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Retrato del poeta Lord Byron (1788-1824) , de Thomas Phillips (1813). /Wikipedia

Lord Byron: el poeta que convirtió su vida personal, sentimental y creativa en una leyenda adelantada a su tiempo

Recodamos al gran poeta británico del Romanticismo en el bicentenario de su muerte. Nos acercamos al autor de clásicos como 'Las peregrinaciones de Childe Harold', 'Melodías hebreas' y 'Don Juan' analizando su figura a través de varios libros sobre él y su propia obra

Quizá nadie haya personificado la figura del poeta romántico como George Gordon Byron, sexto barón de Byron, cuya singular y repentina celebridad surcó el firmamento cultural europeo como un cometa. Nacido en el 22 de enero de 1788, en Londres, y fallecido el 19 de abril de 1824, en Missolonghi, actual Etolia-Acarnania en Grecia, es el poeta del Romanticismo. Los primeros cantos de Las peregrinaciones de Childe Harold, sobre sus viajes por Europa, publicados en 1912, le dieron gran prestigio. Otras de las obras de referencia de Byron son Melodías hebreas y Don Juan.

Johann Wolfgang von Goethe dijo: “Lord Byron debe ser considerado un hombre, un inglés y un gran genio. Su talento es inconmensurable. Nadie puede ser representante de la era poética moderna excepto él, que sin duda debe ser considerado el mayor genio de nuestro siglo. No es ni antiguo ni romántico, sino como la actualidad misma”.

Más allá de su creación poética, o mejor, debido a su espíritu poético, una idea suya se asomó y engendró parte del futuro. En el verano de 1816, el famoso verano que nunca existió, pues la erupción de un volcán en Asia afectó la climatología del Norte y el sol no alumbró como se esperaba, Byron reunió en Villa Diodati, cerca del lago de Ginebra (Suiza), a Percey Shelley, Mary Shelley y a su médico John William Polidori. Les propuso que cada uno escribiera un relato de terror en aquel junio entre tinieblas. De allí surgieron dos de los mitos literarios modernos más trascendentales: Frankenstein, de Mary Shelley, y El vampiro, de Polidori.

WMagazín conmemora, en 2024, el bicentenario de su muerte con extractos de dos estudiosos de su obra y algunos de sus poemas:

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Byron. Vida y leyenda

Fiona MacCarthy. Traductor: Pablo José Hermida Lazcano (Debate)

Esta es una de las biografías más destacadas sobre Lord Byron donde la experta trenza tres aspectos clave del poeta: su vida personal, familiar, sentimental y sexual, su faceta como creador y el aspecto de celebridad, personaje famoso.

“Fiona MacCarthy supera todos los escollos posibles tras haberse sumergido en todo tipo de archivos, como los de su editor, John Murray, la mayor fuente de correspondencia, objetos y manuscritos, algunos inéditos, del autor. Su profunda labor de investigación hace de esta la más ambiciosa, completa y precisa biografía del bardo inglés. Además, la autora británica reinterpreta de manera rupturista la personalidad de una de las figuras más carismáticas del romanticismo europeo (él mismo se calificó como el ‘Napoleón de la rima’), y aporta una mirada fresca a su infancia, sus primeros viajes, su tragicómico matrimonio, la relación incestuosa con su hermana y la importancia en su vida y obra de las estrechas relaciones que mantuvo con chicos adolescentes.

Fragmento:

“La transformación de Byron en la primera celebridad cultural europea de la era moderna se ha descrito a veces en términos de sorprendente éxito de la noche a la mañana a raíz de la publicación de los dos primeros cantos de La peregrinación de Childe Harold en marzo de 1812. La crónica del propio Byron abona esta idea: ‘Me desperté una mañana y descubrí que era famoso’. No obstante, huelga decir que el asunto es más complejo y, durante mis cinco años de investigación para esta biografía de Byron —que me han llevado a Venecia, Roma, Rávena, Pisa, Génova, Atenas y Mesolongi, así como a la ciudad de su infancia, Aberdeen—, me ha resultado interesante ir descubriendo las principales motivaciones que lo empujaban. Como le pareció a lady Blessington cuando lo conoció en 1823, ‘Byron tenía una sed tan insaciable de celebridad que no dejó de probar ningún medio para alcanzarla: ello lo llevaba con frecuencia a expresar opiniones totalmente discrepantes con sus acciones y sus auténticos sentimientos […] no había ninguna clase de celebridad que no condescendiera a buscar en un momento u otro, y no se andaba con remilgos en lo tocante a los medios, siempre y cuando estos lo condujeran a ese fin’.

Este libro versa sobre la naturaleza de su fama: la ambición que Byron sentía como ‘la más poderosa de todas las emociones’; el grado en el que creaba y luego manipulaba su imagen visual, intentando controlar la reproducción de sus retratos; el complejo y fascinante entrelazamiento de su fama personal y su reputación literaria; su amargura cuando la notoriedad se tornó mala reputación, y las consecuencias que tuvo para las futuras generaciones de su familia y su entorno. La influencia de Byron perduró, y en muchos sentidos se fortaleció, tras su muerte temprana a los treinta y seis años, y necesariamente mi libro no relata tan solo una vida, sino también la historia de su reputación póstuma”.

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Byron in love

Edna O’Brien. Traductor: Amado Diéguez (Cabaret Voltaire)

La vida de Byron es la prueba de que la realidad puede ser mejor que una novela. Un niño apocado que se hizo el más carismático y seductor y revolucionario en lo sexual y en lo político, incluso adelantado para su tiempo. La escritora irlandesa Edna O’Brien narra una vida jalonada por todo tipo de excesos y peripecias, prestando especial atención a las relaciones sentimentales que marcaron al poeta.

Fragmento

“Lord George Gordon Byron medía un metro setenta y cinco, tenía una malformación en el pie derecho, el pelo castaño, una palidez asombrosa, sienes de alabastro, dientes como perlas, ojos grises ribeteados por pestañas oscuras y un encanto al que ni mujeres ni hombres podían resistirse. En él, todo era paradójico: era introvertido y extrovertido, guapo y deforme, serio y gracioso, derrochador y mezquino, y poseía una inteligencia deslumbrante enjaulada en la magia y la malicia de un niño. Lo que escribió del poeta Robert Burns bien podría haber sido su epitafio: «Ternura, tosquedad, delicadeza, grosería, sentimiento, sensualidad, impureza y divinidad mezclados en un único ejemplar de inspirado barro».

Y era, además, un poeta gigantesco, aunque, como él mismo nos recuerda, la poesía es un talento de otra índole que no guarda más relación con el individuo que la que guarda la pitonisa con su oficio cuando se baja del trípode. Lejos de su púlpito, Byron se convierte en Byron el Hombre. Por lo demás, como él mismo admitió, Byron el Hombre no podía existir sin el objeto de su amor. Sus pasiones se desarrollaron muy temprano y generaron excitación, melancolía y anticipación ante la pérdida inevitable del ‘paraíso terrenal’. Amó a mujeres y a hombres, necesitó al ‘otro’, fuera quien fuera. Veía un rostro hermoso y se aprestaba a ‘erigir y arrasar otra Troya’.

Lo ‘byroniano’ ha sido siempre sinónimo de exceso, de gestos diabólicos, de rebeldía ante rey o villano. Más que cualquier otro, Byron se ha convertido en la personificación del poeta rebelde, imaginativo, sin ley, por encima de cualquier raza, credo o frontera, y con defectos manifiestos pero redimidos por un magnetismo y, en última instancia, por un heroísmo que, al culminar en tragedia, lo elevaron a él y a lo que representaba de lo particular a lo universal, de lo individual a lo arquetípico.

(…)

En él, todo era paradójico: era introvertido y extrovertido, guapo y deforme, serio y gracioso, derrochador y mezquino, y poseía una inteligencia deslumbrante enjaulada en la magia y la malicia de un niño. […] Sus pasiones se desarrollaron muy temprano y generaron excitación, melancolía y anticipación ante la pérdida inevitable del ‘paraíso terrenal’. Amó a mujeres y a hombres, necesitó al ‘otro’, fuera quien fuera. Veía un rostro hermoso y se aprestaba a ‘erigir y arrasar otra Troya”.

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Diarios

Lord Byron. Traducción y edición de Lorenzo Luengo (Galaxia Gutenberg)

Byron fue un poeta nómada que procedía de un linaje aristocrático. Su tumultuosa vida en Londres y en Venecia, sus simpatías revolucionarias y su temprana muerte en Grecia sellaron la identificación del autor con unos personajes –Childe Harold, El corsario, Manfred– que parecían encarnar ese oscuro impulso de libertad y rebeldía nihilista del espíritu moderno.

La realidad, sin embargo, es más compleja y a la vez más fascinante, como demuestran su ingente correspondencia y estos Diarios. “En ellos comparece un Byron más íntimo y cercano, que se vuelca por igual en el apunte costumbrista, las notas de viaje, el retrato del natural, la reflexión de índole moral o la introspección biográfica, capaz en ocasiones de un enorme candor. Por la vivacidad de su estilo, su penetración psicológica y su cautivadora franqueza, estas páginas son lo más parecido que tenemos a un autorretrato del poeta. En la lucidez irónica, en el infalible sentido de la comedia mundana, en la capacidad de sátira y a la vez de humana simpatía encontró Byron la inmortalidad”, señala la editorial.

El siguiente poema escrito en el mismo año en que murió, 1824, prueba su genio:

En este día cumplo treinta y seis años

Es hora de que este corazón se aquiete,
pues ya ha dejado de agitar a otros:
y aunque no pueda ser amado,
dejadme amar…

Mis días enhebran sus hojas marchitas,
las flores y frutos del amor se han ido;
el gusano, el chancro y el dolor
son míos.

El fuego que hace presa en mi pecho
como ínsula volcánica está solo;
ninguna antorcha prende a su llama
de pira funeraria.

La esperanza, el miedo, el afecto celoso,
el cariz exaltado del dolor y la fuerza
del amor no puedo compartirlos,
pero desgastan la cadena.

Mas no será así, y tampoco es aquí
donde tales ideas agitarán mi alma, ni el día presente
aquel en que la gloria adornará el féretro del héroe
o ceñirá su frente.

La espada, el estandarte, la batalla,
¡la gloria y Grecia veo alrededor!
El espartano que cayó sobre su escudo
jamás fue tan libre.

¡Despierta (no Grecia: ella está despierta),
despierta, alma mía! Piensa a través de quién
tu savia ha de intuir el lago de su origen,
y luego vuelve a casa.

Persigue esta pasión vivificante,
indigna humanidad: así debiera
sonreírte o mirarte indiferente
la Belleza.

Si reniegas de la juventud, ¿para qué vives?
La tierra de la muerte honorable
está aquí. Salta al campo de batalla
y rinde tu aliento.

Busca -a menudo menos buscada que hallada-
la tumba del soldado, la mejor para ti;
luego mira alrededor y elige el sitio,
y toma tu descanso.

***

Melodías hebreas

Lord Byron. Traducción, prólogo y notas de Carlos Izquierdo (Pre-Textos)Este es el único de los poemarios líricos de Lord Byron con una unidad conceptual, como se entiende hoy (y no, como entonces, como simple recopilación), y contiene varios de sus poemas más celebrados:  Camina en la belleza, La destrucción de Senaquerib, Te vi llorar, Luminoso sea el lugar de tu alma, Arrebatada en la flor de la belleza, Sol de los insomnes o No pronuncio, no escribo, no aliento tu nombre. Son piezas que forman parte del canon de la literatura lírica anglosajona y, por la gran
influencia de esta, de la universal. Constituye, además, la última de sus obras antes de exiliarse de su patria para siempre. He aquí uno de sus poemas, Sol de los insomnes:

Sol de los insomnes, melancólica estrella
cuyo rayo de lágrimas brilla
trémulamente en la distancia
mostrando la oscuridad que no puedes disipar,
eres de igual manera un recuerdo en la alegría.
Así el pasado brilla, luz de otros días
que ilumina, pero no calienta, con sus débiles rayos.
La tristeza vela para contemplar un rayo nocturno,
distinto pero distante, claro, pero –ah, tan frío.

***

Don Juan

Lord Byron. Edición a cargo de Andreu Jaume (Penguin Clásicos)

Este poema narrativo, y obra maestra de Byron y capital del Romanticismo, relata las peripecias de Don Juan con humor, sátira y sensualidad. Empieza por sus amores ilícitos a los dieciséis años en su España natal y su exilio a Italia; tras un dramático naufragio, el héroe recala en Grecia, donde lo venden como esclavo, y más tarde en Rusia, donde se convierte en el favorito de la emperatriz Catalina, para luego seguir viaje… La presente edición incluye una introducción sobre el contexto histórico y literario de la obra, una cronología de la vida del autor y una versión en verso que captura el encanto del original.

Don Juan. Ediciones Cátedra: “Sus múltiples relaciones amorosas, sus viajes, su apoyo a las causas revolucionarias, su carácter orgulloso y desafiante, acompañado al mismo tiempo de un sentimiento de destino trágico, forman indudablemente la base de su leyenda romántica. Don Juan no fue sólo una apuesta importante para la gloria literaria, sino que representaba el esfuerzo de Byron para reformar el gusto literario de la época a favor de Pope. Es también un intento de dar un golpe contra la hipocresía y el hastío de la sociedad del momento y abanderar la gloriosa causa de la libertad política y de pensamiento. Byron preveía y, en cierto modo, deseaba la controversia y la oposición que encontró”.

Fragmento:

“Cuando, al fin, llegaron los criados y la luz, todos quedaron sorprendidos del espectáculo que se presentó ante sus ojos: Antonia sufría un ataque de nervios, doña Julia aparecía desmayada sobre la alfombra, don Alfonso se encontraba derribado en el suelo, cerca de la puerta, casi sin respiración, y los jirones de los vestidos de don Juan, a los que el viejo se había agarrado desesperadamente, se mostraban esparcidos por el suelo.

Don Juan pudo escapar por el jardín, pero, ¿tengo necesidad de decir cómo llegó a salvarse en una desnudez casi completa, a favor de las sombras de la noche, que protegen muy a menudo a los malvados? ¿Cómo entró en su casa con tan extraña vestidura? El escándalo que circuló al día siguiente, los chismes que siguieron al acontecimiento, la petición de divorcio que don Alfonso hubo de formular, todo ello, con perfecto detalle, se publicó en las gacetas inglesas, sin omitir cosa alguna. Y así, si tenéis curiosidad de conocer este asunto y las declaraciones de todos los testigos con sus nombres, las defensas de los abogados, las consultas de los jurisconsultos, en favor o en contra de cualquiera de los personajes, podéis satisfacerla porque existen numerosas ediciones impresas todas ellas con pormenores muy variados y picantes. Os recomiendo particularmente la edición de Gusney que hizo expresamente un viaje a España para recoger todos los documentos de este pleito. (…)

En cuanto a doña Julia, tan linda dama fue encerrada en un convento sombrío. Entró en él, como es natural, con mucha pena, y la carta siguiente servirá para que el lector conozca mejor, que a través de mis palabras, sus sentimientos más secretos. La dirigió a don Juan:

‘Me han dicho que partís, y no puedo negar que haciéndolo así obráis prudentemente. Ello no deja de ser penoso para mí, sin embargo. En adelante, no ostento ningún derecho sobre vuestro corazón, y el mío es solamente la víctima. He amado demasiado. He aquí el único artificio de que he hecho uso. Os escribo a toda prisa. Si alguna mancha ensucia este papel, no es, don Juan; lo que parece. Mis ojos están llenos de fuego y no brota de ellos lágrima alguna’

‘Yo amaba. Amo todavía; he sacrificado a este amor mi rango, mi dicha, el favor del cielo, el aprecio del mundo, mi mismo aprecio… Sin embargo, no siento la pérdida de todo ello, ya que es tan dulce para mí la memoria del sueño de mi corazón… Si os hablo aquí de mis faltas, don Juan, no es, de ningún modo, para alabarme de ellas, puesto que nadie puede juzgarme tan severamente como yo misma lo hago. Os escribo tan sólo porque el reposo huye de mí. Pero no tengo nada que reprenderos, ni nada que pediros.

El amor es un episodio en la vida del hombre, y, sin embargo, es toda la existencia de la mujer”.

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