Virginia Woolf

Virginia Woolf

Secretos para escribir obras maestras, según los grandes autores (I)

Con los consejos de Flaubert, Woolf o Dickens en libros recientes empieza esta sección sobre tendencias o debates

El deseo de ser un dios literario engendró en Gustave Flaubert desde que aprendió a escribir. A los 10 años soñaba con la gloria. A los 20 sufría porque veía inalcanzable su sueño divino. Soñaba con ser, al menos, un Prometeo que insuflara vida a sus criaturas literarias, pero se topó con que “la impotencia a la hora de reflejar todo aquello es la eterna decepción de los que escriben, la miseria de los idiomas que tienen una sola palabra para cien ideas, la debilidad del hombre que no encuentra lo que busca y, en mi caso particular, mi eterna angustia”.

Tras aquella confesión, en 1843, Flaubert empezó su metamorfosis a dios literario. Inició la escritura de La educación sentimental. Y en 1856 empezó a publicar por entregas Madame Bovary. Agobios, sueños, ambiciones, lecciones y secretos emocionales, existenciales y creativos recogidos en un extraordinario libro titulado Cuadernos. Apuntes y reflexiones (Páginas de Espuma, en traducción de Eduardo Berti). Un asomo a sus sueños, sus pensamientos, sus dudas, sus búsquedas y a sus inseguridades como madrinas de la creación.

Es una exploración en la cual Flaubert no está solo. Todos los grandes autores tratan de saber cómo es y dónde está el aliento divino que puede dar vida a sus historias, a sus personajes… Parte de esa búsqueda y esos secretos que dieron con la clave son revelados en varios libros donde algunos grandes escritores comparten sus fórmulas, trucos, sortilegios y consejos. El resultado es un recorrido por el misterio de la creación que contesta a algunos lectores que se preguntan cómo lo hizo, cómo hacen para seducirme, cómo crean con palabras vidas y universos tan reales como este de la Tierra. He aquí algunas respuestas:

Arte. “El arte del escritor, un arte que no se puede estudiar en ninguna parte aunque sí se puede aprender, consiste en crear una forma (un fantasma capaz de hablar) y un punto de entrada que permita al lector habitar en el fantasma”. J. M. Coetzee en El buen relato. Conversaciones sobre la verdad, la ficción y la terapia psicoanalítica (Literatura Random House, traducción de Javier Calvo).

Belleza. “La belleza, que dices que a veces logro, solo se consigue por el fracaso de obtenerla, a base de moler todas las piedras juntas. Y hay que enfrentarse a lo que debe ser una humillación, o sea, enfrentarse con las cosas que uno no es capaz de hacer”. Virginia Woolf, en Sobre la escritura (Editorial Alba, edición de Federico Sabatini).

Creación. “El escritor que posee el don de la creación posee algo que no siempre controla, algo que a veces actúa y funciona con voluntad propia”. Charlotte Brönte en Los novelistas en la novela, de Miriam Allott (Ediciones Universidad Cantabria, traducción de Ana Rodríguez de la Robla).

Emociones. “Las buenas narraciones se hacen solo con las emociones del escritor. Aunque un libro de suspense esté totalmente calculado, habrá escenas, descripciones — un perro atropellado, la sensación de que alguien te sigue por una calle oscura — que probablemente el escritor habrá experimentado en persona. El libro es siempre mejor si contiene experiencias como estas, de primera mano, realmente sentidas”. Patricia Highsmith en Sus… pense. Cómo se escribe una novela de misterio (Círculo de Tiza, traducción de Jordi Beltrán).

Enemigo. “La peor enemiga del que empieza es la falsa retórica, la torpe hojarasca”. Vicente Aleixandre en De Nobel a novel. Epistolario inédito de Vicente Aleixandre a Miguel Hernández y Josefina Manresa (Espasa, edición de J. Riquelme).

Escribir. “La mente escribe con pluma; el corazón, con lápiz”. Vladimir Nabokov en Cartas a Vera (RBA, edición de Olga Vorónina y Brian Boyd. Traducción de Marta Rebón y Marta Alcaraz).

Exactitud-Consistencia. “Para mí quiere decir tres cosas: 1- Un diseño de la obra bien definido y bien calculado; 2- la evocación de imágenes nítidas, incisivas, memorables; y 3- un lenguaje lo más preciso posible como léxico y como expresión de los matices del pensamiento y de la imaginación”. Italo Calvino en Universos y paradojas, de Carlo Ossola (Siruela).

Honestidad. “En mi trabajo como escritor me limito a fotografiar con palabras lo que veo. Si escribo sobre el sadismo es porque existe, no lo he inventado yo. Y si ocurre algo terrible en mi obra es porque en nuestras vidas pasan esas cosas. Cuando escribo no siempre estoy de acuerdo con lo que ocurre, ni me refocilo en el lodo por el mero placer. Además, es curioso que la gente que despotrica contra mi obra parece no haberse fijado en las partes que conllevan alegría y amor y esperanza, porque esas partes existen. Mis días, mis años, mi vida ha tenido altibajos, zonas claras y zonas oscuras. Si hablara solo de las claras y nunca mencionara las otras, sería un mentiroso como artista”. Charles Bukowski a Hans Van Den Broek en el libro Cartas memorables (Salamandra), una recopilación de Shaun Usher, con traducción de Marta José Díez y Enrique de Hériz.

Inspiración. “Hay que desconfiar de todo aquello que se asemeja a la inspiración y que, a menudo, no es otra cosa que una idea preconcebida y una exaltación ficticia que nos concedemos voluntariamente y que no ha surgido de forma natural. Además, no siempre se vive en la inspiración”. Gustave Flaubert en Cuadernos. Apuntes y reflexiones.

Verdad. “No me parece que baste con decir de una descripción que reproduce la verdad exacta. La verdad exacta debe estar presente, pero el mérito o el arte por parte del narrador radica en la forma de mostrar esa verdad. Siempre me ha parecido que en literatura todavía hay todo un mundo por crear”. Charles Dickens en Los novelistas en la novela.

¡Vida! Eso es lo que buscan crear los grandes autores, atrapar al menos una chispa del fuego que Prometeo robó a los dioses y alentarla hasta convertirla en llama, luego soplarla con suavidad para que nunca se apague y con ella crear nuevos mundos e insuflar vida a sus criaturas. Para cerrar esta guía al corazón de la creación literaria escuchemos un imaginario diálogo entre algunos de estos maestros de la literatura:

“Todo gran escritor es un gran hechicero”, sentenció Nabokov. Ante tal afirmación Charles Baudelaire aclaró que “El talento es una larga paciencia”, mientras que Honoré de Balzac apostilló que “La inspiración es la ocasión del genio”. No se quedó callado Anton Chéjov que atinó a señalar que “La originalidad de un autor depende menos de su estilo que de su manera de pensar”. Silencio… Y sonó la voz de Goethe: “La originalidad no consiste en decir cosas nuevas, sino en decirlas como si nunca hubiesen sido dichas”. Un enigma, este de la creación literaria, que Voltaire cerró sobre sí mismo al asegurar que “Todos los estilos son buenos, excepto el aburrido”.

Hasta aquí la primera parte de esta serie de Secretos para escribir obras maestras, según los grandes autores.

Winston Manrique Sabogal

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