Verdial: Iberoamérica reivindica el poder de la libertad creativa ante la cultura de la cancelación y la inteligencia artificial
La primera edición de la Fiesta de las Letras y la Cultura Iberoamericana, en Málaga (España), reúne a más de 70 escritores, cineastas, dramaturgos, artistas e intelectuales: de Sergio Ramírez y Piedad Bonnett a Alejandro González Iñárritu
La importancia del azar en la vida y en las artes se ha colado en Verdial, Fiesta de las Letras y la Cultura Iberoamericana, del 10 al 13 de mayo de 2023, en Málaga (España). Allí han evidenciado el poder del azar desde el escritor nicaragüense y premio Cervantes 2017 Sergio Ramírez que ha desvelado que se hizo escritor porque no pudo ser director de cine, hasta el director de cine mexicano Alejandro González Iñárritu, famoso por sus películas donde el azar es el protagonista, encargado de clausurar esta primera edición de Verdial.
Un encuentro que “quiere ser un foro para dialogar sobre la creación, los retos del futuro y la difusión del conocimiento en un contexto marcado por el auge de la inteligencia artificial o la cancelación cultural, entre otros temas de nuestra actualidad”, afirmó el escritor mexicano Jorge Volpi, director del Centro de Estudios Mexicanos en España de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM-España), organizadora de Verdial junto al escritor peruano Fernando Iwasaki, en colaboración con la Diputación de Málaga a través de La Térmica y La Malagueta, y el Ayuntamiento de Málaga.
Setenta creadores de diferentes expresiones artísticas de doce países han contado, debatido, actuado, reflexionado y enseñado en espacios culturales y colegios malagueños sobre las experiencias de sus artes en esta cita. Se trata de un festival que, según Fernando Iwasaki; “nace con la ilusión de perdurar al menos hasta el año 27, en el que podamos rendir un homenaje a la Generación del 27 y todos los malagueños que formaron parte de ella queremos crear espacios interdisciplinarios, en los que los iberoamericanos nos acompañemos de los españoles, y en los que haya cineastas, dramaturgos, poetas, narradores, periodistas y artistas plásticos”.
Homenaje a la Generación del 27
Málaga fue importante para la Generación del 27 –cuyo centenario se celebrará en 2027, lo cual quedó reflejado en el programa, al igual que los vínculos creados entre España y América Latina a través de los republicanos malagueños exiliados en México. América Latina como territorio de acogida de María Zambrano, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, José Moreno Villa o Esteban Salazar Chapela, entre otros ilustres malagueños pertenecen a la Generación del 27. “Si a ello sumamos que el número de creadores latinoamericanos residentes en España ha crecido de manera significativa, la oportunidad de unir esfuerzos para celebrar en Málaga la gran fiesta de la hermandad cultural de España y América, abre un sinfín de posibilidades de intercambio y desarrollo cultural para la ciudad y la provincia”, señaló Volpi.
México acogió a muchos autores de la Generación del 27 y ahí empezó el contacto de Volpi: “Generacionalmente, mi contacto más directo fue con Manuel Ulacia, poeta y nieto de Manuel Altolaguirre, que fue mi maestro en la UNAM y con quien tuve una buena amistad hasta su temprana y lamentable muerte”.
En el caso de Iwasaki ese descubrimiento se dio de otra manera: “Para el joven estudiante de secundaria que uno era a mediados de la década de los 70 y en Lima, la poesía de los autores de la Generación del 27 llegó a mí a través de las canciones de Joan Manuel Serrat, pues su disco dedicado a Miguel Hernández me pareció extraordinario. Por esos mismos años descubrí a otro grupo musical -«Agua Viva»- que cantaba canciones donde se preguntaban “qué cantan los poetas andaluces de ahora” o una canción que comenzaba con un poema que hablaba del río Guadalquivir, entre naranjos y olivos. ¿Quiénes eran esos poetas? Me preguntaba yo. Y resultó que se trataba de Lorca y Alberti, otros poetas del 27. Ya en la universidad y en 1978 descubrí «Cántico» de Guillén y «La voz a ti debida» de Salinas, que me parecieron extraordinarios. Me avergüenza decirlo, pero la poesía de Luis Cernuda no la conocí hasta que no llegué a Sevilla, después de 1985”.
Es una Generación que, según Volpi, “sigue siendo la generación poética más influyente en lengua española del siglo XX y que muchas de sus figuras, aun con estéticas distintas, siguen influyendo incluso en los poetas más jóvenes de España y América Latina”.
En una línea parecida se expresa Iwasaki: “Ahora que llevo más de la mitad de mi vida viviendo en Sevilla, creo que el interés de la Generación del 27 por el arte popular en particular y la enseñanza en general, es lo que sigue teniendo vigencia en nuestros días. No obstante, como transterrado que soy, también creo que sus exilios me conciernen. Ellos no perdieron su país, pues ganaron otros. Como yo mismo”.
En estos cuatro días han estado en una veintena de encuentros autores como Piedad Bonnett, Juan Villoro, Luis García Montero, Héctor Abad Faciolince, Lydia Cacho, Pedro Ángel Palou, Socorro Venegas, Eloy Urroz, Jordi Soler, Lina Meruane (Chile), Andrés Neuman (Argentina), Mónica Ojeda (Ecuador), Ronaldo Menéndez y Karla Suárez (Cuba), Karina Sainz, Rodrigo Blanco y Juan Carlos Méndez Guédez (Venezuela), Jorge Eduardo Benavides (Perú) y los españoles Pablo D’Ors, Berna González Harbour, Irene Reyes Noguerol, Herminia Luque, Miguel Ángel Oeste, Isabel Pérez Montalbán, Juan Jacinto Muñoz Rengel, María Eloy García, José Antonio Garriga Vela, Alfredo Taján y Vicente Luis Mora.
Ideas y carpintería de las letras
El siguiente es un recorrido por algunas de las ideas más significativas:
Sergio Ramírez: “Yo soy escritor porque no pude ser director de cine. (…) Los malos mentirosos son los que inventan la verdad, y el lector nota siempre la estafa. La mentira de la ficción tiene que tener agarre en la vida real. En el periodismo y la Historia investigas para contar la verdad, en la novela investigas para contar la mentira”.
Lydia Cacho: “Yo no puedo concebir el periodismo sin la literatura. Y el que yo hago, con perspectiva de Derechos Humanos y feminista, requiere herramientas literarias. Muchísima gente me dice de mis libros ‘leí tu novela, está escrita como una serie’. Me ha costado entender que es un mérito que la gente se meta en el libro y quiera llegar al final, y lograrlo sin hacer pornografía del dolor”.
Héctor Abad Faciolince: “Para escribir un libro uno tiene que conocer a fondo los personajes y las circunstancias”. Yo trato de entender la vida de mis personajes a través de la experiencia ajena, pensando en lo que nunca fui”.
Lina Meruane: “Las mujeres escritoras consideradas serias tienen vedado usar el yo porque parece menos literario. Yo decidí atreverme con el yo y con una novela de terror, pero el personaje se acaba convirtiendo en alguien con quien no me identifico”.
Herminia Luque: “El cuerpo es lo que nos da el ser. Desaparecida la dualidad Cuerpo-alma judeo-cristiana, lo que nos queda es el cuerpo. Cada vez un cuerpo más anónimo, más atravesado por cultura. Tenemos el cuerpo, pero no le damos el valor que tiene ni reflexionamos sobre él sino un valor mercantilizado y estandarizad. Somos cuerpos políticos, cuerpos sociales”.
Piedad Bonnett: “la literatura establece un diálogo distinto sobre el dolor. No es una fórmula, ‘lo siento mucho’, ‘mi más sentido pésame’, que están un poco vacías. La escritura posibilita otra forma de comunicación. Pero cuando me puse a trabajar en mi libro, no quise hacer un regodeo en mi pena individual, sino abrirlo a otras formas de comunicación. Por ejemplo, dialogando con otros libros que iban cayendo en mis manos”. “A menudo me preguntan si esto fue un exorcismo, y yo contesto no. Los escritores no hacemos terapia, tenemos la necesidad de escribir. Yo hice mi libro como investigación. Al principio pensé que saldría un poemario, y me dio terror. Al final fue narrativa. Y cada persona necesita tiempos diferentes. Daniel murió un 14 de mayo, me fui a un viaje a Italia y en esa fuga metafórica, porque uno lleva el dolor consigo, empecé a tomar notas y me dije: esto tendría que contarlo, porque es la historia de una lucha y una derrota”.
Luis García Montero: “Cuando hay una pérdida que te deja sumido en el vacío, a lo único a lo que puedes acudir para encontrar respuestas es a la literatura. Y conversas con el Arcipreste de Hita, Jorge Manrique, Jaime Sabines o Rosalía de Castro, y eso te ayuda a comprender que es posible salir del pozo y plantearte el sentido de la vida”.
Santiago Gamboa: “La literatura recibe a todo el mundo sin pedir cartas de recomendación ni informes médicos, aunque a veces es también un hermoso hospital psiquiátrico. Yo sigo creyendo que la literatura es el gran enigma de mi vida. Sé que me dedico a ella porque me gusta, hace mucho decidí que no quería pasar un solo día de mi vida fuera de ese mundo. Pero el hecho de que sea un enigma, en cierto modo, lo protege”.
Juan Villoro: “La literatura tiene que ver con emprender un viaje en el que el primer sorprendido es el propio autor. Y, de hecho, una de las grandezas de la literatura es que puedes tener muchas nacionalidades conjeturales”.
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