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Ilustración de Ilu Ros en su libro ‘Cosas nuestras’, de Lumen.

Escritoras que aspiran a seguir la tradición de Lumen creada por Woolf, Ginzburg, Lessing, Pizarnik, Ferrante…

En el Día de las escritoras, 19 de octubre, WMagazín recuerda la labor de una de las editoriales pioneras en publicar y promover libros creados por mujeres en todos los géneros, del ensayo y las memorias a la novela gráfica

Antes, mucho antes de que el tema de las mujeres y el de las mujeres escritoras estuvieran en la agenda oficial feminista, cultural, social, política y editorial, el sello Lumen (hoy del Grupo Penguin Random House) empezó a crear el espacio editorial donde muchas de ellas han sido acogidas de manera especial y única. Un catálogo de nombres de mujeres en todos estilos, temas, nacionaliades y géneros literarios. Sesenta años después de iniciado este proyecto, en 1960, en Lumen dialogan Hannah Arendt y Elena Ferrante, Virginia Woolf y Jhumpa Lahiri, Djuna Barnes y Jeanette Winterson, Alejandra Pizarnik y Anne Carson, Natalia Ginzburg y Alice Munro, Flannery O’Connor y Anne Tyler, Iris Murdoch y Mary McCarthy, Toni Morrison y Edna O’Brian, Doris Lessing y Esther Tusquets…

Escritoras indiscutibles de la literatura que comparte un catálogo con otras menos conocidas. Pero, ¿y quiénes son las escritoras que empiezan a forjar la continuidad de esta herencia literaria de Lumen? ¿Cómo se llaman las penúltimas apuestas que están renovando, actualizando e innovando temas, estilos, géneros, discursos? En la celebración de los sesenta años de Lumen, WMagazín ha seleccionado diez nombres de autoras importantes de esta editorial que aún no son tan conocidas por el gran público, pero que seguro en unos años serán nombres de referencia de la literatura general.

«Lumen es un sello único en el panorama editorial español por varios motivos», explica María Fasce, su editora y heredera del legado creado y sostenido por Esther Tusquets durante cuarenta años, continuado por su hija Milena Busquets y seguido por Silvia Querini. La editora menciona esos motivos: «Es un sello pionero en publicar mujeres talentosas y destacar la importancia de la literatura escrita por mujeres desde lso años sesenta cuando eso sí era vanguardista, en editar novela gráfica cuando no se hablaba de ella, en apostar por títulos que conciliaban literatura de calidad y best seller. Es una editorial con una concepción muy amplia y ecléptica donde conviven clásicos, poesía, ensayo, memorias, novela, cuento, literatura latinoamericana, literatura española, literatura internacional contemporánea, y apuestas de nombres».

María Fasce se muestra feliz de sentirse identificada con la forma de ver la literatura de Esther Tusquets y quienes la siguieron en Lumen: «Mi trabajo es seguir ofreciendo esas corrientes literarias tan diversas. Todas esas líneas distintas conviven en total armonía en Lumen. Es un desafío y una fortuna».

La editora habla de las escritoras contemporáneas, con su último libro, seleccionadas por WMagazín que deberían tener más lectores y que prometen asegurar la continuación de una gran tradición de libros escritos por mujeres:

Pauline Delabroy-Allard (Francia)

El debut narrativo de Delabroy-Allard empezó cuando cumplió 30 años, ese día envió el manuscrito a la editorial francesa Minuit, donde publicaron nombres como Marguerite Duras. Para María Fasce, «la literatura de ella se parece mucho a la de Duras. Lo que Pauline hace en Voy a hablar de Sarah es contar en todo su romanticismo devastador una historia de lesbianismo de una mujer que era heterosexual que termina enamorada de otra mujer mayor. Es una novela en la mejor tradición literaria francesa con todo el esplendor romántico de una chica joven con un hijo, es muy autobiográfica. En una fiesta la protagonista conoce a una mujer madura que es músico, muy extrovertida. Al principio le disgusta, pero poco a poco se enamora. Es una novela fascinante con un tono dramático al mejor estilo de las novelas decimonónicas».

Jill Alexander Essbaum (Estados Unidos)

«Más de un siglo después de la publicación de Madame Bovary y Ana Karenina, Essbaum demuestra en su primera novela que aún queda mucho terreno que cubrir sobre el tópico de la buena esposa», escribió Publishers Weekly sobre La buena esposa. Y tiene razón, pues esta novela indaga en la soledad de una mujer aburrida en Zúrich, como podría ser en cualquier otro lugar. Mujer y esposa ejemplar que busca consuelo en brazos de hombres en hoteles, luego vuelve a la vida ejemplar.

Deborah Feldman (Estados Unidos)

En la línea de momorias y contar su vida está la neoyorquina Deborah Feldman. Es miembro de los satmar, una comunidad de judíos ultraortodoxos de Williamsburg (Brooklyn, Nueva York) con normas muy estrictas que incluyen desde el vestuario hasta las lecturas y las personas con las que puede relacionarse. Feldman plasmó su experiencia en Unorthodox. Una vivencia que se hizo popular al ser adaptada como serie televisiva. El mundo que cuenta Feldman, dice María Fasce, «va más allá de lo que cuenta la serie que la hizo popular. Sus memorias son más complejas y profundas. Muestra la necesidad de buscar la libertad a través de los libros y de la procreación dentro de un entorno totalmente hostil y represor».

Camilla Grudova (Canadá)

El primer libro de relatos de Grudova, El abecedario de las muñecas, la ha revelado como una de las autoras con más futuro. «Es una escritora extraordinaria», señala María Fasce. En este libro de cuentos, añade la editora, «el motivo es la costura a través de la cual crea distintas historias de personajes. En todas aparece, de alguna manera, un discurso feminista. Hay un relato magistral, Descocida, de apenas dos páginas, en el que una mujer se descoce a sí misma y va  a ver a sus vecinas y empiezan una revolución. Los hombres lo intentan pero se desangran. Grudova es una autora que tiene algo de Lydia Davis y Margaret Atwood».

Sheila Heti (Canadá)

Nacida en Toronto en 1976 y con varios libros de narrativa y ensayo es con Maternidad que Heti logra un gran salto. En este libro, cuenta María Fasce, la escritora «parte de una idea esencial: si una obra de arte, en el caso de la protagonista si lo literario puede reemplazar a un hijo. Lo que hace Heti es mezclar ensayo y autoficción; reflexiona sobre lo que significa la maternidad y cómo para las mujeres nuestra posición determina la maternidad marcada por la historia de nuestras madres. En su caso viene desde su abuela que estuvo en el Holocausto».

Sara Jaramillo Klinkert (Colombia)

La narradora colombiana debuta con Cómo maté a mi padre para trazar un retrato de la violencia en Colombia en las últimas décadas y como esta ha impactado de manera directa en las familias y las personas. María Fasce destaca el enfoque, que Jaramillo se muestra «harta de las series de televisión sobre narcotraficantes donde hay, incluso, cierta glamurización de la violencia. El objetivo de la escritora es contar el impacto de la violencia en las familias, porque, dice ella, en Colombia no había una familia que no tuviera a un ser cercano víctima de todo aquello. Sara relata cómo un sicario mató a su padre cuando ella tenía 12 años, y cómo esa muerte y en esas circunstancias impacta dentro de ella y su entorno. El libro tiene esa fuerza que procede de lo vivido».

  • Cómo maté a mi padre. Sara Jaramillo Klinkert (Lumen).

Ilu Ros (España)

En la línea de novela gráfica más contemporánea y con proyección, uno de los géneros en el que Lumen ha sido pionero en el mercado español, María Fasce destaca a Ilu Ros, una ilustradora y licenciada en Bellas Artes y Comunicación Audiovisual por su libro Cosas nuestras. «Es un gran hallazgo, un gran talento. En Cosas nuestras, Ros recorre el mundo de la copla española y de los iconos de nuestras abuelas. Una nieta habla con su abuela sobre Rosalía y la abuela le habla de Concha Piquer y los personajes de la música española de su época. El texto es entrañable y con un estilo muy definido. Reivindica el diálogo entre generaciones».

Aki Shimazaki (Japón)

Nacida en Japón en 1954, Shimazaki vive en Montreal desde 1991. Con El quinteto de Nagasaki obtuvo el Premio Ringuet de la Academia de las Letras de Quebec, el Premio Literario Canadá-Japón y el Premio Gouverneur-Général en 2005. María Fasce empieza el retrato de esta escritora recordando que vive en Canadá pero sus obras están ambientadas en Japón, «donde la historia con mayúscula se mezcla con la historia de los personajes. En sus obras vemos muy bien lo que significó en una familia el impacto de la bomba atómica en la Segunda Guerra Mundial. Pero ese impacto en las vidas de sus personajes. Es una novela armada como un thriller. Tiene las grandes líneas de la literatura japonesa como la atención a los detalles, el mundo interior, los diálogos; precisamente la novela se abre con la conversación entre un nieto y su abuela hablando de la Guerra».

Vanessa Springorá (Francia)

La editora, escritora y cineasta parisina creó una gran memoria y novela con El consentimiento, que es mucho más que el episodio crucial de su vida en el que a los 13 años es seducidad por el escritor Gabriel Matzneff, 36 años mayor que ella, y de quien se enamora y a quien se entrega «en cuerpo y alma». Más allá del motivo y argumento, María Fasce destaca el valor literario de la obra: «La maravilla de este libro es el desafío enorme que ha significado para la autora vencer o tener como objetivo vencer a su predador en su mismo terreno: la literatura. Escribir un gran libro que supere a su predador. El consentimiento se emparenta con las novelas de Emmanuel Carrère o Delphine De Vigan. Allí aparece con altura lo que fue esta especie de Caso Dreifus literario. El libro está contado como una historia de amor y de dominio devastador, pero el valor más grande de la literatura es su ambigüedad, como decía García Márquez. No es un panfleto o víctima que cuenta su tragedia, Springorá muestra todas las aristas de una realidad».

Alia Trabucco (Chile)

La escritora chilena fue finalista en 2019 al Booker Internacional con La resta (Demipage). María Fasce destaca el enfoque y la mirada sobre la mujer de su reciente libro Las homicidas: «Es muy especial. Tiene elementos del periodismo narrativo, de la no ficción. Toma varios casos de mujeres asesinas de comienzos del siglo XX en Santiago de Chile y crea una perspectiva feminista muy original. Alia estudió abogacía y además de contar los sucesos plantea la dificultad de la sociedad de encajar que el asesinato también puede ser perpetrado por mujeres. Inserta estos casos en la sociedad que entonces, además, demonizaba el hecho, por ejemplo, de que las mujeres trabajaran o desempeñaran oficios tradicionalmente masculinos».

Diana M. Horta

Un comentario

  1. Me ha interesado mucho las referencias a estas escritoras.
    He leido alguna novela de alguna de ellas y me gustan. Estoy leyendo «Limpia» es interesante, muy dura.

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