En la literatura, todo está en sus orígenes, como en casi todo: desde la fluidez natural de los sentimientos entre las personas hasta las situaciones mágicas para tratar de explicar la realidad, desde la búsqueda de la serenidad y la felicidad en un mundo rodeado de incertidumbres hasta la mezcla de géneros literarios, desde la narración de historias acompañadas de dibujos hasta la recuperación de autores…

Solo que el paso del tiempo llevó a los escritores a explorar, y los principales hallazgos fueron variaciones de lo ya hecho y potenciar las fragmentaciones o especializaciones de cada una de las partes que conforman el todo. Lo más revolucionario y nuevo, literalmente, es la irrupción de la inteligencia artificial. A su función de herramienta tecnológica para mejorar el mundo del libro como industria y negocio, se suma la de apoyo al escritor y como coautor, lo cual requiere de una regulación y transparencia de cara al lector. (Las tendencias del mundo del libro como industria las puedes ver AQUÍ)

En WMagazín repasamos algunas de las tendencias de la creación literaria de 2024 y los años próximos:

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Coautoría con la inteligencia artificial

Lo más novedoso e inquietante que vive la creación literaria es la IA, que avanza y condiciona parte de la ruta de la literatura. Es una herramienta, con sus diferentes programas, que los autores pueden usar para la creación, porque ofrece desde sacarlos de un posible bloqueo o proporcionar información, hasta brindarles ideas de cómo y por dónde continuar lo escrito. Aunque hay casos en que los autores usan un programa al que dan unas pautas y la IA hace el resto del trabajo, pero con la firma del autor y sin que este reconozca siempre su uso. Por ahora, estos programas no obran por su propia iniciativa, necesitan que alguien les dé las indicaciones y les suministre contenidos y coordenadas.

Habrá tres clases de libros: escritos por humanos, con la IA como coautor y los enteramente escritos por esa tecnología. Lo que indica que los libros deberán incluir ya no solo la famosa fajita en la que alguien muy reconocido, a petición de la editorial o del autor, dice lo buenas que son las obras, o aporta frases con una información, reseña, crítica literaria o declaración, es decir, explicando por qué hay que comprarlos-leerlos, sino que deberán incorporar, además, una especie de marca y sello muy visibles que indiquen si son obra humana, de la IA o qué porcentaje de IA hay en ellos, como en las advertencias de los alimentos con exceso de azúcares, sal, grasa, etcétera, o como se anuncian los productos orgánicos. Así, el lector decide qué clase de obra literaria quiere leer: natural, artificial o mixta.

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Libros híbridos

Los libros que rompen las etiquetas de los géneros literarios siguen en aumento, es decir aquellos en los que conviven desde el narrador omnisciente hasta la primera persona de la autoficción, desde el monólogo más íntimo hasta el ensayo, desde las novelas hasta las cartas, desde los diarios hasta las fotografías, desde los poemas hasta las viñetas… Esa libertad que buscan los autores para expresar lo que quieren contar y transmitir, sin tener que verse amarrados a un género concreto. Sus obras son más transversales. Una forma de escribir, por otro lado, nada nueva, Miguel de Cervantes ya jugó con esa libertad de recursos en El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, hace más de cuatro siglos. Esta es una manera de volver al origen de la novela moderna y de romper con la tradición de géneros que se impuso en el siglo XIX, sobre todo. Fue entonces cuando se empezó a consolidar la comercialización de la literatura y a crear las bases del sistema editorial actual, que cataloga los libros por temas o géneros de cara a ofrecerlos de manera más clara al lector.

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Regresa la magia

La fabulación, lo sobrenatural, la fantasía, lo onírico y los recursos mágicos o extraordinarios siempre han estado en el origen de las narraciones orales, para contar o explicar una anécdota propia o ajena, o un hecho social que refleja la realidad, o para tratar de comprender esa misma realidad y dejar alguna enseñanza. Es parte de la magia del arte de contar. Lo que sucede es que la Ilustración y la era de la razón amadrinaron el realismo puro. Pero el destierro de elementos inexplicables en la frontera entre la magia, lo irreal y lo real en la literatura nunca fue total y siempre ha habido escritores notables que la han usado como el corazón de sus historias (desde Gabriel García Márquez y Toni Morrison hasta Salman Rushdie). Ahora, ese espíritu narrativo desde un espacio intermedio entre la realidad, el sueño y la ilusión ha vuelto para tratar de explicar un mundo y una realidad que nos desbordas y que requieren de elementos menos racionales para su explicación y comprensión. Con un dato interesante: parece que son más las mujeres las que juegan esta baza. Dos de las escritoras contemporáneas que usan este recurso de neorrealismo mágico y onírico son la Nobel de Literatura polaca, Olga Tokarczuk, y la estadounidense Tess Gunty, que lo define como nuevo realismo mágico. Una tendencia que viene de atrás en América Latina, bautizada como gótico andino o latinoamericano o realismo fantástico, con algunas obras en las lindes de la distopía, con nombres como Yuri Herrera, Samanta Schweblin, Mariana Enriquez, Fernanda Melchor, Mónica Ojeda, María Fernanda Ampuero, Michelle Roche, Gabriela Cabezón Cámara, Giovanna Rivero…

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Libros exitosos a novelas gráficas

El cómic y la novela gráfica son el nuevo cine para los libros. El mundo y las historias contadas a través de viñetas, que durante un tiempo fueron consideradas como un género para niños y jóvenes, viven una nueva época dorada por la calidad de los ilustradores y artistas, y porque, ahora, los grandes best sellers tienen su versión en estos formatos. Un género literario que antes era usado solo para adaptar grandes clásicos, desde la Iliada hasta la Biblia, ofrecido como un buen resumen para conocer esas obras, y que ahora se presenta con títulos más contemporáneos. Su estatus ha cambiado y se versionan desde El nombre de la rosa, de Umberto Eco, hasta El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Las editoriales han creado departamentos del área cómic desde donde se piensa con qué libros y cómo expandir el universo de sus éxitos de ventas y rentabilizar más una obra. De esa manera, también, llegan a las nuevas generaciones, más familiarizadas con el mundo visual. De paso, muchas de esas personas se interesarán por los títulos originales. El cómic cumple la función que desde su origen desempeñaron el cine y la televisión con las adaptaciones literarias, que dan una segunda vida a los libros.

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Temas literarios

A los temas eternos del amor y la familia, recuperados con fuerza para observar sus nuevas transformaciones en el siglo XXI, se suman otros surgidos hace poco y que adquieren más protagonismo, al estar ligados a cambios y avances importantes en lo íntimo y personal, social, político o ecológico. En algunos casos como consecuencia de la implantación del mundo digital en la vida cotidiana, personal y laboral, que ha traído cambios de hábitos continuos o adaptaciones a una nueva vida dual, analógica y digital. Entre esos temas figuran:

La maternidad y su desacralización / No maternidad y el derecho a elegir.

Crisis medio ambiental del planeta / Reencuentro con la naturaleza.

La sexualidad y la identidad sexual / El espectro de la fluidez de sensibilidades sentimentales y sexuales.

La búsqueda de la serenidad y la felicidad / Luchar contra la depresión.

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Reescritura retroactiva de clásicos

El debate de mirar el pasado con ojos del presente para hacer una lectura retroactiva no cesa adoptando el punto de vita desde la corrección política y de la cultura woke. Un modo de falsear, distorsionar y no comprender el pasado en su contexto, y de coartar la libertad de creación y de acceso a las obras. Ya no solo se trata de que políticos, asociaciones y mandatarios locales o regionales prohíban el acceso a ciertos libros o películas en centros educativos de todos los grados y a todas las edades, desde los más pequeños hasta los universitarios, sino que quieran crear nuevas versiones de obras importantes con un lenguaje, en todos los sentidos, de estos tiempos.

A ello se suma la censura o prohibición de obras de teatro, exposiciones, películas, obras de arte y demás expresiones artísticas. Una estrategia que atenta contra la libertad, en lugar de promover la educación de las personas desde la infancia y de proporcionarles los elementos para que entienden de qué trata cada obra y el contexto en que fue creada. Las obras de arte, desde un libro hasta una performance, exponen la realidad y la condición humana.

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Rescates de escritores

El mundo del libro como industria editorial, léase ventas, y de creación, léase lectores, no vive un mal momento. Esto hace que algunas editoriales aprovechen para rescatar a algunos autores que en su momento no funcionaron bien o no tuvieron el número de lectores que consideran que merecían y los vuelven a editar. Una doble jugada porque aumentan su catálogo y, de paso, ya no les cuesta lo mismo que pagar por otro libro. Entre los autores rescatados recientemente figuran Circe Maia, Tomás González y Leonardo Valencia.

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