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Detalle de la portada de ‘Hamlet’, de William Shakespeare, en editorial Cátedra. /WMagazín

Los libros que han marcado a Alicia Giménez Bartlett, Luis Alberto de Cuenca, Antonio Lucas y Paloma Sánchez Garnica

'Macbeth', 'Las olas', 'El cuarteto de Alejandría' y 'Rebelión en la granja' son las primeras respuestas de los autores en la serie en vídeo A pie de página, de CaixaForum+. También hablan de sus autores y personajes literarios favoritos

¿Cuál es el libro que le ha marcado a usted? La respuesta de los lectores comunes puede ser, relativamente, fácil, pero la de los escritores no tanto, porque, más allá del placer lector, entran en juego factores como la influencia técnica o estilística que haya podido ejercer esa obra en la escritura de quien responde, y es una manera en la que estos autores abren una ventana para que los lectores interpreten su mundo literario. El reto lo han aceptado varios escritores en la serie en vídeo A pie de página, de CaixaForum+, de Fundación la Caixa. Entre los primeros que han participado en este proyecto y contestan sobre qué libro les ha marcado figuran:

Alicia Giménez Bartlett: El cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell.

Luis Alberto de Cuenca: Macbeth, de William Shakespeare.

Antonio Lucas: Las olas, de Virginia Woolf.

Paloma Sánchez Garnica: Rebelión en la granja, de George Orwell.

Además, estos mismos escritores señalan en el vídeo cuál es son sus autores y personajes literarios favoritos, y la enseñanza que les deja la lectura y la escritura. Estas son sus respuestas:

La novelista Alicia Giménez Bartlett en un fotograma de la serie ‘A pie de página’, de CaixaForum+. /WMagazín

Alicia Giménez Bartlett (Albacete, 1951)

Las historias, los libros, me atraen desde que tengo uso de razón. La anécdota familiar es que le pedí a mi padre, cuando no sabía leer ni escribir, que me escribiera una historia que se me había ocurrido. La gente imagina al escritor, como tocado por las musas en su estudio, pariendo cosas geniales, pero luego viene la soledad y la inseguridad que te crea no saber si lo que estás haciendo vale la pena o no. Hay cosas muy duras en el oficio de escritor. (Puedes ver el vídeo completo AQUÍ).

El libro

El cuarteto de Alejandría, de Durrell, me deslumbró. Me enseñó cómo de una manera sencilla se podía articular una novela compleja. Y cómo una prosa, aparentemente plana, te da un montón de ideas, sentimientos, puntos de vista, filosofías. Me deslumbró.

La literatura no es lineal, se puede abordar desde cualquier punto de vista. Puedes hacer con ella lo que creas, pero debe hacerse bien. A veces, lo excesivamente experimental nos deja fuera. La literatura debe seducir. Hacer pensar, emocionar, lo que sea, pero tiene una parte de seducción importante, también. Van a descubrir una de las primeras novelas modernas después de Joyce.

El autor

Carson McCullers fue un descubrimiento que hice con El corazón es un cazador solitario, que me deslumbró. Ella era una mujer bastante débil, enfermiza y, sin embargo, la seguridad y fuerza con la que escribe y mete los problemas raciales y sociales por medio de narrativas, sin necesidad de teorizar, me gustó muchísimo. Es menos conocida que Faulkner, pero me gusta más. El que fuera mujer, quizás, le hizo tener menos plataforma para darse a conocer.

La enseñanza

¿Qué me ha aportado el oficio de escritor?, muchas cosas materiales y espirituales. Y me doy cuenta de que todo trabajo es duro. De que no eres muy especial por ser escritor. Al final, lo que aprendes es a comprender al que está a tu lado, intentar comprender lo que pasa. Intentar comprender es lo que más me ha enseñado. A pararme y tratar de comprender lo que veo y me rodea.

  • Su novela más reciente es La presidenta (Alfaguara).

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El poeta Luis Alberto de Cuenca en un fotograma de la serie ‘A pie de página’, de CaixaForum+. /WMagazín

Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950)

La lectura te pone en contacto con otras personas, con otros personajes, con otras vidas, y eso te salva, porque, de algún modo, te empiezas a conocer a ti mismo a través de los demás. Soy un bibliófilo impenitente. Los libros son algo esencial en mi vida. Solo imito a mi maestro Borges cuando decía que él se enorgullecía de los libros que había leído, no de los que había escrito. Me pasa exactamente igual. (Puedes  ver el vídeo completo AQUÍ).

El personaje

Me encantan los personajes que tienen antifaz. Y uno de ellos, particularmente, es uno de los grandes protagonistas del cine americano de los años treinta , cuarenta, cincuenta y siguientes. Es míster Walked. El caminante. Tiene una novia maravillosa que se llama Diana Palmer. Me gusta porque sus aventuras son fascinantes, ambientadas en una especie de selva misteriosa, en la que él, de algún modo, es el rey de la selva. El gran creador de este cómic fue Ray Moore, luego hay más dibujantes. Pero me gusta la estética Moore, porque cuando leo un cómic de El hombre enmascarado, que es como se llamó en España, o The Phantom, como se llamó en Estados Unidos, es como si estuviera viendo una película de Fritz Lang, uno de mis directores favoritos. Además, tiene una visión moderna de la mujer, porque Diana Palmer es una señora del siglo XXI.

El Libro

El libro que más me marcó en mi vida es las Obras completas de William Shakespeare que me regalaron mi padres cuando acabó la reválida de cuarto en el año 63, tenía 12 años. Shakespeare agota el hecho humano. No hay psicólogo o libro que desentrañe el alma humana tan profunda como el teatro de Shakespeare.

De ellos, Macbeth, porque es el drama del poder, un tema que me interesa y porque lo hicimos en el colegio y se me quedó grabado. Fui Malcolm, el hijo del rey Duncan, y Fernando Savater fue Duncan. Tenía 15 años y usamos una versión del propio Fernando. Y como tenía una deuda con ella la he traducido del inglés directamente, en edición bilingüe, en la editorial Reino de Cordelia. Leer a Shakespeare es un síndrome de estar vivo.

El autor

Federico García Lorca es un personaje que siempre habla de sí mismo y de su problema personal. No habla de otra cosa a lo largo de toda su obra de teatro, ensayo y poesía, sobre todo. Y, a la vez, hablando de sí mismo, es el más universal de nuestros escritores. Es un personaje fascinante, una fuerza de la naturaleza, cuya vida fue truncada por su asesinato a los 38 años.

Lo que más me interesa es su obra última, la que no se recopiló en vida suya. Me fascinan el Diván de Tamarit y los Sonetos del amor oscuro. Creo que hay un antes y un después en la historia del soneto en España a partir de esos once sonetos, que no se publicaron hasta 1983, en una edición pirata que apadrinamos un amigo y yo, por cierto, jugándonos un poco el pellejo.

La enseñanza

Está tan sumergida en mí mismo, en mi tejido, que no puedo decir que me haya aportado algo, sino que me ha posibilitado que respire, que salga a la calle y pueda caminar. Cualquier acto me lo han dado la lectura y la escritura. Es como la sangre que circula por mis venas.

  • Su poemario más reciente es El secreto del mago (Visor).

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El periodista y escritor Antonio Lucas en un fotograma de la serie ‘A pie de página’, de CaixaForum+. /WMagazín

Antonio Lucas (Madrid, 1975)

La literatura es la gran compañía del viaje. El viaje es vivir y la gran compañía es tener los libros a mano. Te haces muchas preguntas, te enteras de ti mismo. La literatura es un gran espejo que se proyecta hacia dentro y hacia los demás. Yo no empecé a leer pronto. Empecé a leer tarde, a los 14 o 15 años. Pero cuando encontré ya ese calambre en los libros, la vida me fue modulando. (Puedes ver el vídeo completo AQUÍ)

El libro

Las olas, de Virginia Woolf, es uno de esos libros que cuando lo encuentras joven, yo lo leí con 20 o 21 años, te das cuenta de cómo se esponjan las palabras, de la capacidad que tiene la frase para hacer mundos enteros. Encontré en Virginia Woolf la posibilidad de concretar o de anudar la poesía con la prosa, una prosa que era una ondulación poética y se convertía en una especie de pabellón infinito de posibilidades. Lo leía y cada página era un asombro. Y lo vuelvo a leer ahora y sigue el asombro de ver cómo Virginia Woolf cifró un mundo tremendamente extraño y lo desató a la vez.

El autor

El autor que más me fascina es Arthur Rimbaud. Un chavalín que partió en dos las aguas de la poesía europea entre los 15 y los 21 años. Hace una obra extraordinaria de la que solo publica un libro, Una temporada en el infierno. De ese libro solo recoge diez ejemplares, los demás los deja en un almacén. A partir de ahí, su vida cambia, rompe con todo. Después de una peripecia por Holanda decide marchar a África, a Etiopía y Abisinia. Allí se convirtió en un personaje lleno de sombras, dudoso, que mercadeaba con café, con esclavos. Era un tipo con algún aspecto siniestro. Pero hay pocos seres humanos en la literatura que puedan tener la capacidad de imantación de una vida que arde en todas direcciones, como la de Arthur Rimbaud.

El personaje

El coronel Kurtz, de El corazón de las tinieblas, de Conrad. Pocos personajes han concentrado tan bien el horror. Es uno de los tipos más arrasados de la literatura. Es uno de esos seres que en los libros te hacen comprender cómo uno puede quedar preso de sus demonios. Cómo se convierte en el dios absoluto de sus obsesiones. Y cómo eso se convierte en la debacle, el hundimiento como ser humano. Además, en esa atmósfera del Congo, es un personaje que llega a ser totémico, y que se convierte en el gran nihilismo y la desesperación. Es un personaje con el que no me iría de copas, pero sí me sentaría para tratar de comprender en qué túneles llega el hombre a darse fuego a sí mismo.

La enseñanza

Es el viaje que hice con los marineros gallegos y africanos al Gran Sol, el caladero más peligroso del mundo, entre los paralelos 48 y 60 del Atlántico Norte. Fue una lección de lealtad, nobleza. Es la experiencia más poderosa que he tenido. De ahí salió una serie de reportajes y una novela, Buena mar.  Una manera de darles las gracias por esa complicidad y bondad sin orillas.

  • Su novela más reciente es Buena mar (Alfaguara).

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La narradora Paloma Sánchez Garnica en un fotograma de la serie ‘A pie de página’, de CaixaForum+. /WMagazín

Paloma Sánchez Garnica (Madrid, 1962)

Desde el momento en que me casé yo tenía una inquietud que no supe identificar hasta después de mucho tiempo. Cenando con unos amigos que ya habíamos cumplido los 40 años,  que ya teníamos un pasado, alguien dijo: Hay que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Y a la vuelta esa noche a casa le dije a mi marido: Voy a escribir una novela. Y me puse a escribir una novela sin ninguna responsabilidad, simplemente porque tuve el pálpito. La iba leyendo a mi marido y me decía: «Sigue, sigue». Esa novela cayó en manos de Plaza y Janés y la editaron en 2006 y, de repente, encontré mi lugar en el mundo. (Puedes ver el vídeo completo AQUÍ).

El personaje

Ana Ozores, en La Regenta, me fascina. He releído varias veces la novela. Me fascina ese personaje tan contradictorio. Es víctima no solo de sí misma, y de su época, sino también víctima de esos dos hombres. Me parece fascinante esa evolución en una época tan complicada para las mujeres y con ese final tan drástico, tan crudo, humillada, machacada por esa sociedad pacata y con ese beso de sapo.

El autor

Stefan Zweig por su capacidad de hacerme pensar. Ha habido a lo largo de mi vida determinados autores que me han descubierto libreros y este me lo descubrió un librero. Me dijo: Léete El mundo de ayer. Y a partir de ahí tiré de toda su obra. Es uno de esos autores que parece que me habla.

El libro

Rebelión en la granja, de George Orwell. Lo leí hace mucho tiempo, lo releí hace poco. Y lo volví a releer cuando escribí Últimos días en Berlín. Es una forma de entender los totalitarismos, sobre todo el sistema estalinista. Esa búsqueda de igualdad que se convierte en una dictadura donde uno es el que manda y vive bien, el que tiene privilegios y organiza todo, y los demás trabajan para él, no para el sistema. Se revierte el sistema. Esta sensación de pensamiento único, de que el líder es el que tiene razón y de que no puedes pensar nada en contra del líder. Es una forma de alertar de los totalitarismos.

La enseñanza

Lo que me ha trasmitido la literatura es vivir de una forma más viva, una manera más libre. Escribir y leer y leer y escribir es una forma de estar en el mundo y ampliarlo. Ser consciente de dónde soy y de dónde vengo. Tener más capacidad y fortaleza para donde dirigirme me lo dan los libros a través de la escritura y la lectura.

  • Su novela más reciente es Últimos días en Berlín (Planeta).

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