tenemos a las víctimas. Ahí están las dos caras. La literatura nos muestra todas las caras, y eso me parece muy importante. Los conflictos humanos no se van a terminar nunca y la literatura hace y toma cuenta de todo esto.

Colombia no se inventó la violencia. Colombia es un país joven que está encontrando, todavía, un lenguaje para tratar de convivir. La calma y tranquilidad que tiene Europa ¿cuánto se demoró en lograrla? Más de dos mil años, y hace 75 hubo 40 millones de personas muertas en Europa. Solamente en la toma de Berlín por el ejército soviético, en cuatro días, en muertos es el equivalente a todos los muertos de la violencia colombiana en 60 años. Cuando vamos a escenarios internacionales y nos señalan la violencia en Colombia, pues sí , pero tampoco somos los inventores de esa situación.

Santiago Gamboa y Vanessa Londoño en Diálogos literarios sobre la vida WMagazín, julio de 2022.

Polarización y esperanza

Vanessa Londoño. La polarización en Colombia no ha dejado de existir porque es un proceso colindante con la Guerra Fría. Creo que el mundo no ha podido superar los coletazos de la Guerra Fría, la división que vivió el mundo en ese momento. En Colombia más marcado porque hubo unos grupos guerrilleros que, de alguna manera, pusieron en jaque la estabilidad y la soberanía del país.

Me parece interesante ver cómo un presidente que viene de la guerrilla (Gustavo Petro) y se incorporó a la vida democrática, a la vida institucional, lleva más de treinta años haciendo una carrera política. Me parecía interesante ver cómo eso se contraponía con el otro candidato que venía de un lugar económico mucho más privilegiado, empresario, y estando dentro de la vida institucional y democrática cuando tenía un contendor y lo golpeaba. Me parecía importante estos dos lugares de enunciación, una persona que viene de la guerrilla, se desmoviliza, entra dentro de un proceso de paz, construye una carrera política, genera un lugar de enunciación político, versus una persona que, estando dentro de la institucionalidad, lo que hace es golpearlo porque ese es el fin de ese lugar de enunciación. Me gusta pensar que mientras en uno se dio la construcción de un lugar de enunciación en otro cuando uno golpea ejerce violencia dentro de la vía democrática, creo que está el final de un lugar de enunciación y hay como el fin de la palabra y el fin de la palabra implica violencia.

Lo que me gusta ver de esa paradoja es la división tan marcada de lo que se atribuyen uno y otro lado, y cómo dentro de esas atribuciones los límites no están tan claros.

Santiago Gamboa. La polarización existe en todos y todas las actividades humanas. En el caso de Colombia lo que sucede con la política lo que me disgusta un poco es hacer relativismo moral de que porque están en dos polos opuestos son iguales. Yo creo que no. Cuando escuchaba a Vanessa, pensaba: Gustavo Petro viene de la guerrilla, de la creación de barrios; Francia Márquez viene de las negritudes del Chocó, viene de las luchas de líderes sociales. Ellos dos se parecen muchísimo más a Colombia, a la mayoría de lo que es Colombia; que un señor que viene de un club social, un señor que se hizo rico en Bucaramanga construyendo casas y prestando plata. Las experiencias son distintas. Afortunadamente, Colombia se dio cuenta de que esa propuesta es la que más se parece a esa identidad profunda. Yo creo que Colombia se miró en un espejo y, por fin, se vio. Se vio una cara que puede reconocerse. Cuando uno mira para atrás se pregunta cómo es posible que un país tan diverso, tan lleno de diferencias, tan injusto, se reconociera siempre en las caras de estos señores de la élite blanca, rica de Bogotá y Medellín. Ahora hay una cosa más amplia.

Así es que la polarización está en todos lados. Recuerdo que cuando llegué a París la pregunta era: ¿tú de que Margarita eres, de Duras o de Yourcenar; eres de Camus o eres de Sartre? Hasta la literatura, pero eso es bueno, porque nos obliga a pensar.

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