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William Klein, el hombre que desmitificó Nueva York

Una retrospectiva del artista y cineasta neoyorquino destaca su libro sobre su ciudad en los años cincuenta. Una obra transgresora que significó un avance monumental en el desarrollo de la fotografía y dentro de la cultura pop. Se puede visitar en Espacio Fundación Telefónica de Madrid (c/ Fuencarral 3) hasta el 22 de septiembre

La Nueva York desmitificada y más realista se debe en parte a la mirada transgresora de William Klein. El artista, cineasta y fotógrafo estadounidense fue una de las personas que en los años cincuenta convirtió al mundo en testigo de las calles, la gente, los rostros, los bares y la vida real y multicultural de Nueva York a través de su lente fotográfico.

William Klein, hijo de unos padres judíos a quienes el crash del 29 arrebató parte del buen porvenir, sabía de lo que hablaba como neoyorquino que es. Allí nació en 1928. Allí creció, estudió y capturó el alma volátil y soñadora de la ciudad, antes de irse a vivir a Francia.

Es en París donde decide retratar su ciudad en un proyecto que convertido en libro cambiaría su vida, el imaginario sobre Nueva York y el curso de la fotografía. En 1956 publicó Life is Good & Good for You in New York: Trance Witness Revels. Una obra revolucionaria que expresa el nacimiento del lenguaje y los pilares del universo Klein que tanto han influido.

Una manera de asomarse a ese mundo y su construcción se aprecia en un gran apartado de la retrospectiva William Klein. Manifiesto, en Espacio Fundación Telefónica de Madrid (Calle Fuencarral, 3 – del 8 de junio al 22 de septiembre). Son 245 obras, entre cuadros, documentales y fotografías, donde ocupa un lugar especial aquel libro capital, cuya muestra forma parte de PHotoEspaña 2019.

Es la primera vez que sale del estudio del artista el material original del libro con su maquetación, bocetos y algunos diseños. Klein es el responsable de todo: desde la idea y fotos hasta su diagramación y tipografías. Estos documentos están en un mostrador de cristal mientras en las paredes cuelgan imágenes significativas de aquella experiencia artística y editorial.

“Mi estética era el New York Daily News. Vi el libro que quería hacer como un tabloide enloquecido, asqueroso, granulado, con un exceso de tinta, una disposición brutal y titulares que son como cuernos de toro. Esto es lo que Nueva York merecía y recibiría”, dijo Klein. En Estados Unidos no quisieron editar el volumen que finalmente publicó Les éditions du Seuil, en París, donde trabajaba Chris Marker, una de las figuras importantes del cine experimental.

Life is Good & Good for You in New York: Trance Witness Revels recoge el sentir del mundo tras la Segunda Guerra Mundial, la metamorfosis de la sociedad, la búsqueda de la vida real, individual y colectiva, a través de la fotografía para asegurar su lugar como un arte, la exploración de la vida misma sin artificios para ser descubierta, contemplada y admirada por todos.

A pesar de su éxito, el libro solo se editó en Estados Unidos cuarenta años después. “Su primera idea fue publicarlo en su ciudad, pero no gustó mucho el enfoque de una ciudad sucia”, cuenta Raphaella Stopin, comisaria de la exposición en Espacio Fundación Telefónica.

Klein, añade Stopin, “muestra en la creación del libro que allí ya había un director de cine. Por su concepto y la manera como lo concibe y plasma. Tenía visión de gran escritor y aprovecha para jugar con la tipografía y la escenificación. Lo importante del libro es que fue un avance monumental en el desarrollo de la fotografía y también dentro de la cultura pop”.

La mirada de Klein influye no solo en la fotografía como arte, sino también en la fotografía periodística. Inoculó en esta última el anhelo de captar e incorporar la vida tal cual, sin adornos, el instante de un momento donde queda claro que hay un antes y un después de la escena.

Fotos donde reside una historia, un relato. Las fotografías de William Klein son para ser leídas. A primer golpe de vista sugieren una narración, y a medida que el ojo se detiene en ellas se abren nuevos capítulos y sugerencias sobre lo allí fotografiado.

William Klein: ‘Tienda de caramelos’, en Nueva York.

Una de ellas contiene parte de su vida y el universo fotográfico. Se titula Tienda de caramelos. Fue hecha en 1954. Es en un bar de su antiguo barrio neoyorquino, en el lugar que era “el cuartel general de los niños”. Klein desanda sus pasos en esa tienda y pide a los niños que pasen a tomarse una fotografía. La pared es de azulejos blancos y negros con publicidad de cigarrillos. Los niños pasan, se dejan tomar la foto y Klein se queda con una: un niño de camisa hawaiana en cuclillas pegado a esa pared cuadriculada junto a otro más grande y de pie al que solo se ve de cintura para abajo mientras desenfoca los azulejos blancos para dar otra dimensión de espacio y tiempo.

Retazos de vida que condensan la existencia del momento o de la vida misma de sus personajes.

El éxito de Life is Good & Good for You in New York: Trance Witness Revels le abre a Klein las puertas de otras ciudades que quieren ser retratadas por él, para luego quedar reflejadas en sus libros respectivos.

Federico Fellini es uno de los primeros que le ofrece un trabajo de ayudante en su película Las noches de Cabiria. Klein, entonces, aprovecha para retratar Roma, y Roma también es los estudios de Cinecittà, el neorrealismo italiano cuyo aliento también anida en su obra.

Roma, de William Klein.

Después de Roma llega Moscú, en 1959. Allí es la hora de las multitudes en las calles. Es la Moscú de detrás de la cortina de hierro sobre la que el mundo poco sabe.

Moscú, de William Klein.

Después de Moscú viaja a Tokio en 1961. Klein va tras el misterio japonés, cruza la frontera distante con los japoneses.

Tokio, de William Klein.

París en los años sesenta. Pero París es siempre.

París, Día del armisticio, de William Klein.

Y si William Klein llegó a la fotografía por azar, su ojo detrás del lente juegan con el azar, con la historia fugaz y efímera de las personas que pasan ante su cámara o quienes él busca. Una vez quedan fijados y seleccionados en sus fotos Klein las hace públicas y quien las mira crea su propia narración.

  • William Klein. Manifiesto, en Espacio Fundación Telefónica de Madrid (Calle Fuencarral, 3 – del 8 de junio al 22 de septiembre).

 

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Winston Manrique Sabogal

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