Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural

La periodista y escritora Marina Sanmartín, socia de la la librería Cervantes y compañía, de Madrid, autora del libro ‘Desde el ojo del huracán’ (Ariel). /Foto cortesía de editorial Ariel – WMagazín

Viaje al centro de la historia de las librerías, sus sueños, avatares y transformaciones contadas por una librera

La periodista y escritora es una de las socias de Cervantes y compañía, de Madrid. Su testimonio en el libro 'Desde el ojo del huracán' (Ariel) sirve para conocer los sueños y avatares de estos centros culturales y su transformación en el mundo digital. WMagazín publica varios pasajes de esta obra en días de la Feria del Libro de Madrid como homenaje a los libreros

Presentación WMagazín Este es un viaje por una vida guiada por la pasión por los libros y la lectura. Un viaje contado en primera persona por una de las pocas libreras que ha compartido su historia en un libro: Marina Sanmartín, una de las socias de la librería Cervantes y compañía, de Madrid. Una lectora, escritora, librera y periodista que narra sus dos vidas, la personal y la de librera, como una sola en Desde el ojo del huracán. Una historia íntima de las librerías (Ariel).

Páginas que transmiten el entusiasmo de un sueño y una trayectoria que no ha sido fácil. Se ha enfrentado a los múltiples cambios a los que le ha obligado la realidad: desde la crisis económica y el inicio de la transformación digital con los nuevos hábitos de los lectores, en la década pasada, hasta la pandemia covid-19, en 2020, que se convirtió en una oportunidad para muchas librerías para conseguir entrar de lleno en el mundo dual, analógico y digital.

Marina Sanmartín nació en Valencia, pero vive en Madrid. Es socia y gestora de las librerías Cervantes y
compañía en Madrid y Ponferrada. Es autora de cinco novelas, entre ellas, Las manos tan pequeñas,
ganadora del Premio a Mejor Novela del festival Valencia Negra en 2022.

WMagazín publica algunos pasajes de este libro-testimonio inspirador en los días de la 82ª Feria del Libro de Madrid, la gran cita de los lectores con sus autores gracias, sobre todo, a las librerías madrileñas. Con ella y su testimonio rendimos homenaje a todos los libreros. Este es su mundo:

Desde el ojo del huracán. Una historia íntima de las librerías

Por Marina Sanmartín

«¿Cuántos libros existen que hablen sobre los libros y las librerías? Algunos son realmente fantásticos, sin embargo, qué pocos son los libreros que se han atrevido a convertirse en narradores de su propia experiencia. ¿Qué historia contarían? Esta, que es la mía, es una descripción del paisaje narrado desde el ojo del huracán: una historia de las librerías, un recorrido personal que sin la literatura sería incomprensible» (…)

Cuesta creer que hubo un antes tanto para el diseño del libro, que se nos antoja eterno, como para la transacción comercial que nos permite hacernos con él, original razón de ser de las librerías.

Trasladarnos a ese tiempo anterior nos obliga a retroceder más de dos milenios y a viajar por tres continentes. El abanico de posibilidades es muy amplio, son múltiples las pistas de aterrizaje, pero siguiendo los pasos de la excepcional ruta del conocimiento de Violet Moller, nuestro destino inicial será Alejandría en el 300 a. C., el símbolo de un mundo en el que, escribe Moller, “Alejandría se hallaba situada en el centro de una gran red de ciudades, entre las que cabe citar Atenas, Pérgamo, Rodas, Antioquía y Éfeso, y posteriormente Roma y Constantinopla”. Allí, “los libros y los eruditos se movían libremente en el pujante mercado de las ideas”.

Hay una pregunta que, hasta ahora, nadie ha podido responder: ¿cuál fue la primera librería del mundo?

Pólux, un lexicógrafo del siglo II, cuenta que, en el 430 a. C., las librerías de Atenas fueron mencionadas en las comedias, descritas como “barracas donde se venden libros”; Irene Vallejo, en El infinito en un junco, señala que, en ese mismo siglo, los poetas cómicos atenienses ya tenían una palabra para referirse a los vendedores de libros, que eran rollos de papiro: bybliopolai. Lo que parece estar claro es que la figura del librero, en aquel tiempo a menudo ambulante, antecede a la del espacio físico e inamovible de la librería; y también que, antes de perfilarse, independientes, los distintos actores de la cadena (autor – editor – distribuidor -librero – lector), los tres perfiles centrales fueron solo uno, porque quien editaba era a su vez el que vendía.

En cuanto al autor, tardaría mucho en recibir a cambio de sus escritos otra cosa que no fuera la fama — no ocurrirá hasta el siglo XVIII, durante el reinado de Ana Estuardo, por cierto magníficamente retratada por Yorgos Lanthimos y Olivia Colman en La favorita—; en cuanto al lector, en una constante convivencia con la oralidad, sus filas, como las de un ejército, se fueron incrementando durante la Antigüedad de forma amenazadora y silenciosa, desde la escuela de muchachas jóvenes de Lesbos a la Academia de Atenas, pasando por la fundación de las bibliotecas de Alejandría y Pérgamo, hasta que fue “casi imposible encontrar en una provincia un súbdito romano de educación cultivada que no conociera a la vez la lengua griega y la latina”.

Sí, aquí podríamos escribir (y escribo), recurriendo a una manida comparación, que el acceso al conocimiento se extendió como un virus. Pero ¿por qué no como un antídoto? ¿Por qué tendemos a asociar el saber demasiado con el peligro?

Saber es despertarse. Quizás por eso la historia de las librerías va indisolublemente unida a la de la subversión y quien se convierte en librero corre el riesgo de creerse miembro de una élite. Esto último es un gran error, porque los líderes a menudo pierden la perspectiva y el equilibrio, y se escoran hacia lo que defienden, actitudes que van contra la esencia del vendedor de libros y su disposición para aprender no solo de lo leído, sino también de la conversación con sus clientes. Una librería no debe ser el reino de quien la gestiona, sino un espacio neutral de libertad, que estimule la discusión.

Gutenberg y el big bang

“Y ¿qué pinta Gutenberg en todo esto? Muy sencillo: si Gutenberg y Mercedes Castro no hubieran existido, me habría quedado sin leer la mayoría de las historias que han ido cincelándome con más o menos esmero, puliéndome como la lluvia sobre la roca; y, lo que resulta aún más descorazonador, sin ellos no habría conocido a algunas de las personas que más he querido. El primero inventó la imprenta para Europa. La segunda, como responsable en 2005 de la librería de la Gran Superficie de Callao — inconcebible sin la mencionada aportación de Gutenberg—, seleccionó a un equipo que me incluía y en el que encontré un montón de almas afines, con las que experimenté la euforia de la juventud y viví a la intemperie, llevando hasta el extremo mis pasiones: el amor y el sexo, la conversación, el pollo de KFC y, por supuesto, la literatura”.

El lenguaje es un arma, ya lo he escrito en páginas anteriores: el lenguaje es un arma y los libros, las lecturas compartidas, el estímulo de la subversión entendida como un proceso cotidiano. Avanzamos porque conformarse no es una opción y por eso también leemos. […] pronunciar una sola palabra, pensarla incluso, modifica nuestra percepción y la de los otros, la multiplica. Al describirlo, transformamos lo que vemos y, al relatar lo que imaginamos o conversar sobre lo intangible, abrimos la puerta a lo que no se ve. ¿No es esto peligroso? ¿No encierra todo acto de comunicación una responsabilidad implícita que en nuestro tiempo hemos olvidado? En el siglo XV y los inmediatamente posteriores, sin embargo, estaban seguros de que así era y, por lo tanto, no resultaba fácil ser librero. El libro se consideraba un material altamente sensible y solo unos pocos elegidos obtenían los permisos necesarios para comerciar con él”.

Siglo XX: la euforia, la guerra y la amenaza del gigante invisible

“En París fue Shakespeare and Company, y en Moscú, La Librería de los Escritores, famosa por su dimensión política. Allí, entre 1918 y 1922, Mijaíl Osorguín lideró a un grupo de intelectuales rusos dispuestos a rebelarse contra el peligro que la Revolución Bolchevique suponía para la cultura. Décadas después, en los cincuenta, fue City Lights, en San Francisco, emblemático reducto de la Generación Beat; y en Madrid, en los años setenta, la librería Antonio Machado. Así fue como un espontáneo espíritu de comunidad, al que favoreció la recepción masiva de los medios escritos y el auge de la radio, cuyos mensajes contribuyeron a moderar los temas de debate y hacerlos llegar más lejos, se sumó al concepto de “librería”, que empezó a alejarse de la escueta definición del diccionario para incluir en su esencia la prescripción, la promoción y la militancia. Y entonces llegó el cine”.

En cuanto el séptimo arte empezó a nutrirse de las novelas y descubrió que las librerías y los profesionales dedicados al sector podían dar mucho juego […] alcanzamos el momento de máximo esplendor para las librerías imaginarias y algunas de las más emblemáticas de la historia de la literatura tomaron forma. […]”.

“Dicen que Flourish and Blotts, donde Harry Potter y sus amigos se abastecen de bibliografía antes de ir a Hogwarts, está inspirada en la librería Lello, de Oporto, abierta desde 1906; y la librería donde trabaja Guido Orefice, en La vida es bella, podéis encontrarla si os dais un paseo por Arezzo. Junto con ellas, otras librerías reales, camufladas o no, se han convertido en el telón de fondo de escenas inolvidables, entre las que destacan las escogidas en Nueva York: es en una librería donde se reencuentran Harry y Sally, concretamente la Shakespeare & Co del Upper West Side; y son muchas las escogidas por Woody Allen […]”.

“En definitiva, y aunque la literatura no se ha quedado atrás y ha hecho de las librerías un tema importante, el cine es mi debilidad cuando se trata de recrearlas y trascenderlas, porque consigue mostrárselas no solo a los lectores ya conversos, sino también a aquellos que no leen, sorteando la trampa de la endogamia en la que a los profesionales del sector nos resulta tan fácil guarecernos. El cine rompe las barreras y, de la misma manera en que acoge a los libreros, encuentra en sus espacios buen cobijo”.

La conquista de la red

“Antes de la pandemia, la actividad frenética de las librerías independientes se desarrollaba en los espacios que dentro de sus locales de venta destinaban a las presentaciones, talleres y clubes de lectura, accesibles para quienes, por cercanía, podían desplazarse hasta las tiendas y asistir a los eventos. Sin embargo, con la llegada del coronavirus, lejos de interrumpir su oferta cultural, las librerías independientes se pusieron tácitamente de acuerdo y trasladaron su agenda a internet, deslocalizándola y multiplicando su alcance”.

De la noche a la mañana, Instagram Live, YouTube, Zoom o Facebook se llenaron de conversaciones con autores y lectores, cuentacuentos y recomendaciones literarias, y algo que a simple vista podría parecer anecdótico cambió la esencia de las librerías para siempre. En primer lugar, porque los libreros y las libreras adquirieron un perfil público y sumaron a sus competencias la de comunicadores y creadores de contenidos […].

En segundo lugar, las librerías se transformaron porque por fin entendieron que, además de sus iniciativas culturales, en la web tenían cabida también sus ventas. Si esto fuera una charla de café, la expresión adecuada sería “las librerías cambiaron el chip” y acabaron con la falsa creencia de que el territorio digital estaba reservado únicamente para los más grandes, las plataformas y las cadenas. ¿Por qué no podían acceder a él y explotarlo con éxito los más pequeños?”.

“Cuando asumimos la gestión de Cervantes y compañía en 2018, cervantesycia.com ni siquiera permitía la consulta del fondo que teníamos en la tienda. Apenas seis meses después del confinamiento, activamos nuestra pasarela de pago y la posibilidad de compra online a través de nuestra web. Desde entonces no ha habido mes en que no hayamos ingresado algo por ese medio”.

“[…] En 2011 había nacido Todostuslibros.com, pero no fue hasta 2020 cuando terminó de pulir su canal de venta, que facilita la compra directa a la librería independiente escogida por el cliente y garantiza su margen, además de ponérselo fácil a quien, por una cuestión ideológica, pretende apoyar el negocio de proximidad frente a los titanes comerciales.

Esta última idea nos conduce a las razones tercera y cuarta de la revitalización del sector, que no surgieron de los profesionales que lo integran, sino de aquellos que lo disfrutan y de la competencia: por una parte, durante la pandemia se produjo un inesperado fenómeno de reencuentro con la lectura. Regresaron a ella muchos de los que la habían olvidado y otros tantos la descubrieron. El hecho de enfrentarnos a una situación límite nos devolvió a los placeres esenciales, al abc no solo de nuestras necesidades físicas, sino también de nuestras necesidades espirituales, entre las que destaca el hambre de historias y la intimidad con el relato, el margen de maniobra que la lectura concede a nuestra imaginación.

Por otra, si bien las librerías pudieron ponerse a la altura de las plataformas y las grandes superficies reforzando su presencia digital, las plataformas y las grandes superficies no pudieron ponerse a la altura de las librerías, porque les resultó muy difícil hacer ver que ellas también poseían su mejor arma: el factor humano”.

***

Suscríbete gratis a la Newsletter de WMagazín en este enlace.

Te invitamos a ser mecenas de WMagazín y apoyar el periodismo cultural de calidad e independiente, es muy fácil, las indicaciones las puedes ver en este enlace.

Para quienes conocen poco o nada WMagazín el siguiente es un Fotorrelato de la revista:

Descubre aquí las secciones de WMagazín.

Diferentes ferias y festivales del libro en la portada de WMagazín.
Marina Sanmartin
Últimas entradas de Marina Sanmartin (ver todo)

    Un comentario

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

    Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter ·