Una poeta, un cineasta, un cronista, una académica y una periodista. Estas son las vidas de cinco escritores relevantes que comparten, en sendos libros, secretos y confesiones sobre la manera en que sus vidas personales, sentimentales, intelectuales y creativas se imbrican en una sola existencia. Vidas que se conforman, construyen y deconstruyen de manera constante. Estos son los testimonios de Piedad Bonnett, Manuel Gutiérrez Aragón, Ignacio Martínez de Pisón, Nélida Piñon y Maruja Torres.

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Piedad Bonnett

La mujer incierta (Alfaguara)

La poeta, narradora y ensayista colombiana Piedad Bonnett (Amalfi, Colombia, 1951), ganadora del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2024, ya dio cuenta, en Lo que no tiene nombre, de su maestría para acercarse a sí misma, desde dentro y desde fuera, racional y emocionalmente, para narrar episodios de su vida. Ahora comparte pasajes autobiográficos con sus ideas respecto a temas como el feminismo y la identidad como mujer. Es su vida a partir de la cotidianidad “nos habla, con sensibilidad y lucidez, de la salud mental, la muerte, la enfermedad y la pérdida; de aquello que determina la experiencia de las mujeres —la educación, el matrimonio, la maternidad, los tabúes asociados al cuerpo y la violencia de género—, y, también, de la rebeldía, las ansias de libertad y las obsesiones que impulsan el proceso de la escritura”, avanza la editorial.

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Manuel Gutiérrez Aragón

Vida y Maravillas (anagrama)

Manuel Gutiérrez Aragón (Torrelavega, Cantabria, 1942), uno de los mejores directores contemporáneos de cine español y revelado como destacado novelista en el siglo XXI, relata su infancia, los años y episodios que causaron su destino de gran contador de historias orales, escritas y audiovisuales. “Un niño pasa una larga temporada en la cama porque le han detectado una mancha en el pulmón, aviso de tuberculosis. Los familiares, solícitos, lo cuidan, le cuentan historias y le regalan libros. El niño imagina, fantasea, se adentra en el reino de la ficción. Con el tiempo, ese chico se convertirá en un fabulador: el cineasta y escritor”.

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Ignacio Martínez de Pisón

Ropa de casa (Seix Barral)

De contar episodios clave de la historia de España con enfoques originales, Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, España, 1960) comparte aquí sus años de formación, de aprendiz de escritor. Unas memorias literarias que reflejan los profundos cambios vividos por la sociedad española, que en muy poco tiempo pasa de una rancia dictadura a una democracia consolidada que se integra en Europa. El propio autor dice: “El lector de Ropa de casa se encontrará con el retrato de un joven más bien corriente, ni alto ni bajo, ni guapo ni feo, ni bueno ni malo, pero dotado, eso sí, del don de saber contar historias. Mi idea precisamente era aprovechar ese don para contarme. Para contarme y, sobre todo, para contar una época”.

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Nélida Piñon

Los rostros que tengo (Alfaguara)

Nélida Piñon (1937, Brasil – 2022, Portugal), quien fuera académica de la lengua brasileña, dejó el testimonio póstumo de su vida imbricada con la creación literaria en 147 capítulos breves. Es una celebración de su vida, señala la editorial, donde “relata episodios e impresiones sobre sus amigos más íntimos como los dos Premio Nobel Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, Susan Sontag o la misma Clarice Lispector. Introduciendo retazos de su infancia, en la que las lenguas española y portuguesa se entrelazaron, y creando una sinfonía cultural que resuena en su vida y en su literatura, Piñon acompaña al lector por una profunda reflexión sobre la mortalidad y el poder de la invención a través de las palabras”.

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Maruja Torres

Mientras más gente se muere más ganas tengo de vivir (Temas de hoy)

Una de las reporteras más destacadas de España, y amante del cine, recorre en estas páginas su vida actual de mujer octogenaria con sus achaques, sin perder el sentido del humor ni la ironía, llamando a todo por su nombre y esparciendo su memoria de episodios personales y profesionales que marcaron su existencia. “Un divertido y afilado ejercicio de adaptación a una vida que justo se empieza a comprender cuando llega el inevitable desenlace. Maruja Torres escribe: “Este libro no va de la muerte, sino de la celebración de la vida. De la lucha por la vida, que es la esencia de la vida misma, tal como la siento, aunque sea jodidamente corta incluso cuando más se prolonga”. Y “Va este libro, también, de entregarse al Tiempo y descansar en su incógnita, en vez de pelearle. Convertir lo que te quede en una vivencia honda, un paisaje complejo donde importe menos la longitud que la profundidad”.

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