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Zweig, Michon, Celaya, Pla y la riqueza de diez autores en el Día Europeo de las Lenguas

El continente tiene 24 lenguas oficiales de un total de 225. La literatura es la forma ideal de conservarlas, enriquecerlas y transmitirlas. WMagazín publica pasajes literarios de escritores de diferentes idiomas recién traducidos al español

Aunque la Unión Europea tiene 24 lenguas oficiales, con unas 60 lenguas regionales o minoritarias, todo el continente posee 225 lenguas autóctonas. Esa diversidad es la que celebra este 26 de septiembre el Día Europeo de las Lenguas, una iniciativa nacida en 2001 propuesta por la Comisión Europea  y el Consejo de Europa que representa a 800 millones de ciudadanos de 47 países.

La literatura es la forma ideal de conservar, enriquecer, transmitir y difundir las lenguas. Por eso WMagazín celebra esta riqueza europea con pasajes de libros de diez escritores de diferentes lenguas recién traducidos al español. Obras que forman parte de las mesas de novedades y que dan cuenta de la gran variedad de autores que escriben en sus idiomas nativos y son traducidos a nuestro idioma. Los pasajes que brindamos incluyen desde los versos del poeta checo Vladimír Holan, hasta las reflexiones del francés Pierre Michon, pasando por la narrativa de la polaca Magdalena Tulli y la inglesa Sarah Hall.

La mayoría de las lenguas en Europa forma parte de tres amplios grupos: las lenguas germánicas, las lenguas romances y las eslavas. Y la mayor parte de estas lenguas hacen uso del alfabeto latino. El alfabeto cirílico se utiliza en muchas lenguas eslavas. El griego, el armenio, el georgiano y el yidis cuentan con un alfabeto propio. En el mundo hay entre seis mil y siete mil lenguas habladas por siete mil millones de personas distribuidas en 189 estados independientes.

En WMagazín damos las gracias a los traductores por esa labor de acercarnos a la creación ltieraria de tantas y tantas lenguas. Ahora sí los invitamos a leer a diez autores que escriben en sendas lenguas y cuyos últimos libros podremos disfrutar esta temporada en español:

Julian Baggini (italiano)

Breve historia de la verdad
Julian Baggini
Traducción del italiano de Joan Eloi Roca
Ático de los Libros

«El problema no es que no comprendamos lo que significa  la ‘verdad’. En un sentido práctico, es difícil mejorar la temprana definición de Aristóteles: ‘Decir de lo que es que no es, o de lo que no es que es, es falso, mientras decir que lo que es es, lo que no es, no es, es verdad’. Si eso suena obvio, aunque quizá un poco rebuscado, quizá sea porque no hay nada misterioso sobre el significado corriente de verdad. Si actualmente hay una crisis de verdad en el mundo, el problema de raíz no es que las teorías filosóficas de la verdad no sean adecuadas. Podría incluso argumentarse que, en su tercera persecución de la verdad, la filosofía desencadenó precisamente las fuerzas del escepticismo que han llevado a socavar la verdad. ‘¿Cómo lo sabes?’ y ‘¿Qué quieres decir con…?’ son preguntas de filósofos que han sido corrompidas por una sociedad cínica.

Nuestro problema no consiste primordialmente en qué significa la verdad, sino en cómo se establece la verdad y quién lo hace. La verdad acostumbraba a ser simple porque era fácil asumir que lo que pensábamos que era verdad realmente era verdad, que las cosas eran como parecían, que la sabiduría que nos había llegado a través de las generaciones era atemporal».

Mircea Cartarescu (rumano)

El ala izquierda. Cegador I
Mircea Cartarescu
Traducción del rumano de Marian Ochoa de Eribe
Impedimenta

«Y comenzó la batalla que hizo temblar el pequeño valle sobre el que seguían cayendo copos de plata. Protegidos por sus iconos y sus cruces, envueltos en el vapor del incienso, los aldeanos permanecían apiñados, contemplando con los ojos abiertos de par en par, con las barbas erizadas, con la carne de gallina, la refriega. Los ángeles les arrojaban a los espectros flechas de hierro, de cristal y de luz, los desmenuzaban con las espadas de doble filo, su sangre negra se derramaba sobre la nieve, levantaban el vuelo y asfixiaban con sus grandes manos a los demonios alados. Dragones y hombres-lobo, grillos-topo con cabeza humana, hombres con cabeza de mosca abrían sus morros, hocicos y picos y lanzaban chorros de fuego rojo hacia los legionarios celestiales. De vez en cuando, unos ángeles con las alas encendidas, del color bengala del ave del paraíso, caían sobre una choza o un viñedo sin hojas. Como perros acorralados, mostrando los dientes, tres o cuatro diablos se abalanzaban aullando contra cada heraldo celeste, lo apestaban con el hedor de sus tripas, lo rociaban con la orina que arrojaban los increíbles tubos situados entre sus caderas y lo cubrían de maldiciones mortíferas, más venenosas que el fuego que brotaba de su boca, pues, ante aquellas palabras cargadas de una devastadora blasfemia, el cerebro angelical era asaltado por unos dolores atroces. En oleadas sucesivas, los monstruos asaltaban el triángulo afilado de la falange, lo rompían, atrapaban a algunos soldados y los arrastraban por el suelo en medio de la oscuridad. En estos asaltos también los diablos caían y se retorcían en medio de la nieve».

Gabriel Celaya (español)

El hilo rojo. La poesía es un arma cargada de futuro
Gabriel Celaya
Selección de Gabriel Celaya
Visor

La poesía es un arma cargada de futuro

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

(De Cantos iberos)

Sarah Hall (inglesa)

Madame Zero y la hermosa indiferencia
Sarah Hall
Traducción del inglés de Catalina Martínez Muñoz
Alianza

«Se levantó de la cama para mirarse en el espejo. Tenía la piel luminosa y enigmática. Al cabo de un minuto, su imagen empezó a descomponerse y convertirse en una colección de formas y colores. Nada de esto estaba planeado. Puede que nunca hubiera planeado nada en la vida. Y sin embargo ahí estaba, en aquella habitación, en aquella forma. Juntos, entre la gente, su amante y ella podían pasar por dos personas de la misma edad. Tenían bastantes cosas en común y eran lo bastante distintos para que su relación fuera interesante. En la práctica no había ningún problema. De todos modos, es posible que hubiera un fallo que no había visto, o que se negaba a ver, o que aún no se había manisfestado. ¿Hijos? Sus amigos ya suponían cuál era su postura sobre los hijos.

Se puso los dedos en las ingles y se palpó los ligamentos y los cartílagos. Los nódulos eran como yemas cerradas. Se bajó la cremallera y el vestido se deslizó por las caderas y cayó al suelo. Volvió a tocarse, sin la barrera de la tela. Tenía el cuerpo lleno de fibras, nudos y pliegues desconocidos. A veces, cuando estaba en la cama, él trazaba inconscientemente con las manos un mapa de sus contornos, presionando órganos y tejidos. O le buscaba el pulso en distintas zonas».

Vladimír Holan (checo)

Profundidad de la noche.
Vladimír Holan. Selección de poesía y prosa.
Traducción del checo e introducción de Clara Janés.
Galaxia Gutenberg

No sabemos dónde ni cómo

Puede que el tiempo nos preceda
y que su vigencia corrosible
perturbe un poco todo aquello
que construimos con ciego amor…
El rayo aplastado por el carro
fue un poco antes pisoteado por el caballo…
Pero puede que no.

La caída

En cada libro hay un lugar donde se halla una mujer
a la que querríamos besar
hasta que tuviera en las esquinas de los ojos un eclipse de luna,
y nosotros, como si antes de la ejecución
ella nos hubiera vendado los ojos.

En cada libro también hay un lugar
donde amamos el pecado. No es siempre un amor desgraciado.
Sí, sé que hasta de la sangre sale humo.
Sexo del libro. Pero los sueños no se explican.

Tom Kristensen (Danés)

Devastación
Tom Kristensen
Traducción del danés de Blanca Ortiz Ostalé
Errata naturae

«A través de los largos cristales esmerilados de la puerta de la calle vislumbró una sombra al fondo, hacia la derecha. ¡Seguro que era un mendigo! Por cierto, ¿cuándo pensaría volver Johanne y librarlo de tener que estar yendo y viniendo del diván a la puerta cada vez que llamaban? ¡Y para colmo debía acordarse de estar pendiente de esa dichosa estufa! ¡Ojalá que Oluf no tropezara con ella y se quemase! ¡Y ahora el mendigo! Jastrau abrió con la sensación de quedar expuesto también a un ataque por la espalda… la estufa… el fuego que se salía… ¡Oluf, que se caía y se hacía daño!

Un hombre con la cabeza roja como una langosta. Permanecía encorvado a gran distancia de la puerta. Humilde. Pero ¿qué le pasaba en los ojos? Era como si le hubiesen arrancado todas las pestañas una por una. Los tenía en carne viva hasta el mismísimo globo ocular. ¡Era tan espantoso que hacía daño a la vista! Como cuando se mete en el ojo una punta del pañuelo.
—No, lo siento… aquí no damos limosna a los pedigüeños —contestó Jastrau; y, pasando bruscamente del embarazo a la brutalidad, cerró con tal portazo que los cristales tintinearon».

Pierre Michon (Francés)

Llega el rey cuando quiere. Conversaciones sobre literatura
Pierre Michon
Traducción del francés de María Teresa Gallego Urrutia
Wunderkammer

«La brevedad es esencial. Tiendo a pensar que, más que nouvelles, escribo novelas cortas -densificadas, prensadas, desengrasadas-. Sueño con una novela más pura que la otra, la larga -‘hoy voy a fabricar una novelita de treinta páginas’, decía Lautremont-. Siempre me sorprende lo que da de sí ese globo en que consiste la novela, ese cajón de sastre atestado de digresiones, de diálogos y de apariencias reales en que se pierde el enunciado: se ahoga al ponerle demasiada agua al caldo. Cierto es que los turiferarios  de este género alaban tan infinita ductilidad; pero yo no puedo evitar ver en ella mala fe y una impotencia disfrazada de triunfo. Lo que yo busco es quizá el boceto de la novela, su mínimo vital, lo que le basta: algo así como lo que fue el soneto en todo el ámbito de la poesía, esa mínima cárcel de catorce versos esenciales frente a unidades poéticas más flexibles, desde luego, más largas, más libres, pero con la carga de lo que no es esencial. (…)

Sí, la brevedad es una especie de tiranía. Pero lo es igualmente para el autor, que tiene que estar también hechizado si quiere hechizar: el relato breve, que puedes pasar meses preparando, hay que escribirlo de un tirón, embriagado y febril, y quizá en estado de gracia, sin marcha atrás ni arrepentimiento, en la cuerda floja».

Josep Pla (catalán)

Viaje a Rusia
Josep Pla
Traducción del catalán de Marta Rebón
Destino

«En 1925, cuando fui a Rusia, sabía de aquel país aproximadamente lo que sabe todo el mundo: prácticamente nada. De la revolución y de los años posteriores, sabía lo que habían dicho los diarios que había leído. Entonces, Lenin ya estaba muerto. Su cuerpo yacía en el cenotafio —de madera— que se había construido en la plaza Roja, cerca de la puerta abierta a la muralla del Kremlin. Antes del atentado del que fue objeto, Lenin mandó instaurar la Nueva Política Económica —que parecía un aflojamiento del rigor y del racionalismo de la miseria—. En Moscú iba a menudo al despacho que Andreu Nin tenía en el Profintern (Internacional Sindical Roja). Este organismo estaba instalado en un edificio muy grande, de estilo neoclásico, de color blanco, que había sido una residencia para señoritas de la nobleza. Había muchos empleados y todos iban vestidos del mismo modo: botas altas hasta la rodilla, pantalones abombados y una blusa de cuello cerrado encima de los pantalones y un cinturón de cuero. No se cubrían la cabeza. Se afeitaban la cara y llevaban el pelo cortado al cero. (Entonces, la admiración que había entre los comunistas por las maneras alemanas era muy visible y a veces sospeché si una de las primeras finalidades del partido no era dar a los rusos una disciplina en las cosas de la vida: puntualidad, hablar poco y bajo, nada de hirsutismo, higiene, ningún síntoma de pintoresquismo, trabajo, eficacia, etc.) Un día Nin me dijo que en uno de los locales de la casa se produciría un debate y me invitó a asistir».

Magdalena Tulli (polaca)

Traducción del polaco de Francisco Javier Villaverde González
Rayo Verde
«Tras la guerra, nuestro país aún estuvo durante muchos años lleno de violencia encubierta. Los malos recuerdos se habían asentado en él como si fueran sedimentos, y las nociones anteriores sobre lo que se podía o se debía hacer se volvieron de repente un poco ingenuas, pero también un poco tristes. Durante mucho tiempo nuestro país no fue capaz de comprender que había perdido la guerra y había sido hecho prisionero. Oficialmente nos hablaban de una magnífica victoria y, para despejar las dudas, nos enseñaban la fotografía de nuestra bandera ondeante junto a aquella otra sobre la Puerta de Brandemburgo en Berlín. No sabíamos que la habían alzado sólo para hacer la foto y enseguida la habían bajado, mientras que la otra sigue izada en las imágenes que se muestran hoy día en todos los demás países del mundo.

En esa época nadie sabía por los periódicos lo que ocurría en realidad. Ni por los noticiarios cinematográficos que proyectaban en las salas antes de cada sesión. Ni por la radio. Nuestros padres hablaban de ello con nuestros tíos junto a una botella de vodka de medio litro con etiqueta roja, discutían apasionadamente toda la noche y lloraban al amanecer. Un departamento especial del Estado contrataba empleados provistos de tijeras para que recortaran de antemano las insinuaciones encubiertas que aparecían en los textos mecanografiados y las enviaran a otro departamento, en el cual los autores debían presentarse después con piernas temblorosas. Ya que nos habían excluido como si tal cosa de la victoria colectiva y además lo habían hecho a la hora de firmar los tratados de paz, y ya que nadie nos había consultado sobre nuestro futuro cuando fueron cerradas de golpe las fronteras, debía estar claro para nosotros lo que significábamos para el mundo: poco menos que nada. La humillación experimentada entonces se infectaba como una llaga oculta bajo una camisa y una chaqueta mal cortadas. No se llegó a curar y se fue transmitiendo de una persona a otra, de los adultos a los niños, de los niños a los gatos y los perros».

Stefan Zweig (alemán)

Stefan Zweig & Friederik Zweig
Correspondncia (1912-1942)
Edición de Jeffrey B. Berlin y Gert Kerschbaumer
Traducción del alemán de Joan Fontcuberta
Acantilado
El 23 de septiembre, Stefan Zweig anotaba en su diario:
«He pasado la tarde en casa de la señora Von Wi. He mantenido una agradable conversación con una mujer realmente sensible y de una delicadeza insólita, pero que al mismo tiempo posee una energía y una sinceridad que la enaltecen. Ha dicho, por ejemplo, que era trágico tener hijos de un solo hombre: ¡qué audaz y qué noble es expresar semejante idea! En tales momentos me siento dichoso, pues sé que mi mayor don en la vida es abrir el corazón de las personas y suscitar en ellas, mediante una franqueza despojada de toda timidez (en ese sentido me siento completamente libre), la necesidad de revelar sus pensamientos más recónditos. Es magnífico cuando uno osa expresar en palabras por primera vez un pensamiento, se siente feliz como el pajarito que echa a volar y chilla de placer porque lo llevan las alas. Creo que a menudo logro liberar algo en las mujeres, y también en los hombres. Pero me guardo de aprovecharme de ello eróticamente; más bien genero esta libertad rechazando tácitamente lo erótico. Cosa que en este caso, al tratarse de una criatura tan frágil y delicada, no me costó. Aunque me resultó conmovedor, indeciblemente conmovedor, verla coger en brazos a la niña pálida y enferma e inclinarse hacia ella.

Hay en estos gestos una maravillosa ternura que suena como música en mis oídos. Es una mujer con mucha sensibilidad. Luego ha irrumpido en la estancia su marido, penosamente afectado por alguna razón, lo que me ha obligado a sobreponerme a toda prisa: ha sido como un jarro de agua fría. Ella parece encontrarse en algún lugar entre el afán juvenil de belleza y la serenidad maternal; en medio se halla el marido: un péndulo que no marca las horas, sólo oscila. Después, por la noche, vagas reflexiones y café: este innecesario colofón del que quiero desacostumbrarme».

225 lenguas europeas

Los objetivos generales del Día Europeo de las Lenguas es la concienciación pública en lo referente a: la riqueza de la diversidad lingüística europea, que ha de ser preservada y reforzada; la necesidad de ampliar la variedad de lenguas que se aprenden (incluyendo las lenguas menos habladas), lo cual se traduce en plurilingüismo; y la creciente necesidad de alcanzar un buen nivel en dos lenguas o más con el objetivo de tomar parte activa en la ciudadanía democrática de Europa.

Los siguientes son algunos datos interesantes sobre las lenguas:

  • Existen entre 6.000 y 7.000 lenguas en el mundo – habladas por siete mil millones de personas distribuidas en 189 estados independientes.

  • Hay 225 lenguas autóctonas en Europa – aproximadamente un 3 % del total mundial.

  • La mayor parte de las lenguas del mundo se hablan en Asia y África.

  • Al menos la mitad de la población mundial es bilingüe o plurilingüe, es decir, hablan dos o más lenguas.

  • Los europeos se encuentran con cada vez más lenguas extranjeras en su vida diaria. Existe la creciente necesidad de generar interés por las lenguas entre los ciudadanos europeos.

  • Muchas lenguas cuentan con más de 50.000 palabras pero normalmente los hablantes conocen y utilizan solo una porción del vocabulario total: en conversación diaria utilizamos siempre las mismas cien palabras.

  • La mayoría de las lenguas en Europa forma parte de tres amplios grupos: las lenguas germánicas, las lenguas romances y las eslavas.

  • La familia de lenguas germánicas está formada por el danés, el noruego, el sueco, el islandés, el alemán, el neerlandés, inglés y yidis, entre otras.

  • Las lenguas romance incluyen al italiano, el francés, el español, portugués y rumano, entre otros.

  • Las lenguas eslavas incluyen el ruso, el ucraniano, el bielorruso, el polaco, el checo, eslovaco, esloveno, serbio, croata, macedonio, búlgaro y otros.

  • La mayor parte de las lenguas europeas hacen uso del alfabeto latino. El alfabeto cirílico se utiliza en muchas lenguas eslavas. El griego, el armenio, el georgiano y el yidis cuentan con un alfabeto propio.

  • La mayoría de los países en Europa albergan varias lenguas regionales o minoritarias – algunas de las cuales han obtenido estatus de lengua oficial.

  • Las lenguas no-europeas más usadas en el territorio europeo son el árabe, el chino y el hindi, cada uno con un sistema de escritura propio.
  • En Rusia (148 millones de habitantes) se habla el mayor número de lenguas: de 130 a 200, dependiendo del criterio.
  • Debido al influjo de inmigrantes y refugiados, Europa es cada vez más multilingüe. Solo en Londres se hablan más de 300 lenguas (árabe, turco, kurdo, bereber, hindi, punjabi, etcétera).

Santiago Vargas

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