
Un viaje fascinante por los sonidos del mundo y de la vida, naturales, creados, lejanos y cotidianos
El escritor y periodista británico invita a un viaje en su libro 'La melodía del mundo. Una exploración a los sonidos que nos rodean' (Ático de los Libros). Nos recuerda que somos sonido y nuestro contacto con la naturalza y el universo. Publicamos varios fragmentos de este libro maravilloso
Presentación WMagazín Ssshhh… Escuche…. El silencio absoluto no existe. Somos hijos del sonido y de la luz. Venimos del aquel primer estallido cuyos ecos aún vibran en el universo 13.800 millones de años después del Big Bang. Estamos rodeados de toda clase ruidos, inmersos en los sonidos del universo que lo toca todo. Proceden de la propia naturaleza y de nuestro propio cuerpo, de las palabras de los humanos a los creados con instrumentos. Sonidos que nos despiertan toda clase de sensaciones y sentimientos: de la alegría al miedo, de la serenidad a la angustia, de la belleza a la fealdad, del amor al desprecio, de la decepción al optimismo… Melodías, la mayoría de ellas, en las que no nos detenemos porque construyen la cotidianidad, pero que son parte nuestra y nos acompañan.
Esa es la cartografía sonora que levanta Caspar Henderson en su libro La melodía del mundo. Una exploración de los sonidos que nos rodean (Ático de los Libros). Una fuente ensoñadora de vida que nos invita a tomar conciencia del latir del mundo, de nuestra existencia misma a través de una mirada original, cautivadora y hermosa. Una guía por espacios y momentos decisivos. Un periplo asombroso por la existencia sonora que nos crea, nos moldea y nos lanza al pasado y al futuro al mismo tiempo.
WMagazín publica varios fragmentos de esta obra que nos ayuda a reencontrarnos y a reconfortarnos con nosotros mismos y a descubrir y reconciliarnos con el mundo desde el principio de los sonidos, de la vibración, de los ruidos, de la magia de las melodías. El libro se divide en cuatro grandes capítulos: Cosmofonía: sonidos del espacio (de los primeros sonidos a la música de las esferas), Geofonía: sonidos de la Tierra (de las ondas planetarias a los truenos o los volcanes), Biofonía: los sonidos de la vida (de los ritmos del cuerpo a los ruiseñores) y Antropofonía: los sonidos de la humanidad (de la música y la danza a las canciones o las campanas).
Un libro que nos recuerda que la vida está habitada por la poesía, por la belleza.
Caspar Henderson es un escritor y periodista británico de medios como Financial Times, Independent, New Scientist y New York Review of Books. De 2002 a 2005 fue editor sénior de OpenDemocracy.com. En 2009 recibió el premio Roger Deakindel Gremio de Autores de Reino Unido y, en 2010, el premio Jerwood de la Real Sociedad de Literatura de Gran Bretaña. Además, fue nominado al galardón Winton al mejor libro de divulgación científica, otorgado por la Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural. También es autor de El mapa de las maravillas (Ático de los Libros, 2021) y El libro de los seres casi imaginarios (Ático de los Libros, 2022). Actualmente vive en Oxford (Inglaterra).
Pocas invitaciones tan espléndidas y bellas como la que hace esta obra en un viaje conmovedor. Los siguientes son algunos pasajes de este libro que comparte tanta información, conocimiento y sensibilidad sobre la existencia y nuestra vida. Empezamos con un fragmento cada vez más crucial en estos momentos: la naturaleza, nuestra comunicación con el planeta, la importancia de escucharlo:
La melodía del mundo. Una exploración de los sonidos que nos rodean
Por Caspar Henderson
El médico y ensayista Lewis Thomas disfrutaba imaginando todos los sonidos no humanos de la Tierra a la vez: “Si pudiéramos escucharlos todos al unísono, totalmente orquestados, en su inmenso conjunto —escribe en The Music of This Sphere—, podríamos ser conscientes del contrapunto, del equilibrio de tonos, timbres y armónicos, de las sonoridades”. Y en una de sus cartas de Un canto de amor a la Tierra, el monje en Thích Nhất Hạnh escribe que “es cierto que hay, entre nosotros, compositores geniales, pero… ¿acaso nos atreveríamos a comparar nuestra música con la armonía celestial que ejecuta junto al Sol y el resto de los planetas, o con la espléndida sinfonía del rumor que acompaña a una marea creciente?”.
Vivimos en unos tiempos en los que se destruye más de loque se crea. (Las tasas de extinción de formas de vida no humanas, por ejemplo, son mucho más altas ahora que en cualquier otro momento de la historia de la Tierra; incluso superan las extinciones masivas de hace millones de años). “La modernidad corre el riesgo de dejar de escuchar al mundo y, por esta misma razón, perder la comprensión de sí misma”, escribe el sociólogo Hartmut Rosa. “Nuestro mayor temor quizá debería ser que hemos olvidado cómo escuchar la Tierra viva”, añade el biólogo David George Haskell, que documenta una pérdida catastrófica de diversidad y riqueza sonoras en todo el mundo. Y precisamente por este motivo nunca ha sido tan crucial prestar atención. Basándose en el trabajo pionero realizado hace una generación por el compositor R. Murray Schafer y otros, los ecologistas de la actualidad graban cada vez más “paisajes sonoros” en tierra firme y en el océano a lo largo de las estaciones y los años como medio para evaluar la salud y la vitalidad de los ecosistemas. Las nuevas tecnologías, al permitirnos una escucha más atenta y profunda, pueden ayudarnos a limitar e incluso revertir parte del daño ya causado.
A través de la escritura de este libro, he buscado sumergirme en la escucha profunda, aferrándome a la esencia vibrante de la vida, en la que cada instante es un eco del pasado y un preludio del porvenir. Espero que su lectura inspire a los lectores de una manera similar. “El cerebro humano —dice el filósofo de la tribu de los pies negros Leroy Little Bear— es como una emisora de radio […]. Posicionado en un lugar, es sordo al resto de emisoras […]; los animales, las rocas y los árboles transmiten simultáneamente a lo largo de todo el espectro sensible”. William Blake estaría de acuerdo. “El hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna —escribió—, y, sin embargo, aun encerrados en la caverna, oímos ecos lejanos”. Vengan conmigo, lectores, y escuchemos juntos algunos de ellos.
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COSMOFONÍA. Sonidos del espacio
Durante los primeros doscientos o trescientos mil años después del Big Bang, el universo en rápida expansión reverberaba como un coro de campanas cósmicas. El universo en aquellos primeros milenios era tan denso que retenía la luz, pero el sonido lo atravesaba libremente a velocidades muy superiores a las actuales en la atmósfera terrestre. A medida que todo se enfriaba y se formaban los átomos, el universo se volvió transparente y la luz también pudo viajar. El sonido había concentrado la materia a lo largo de sus frentes de onda y, al expandirse el universo, la resonancia se propagó en ondas concéntricas. Los picos de estas ondas originaron los núcleos de las futuras galaxias. Sin embargo, si nuestro universo es solo uno más entre un número infinito, como afirman algunos cosmólogos, las campanas cósmicas ya han sonado muchas veces antes de que surgiera nuestro universo, y volverán a hacerlo después de su desaparición.
GEOFONÍA. Sonidos de la Tierra
Las representaciones más antiguas de Shiva, que se remontan al siglo VI d. C., nos revelan una perspectiva que trasciende nuestra comprensión lineal del tiempo. El dios, representado como el Señor de la Danza, se mueve dentro de un círculo de fuego que simboliza el ciclo eterno de creación y destrucción del universo. En una mano sostiene el damaru, el tambor cuyo ritmo marca el acto de la creación y el inexorable paso del tiempo. En la otra porta el agni, la llama de la destrucción que consume todo lo que el damaru ha traído a la existencia. Esta visión ancestral, al igual que nuestra comprensión científica más avanzada, nos muestra que muchos fenómenos están moldeados por el ritmo: patrones regulares que se repiten en el tiempo y el espacio. Para los humanos, ningún ritmo es más fundamental que el ciclo de sueño y vigilia: el milagro cotidiano de despertar a la luz. Y tiene su origen en ciclos que preceden a la propia Tierra.

BIOFONÍA. Los sonidos de la vida
Corazón: “El ritmo es, ante todo, el ritmo del organismo, regido por los latidos del corazón y la circulación de la sangre”, escribió el poeta Czesław Miłosz. Los investigadores han descubierto que a las personas que son más conscientes de sus propios latidos se les da mejor percibir las emociones de quienes los rodean. Respiración: según la neurocientífica Sophie Scott, cuando las personas entablan una conversación amistosa, inmediatamente comienzan a respirar en sincronía y a igualar sus ritmos y sus tonos. Pisadas: los canguros saltan y los pájaros bobos de patas azules se pavonean, pero los humanos somos los únicos animales que andamos y corremos largas distancias erguidos sobre dos piernas. La danza, el canto y la sensación de lo que dura un viaje quizá tengan su origen en el ritmo regular de nuestros pasos. Cerebro: el cerebro tiene diversas formas de medir el tiempo. Buzsáki compara la organización de las múltiples escalas temporales de los ritmos cerebrales con la música clásica india, en la que “la estructura rítmica es multinivel y anidada”.
ANTROPOFONÍA. Sonidos de la humanidad
Una definición básica de ritmo es que consiste en cualquier patrón regular y repetido de sonido o movimiento. Como escribe Vincent Barletta, implica la sensación de “que ha ocurrido desde siempre […] de que algo te posee”. Sin duda, el ritmo aparece temprano. Un feto en el útero empieza a sentir los latidos del corazón de su madre alrededor de las dieciocho semanas de gestación, y los recién nacidos reconocen y muestran una preferencia por los ritmos regulares desde su primer día de vida moviéndose al compás, aunque puede llevarles hasta los cuatro años mantener un ritmo constante. Un ser humano, como dice la bailarina Kimerer LaMothe, es “un ritmo de devenir corporal”. Quizá Friedrich Nietzsche lo expresó mejor: “Yo no creería más que en un dios que supiese bailar”.
- La melodía del mundo. Una exploración de los sonidos que nos rodean. Caspar Henderson. Traducción: Marta Rebón (Ático de los Libros).
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