Viaje ilustrado por el infierno creado por los diferentes pueblos y culturas del mundo
Uno de los lugares míticos más temidos por el ser humano adquiere en 'Hell. Guía ilustrada al infierno' una dimensión contemporánea que bebe de la imaginería tradicional. WMagazín publica imágenes con las respectivas historias de esos inframundos editadas por Libros del Zorro Rojo
Presentación WMagazín Uno de los lugares míticos del ser humano más rico en imaginería es el infierno. Todo el mundo tiene una idea de este inframundo, y cada cultura y pueblo tienen el suyo. En Occidente, las imágenes más universales de este lugar que han colonizado la mente nacen de libros como Divina Comedia, de Dante, y la Biblia recreados por ilustradores o pintores a lo largo de los siglos. Una imagen que se enriquece y actualiza con el libro Hell. Guía ilustrada al infierno, de Seymour Chwast y Steven Heller, editado en España por Libros del Zorro Rojo. «Se trate de un lugar real o un constructo humano, el infierno ha tenido un espacio honorífico en diversas culturas y religiones a lo largo de las épocas. Y todavía lo mantiene. No hay infierno universal, cada pueblo teme el suyo, pero en todos reina el espanto, custodiado por uno o más espíritus malignos», recuerda la editorial.
Hell. Guía ilustrada al infierno rompe con la representación clásica hecha hasta ahora y ofrecen un recorrido extraordinario por la imaginería de las diferentes culturas creada a partir de las historias de los pueblos y por los recursos pictóricos utilizados, desde el trazo hasta el festín de colores, que potencian la leyenda. Junto a las imágenes textos que relatan la historia de cada infierno.
Steven Heller y Seymour Chwast conocen bien la Gehena hebrea, el Yahannam sunita, el abismo helado donde se arroja a los condenados suajilis, o el mito maya de Xibalbá. Sin olvidar el infierno de Dante.
«La representación del inframundo no conoce de fronteras y la imaginación humana no tiene límites, creemos que esta obra irónica e incisiva más que necesaria es imprescindible. Porque hay un infierno temido a la medida de cada pueblo, cultura y sociedad y allí cabemos todos: religiosos, profanos, condenados o simples despistados, demonios y burocracia auxiliar», señala la editorial.
El siguiente es un asomo a varios de esos infiernos a través de este álbum tan sugerente como interesante donde se plasman los miedos, espantos, culpas y remordimientos de diferentes culturas y pueblos:
'Hell. Guía ilustrada al infierno'
Seymour Chwast y Steven Heller
Oriente Medio. La Gehena hebrea
«El judaísmo no tiene una visión concreta del más allá», afirma el rabino Shalom Carmy, profesor de Estudios y Filosofía hebreos de la Universidad de Yeshiva y autor de Jewish Perspectives on the Experience of Suffering (La experiencia del sufrimiento desde la perspectiva judía). Sin embargo, de haber un más allá, una de sus ubicaciones más concretas sería Jerusalén, al pie de las antiguas murallas, donde un valle que arranca como un suave y verde collado entre colinas desciende hacia el sur penetrando la tierra rocosa. Al final, el valle se convierte en un escarpado y profundo barranco, horadado en su extremo por cuevas y cavidades poco profundas, salpicadas de cámaras excavadas y criptas angostas. La Gehena es un lugar truculento donde la gente quema basura y también cadáveres. Los primeros cristianos aseguraban que este era el lugar donde se asfixiaba e incineraba a los pecadores. El olor a carne chamuscada era intenso».
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América. El último viaje de los aztecas
La azteca fue una cultura mesoamericana que floreció en el centro de México durante el periodo posclásicos, de 1300 a 1521 n.e. Su cosmología divide al mundo en trece cielos y nueve niveles terrenales o inframundos. Las almas son transportadas hasta Mictlán, el aterrador inframundo, un lugar sombrío, húmedo, frío y muy deprimente, infestado de gusanos que reptan entre huesos en descomposición. El viaje hasta allí dura cuatro años, y los difuntos deben superar todo tipo de pruebas, como cruzar dos cerros que chocan entre sí, a travesar una llanura donde el viento arrastra afilados cuchillos que desgarran la carne y vadear un río de sangre lleno de jaguares.
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África. el libro egipcio de los muertos
Los antiguos egipcios creían que había un juicio después de la muerte. Los difuntos podían encontrarse con lagos de fuego, cocodrilos, serpientes y langostas. El Libro de los muertos es una colección de conjuros para ayudar a las almas a superar su travesía a través del Duat (o inframundo), que, desde el comienzo del Imperio Nuevo (hacia 1550 a.n.e) se dejaban en los sarcófagos junto al difunto. Los sacerdotes fueron añadiendo textos al libro durante más de mil años. El libro está dividido en cámaras, cada una de las cuales aloja una variedad de horrores que las almas solo pueden evitar lanzando el hechizo adecuado; si no aciertan, son devorados por serpientes, torturadas u obligadas a comer excrementos humanos, o a veces las tres cosas. Si consiguen superar estos peligros pueden afrontar la prueba del Pesaje del Corazón.
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Europa. La boca del infierno
La imagen de la boca del infierno es un símbolo presente en el cristianismo medieval, pero también puede encontrarse en otras culturas. Aparece en religiones y mitologías de muy distinta índole, como es el caso de Ammit, la deidad egipcia. En ocasiones representa la entrada al inframundo; en otras la boca engulle a los pecadores. Durante la Edad Media, en funciones teatrales de carácter alegórico, este símbolo aparecía representado por medio de un elaborado dispositivo mecánico.
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Asia y el Pacífico. El rey Emma-O en el budismo
En la tradición budista japonesa, Emma-O e el rey de los muertos y el soberano del infierno. Él y su hermana juzgan las almas de hombres y mujeres respectivamente, obligándolas a mirarse en unos espejos que reflejan sus méritos.
Junto a Emma-O hay dos cabezas decapitadas de las que se vale para ahondar en el alma de los pecadores y así poder juzgarlos con la ayuda de otros pares de ojos. Para el budismo no se acaba en el infierno por castigo divino, sino como resultado directo del karma -o residuo espiritual de las acciones reprobables-, es decir, de los actos de la vida de cada uno. Los individuos son los únicos responsables de su destino.
Tras una prolongada estancia en Naraka, el infierno, renacen en otro reino, con una nueva oportunidad para vivir.
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