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Ilustración de la portada del libro ‘Homo emoticus. La historia de la humanidad contada a través de las emociones’, de Richard Firth-Godbehere (Salamandra).

La historia de las emociones y cómo modelan a una persona y determinan el futuro de la humanidad

El destino del mundo no está tan marcado por la razón como se cree. Se han identificado más de 160 emociones, pero solo hasta 1830 se les dio ese nombre, antes la gente sentía 'cosas'. Repasamos varios libros que recorren su historia y sus implicaciones individuales y colectivas, en WMagazín con la colaboración de Endesa

Hasta 1830 nadie sentía emociones como las reconocemos hoy, se han identificado más de 160. Antes la gente sentía cosas. Incluso se pensaba que primero era el gesto y luego la cosa; por ejemplo se pensaba que el temblor del cuerpo precedía al miedo. A partir de 1830, más o menos, entonces el conocimiento del ser humano desde su interior se fue ampliando y dando origen al reconocimiento de la complejidad del individuo y de cómo lo que sucede en ese interior incide en el exterior.

Las ciencias y los estudios avanzaron y desde hace muchos años surgieron preguntas como: ¿Somos más razón que emociones? ¿Mandan más las emociones que la razón a la hora de tomar una decisión? Las emociones no solo determinan gran parte del carácter y personalidad del individuo, sino que inciden en su futuro. Del mismo modo que las decisiones racionales que han marcado la identidad y rumbo de la humanidad han estado influidas por las emociones de quienes las han tomado. Ese eco del sentir traspasa el muro del cerebro y delinea el rumbo de las horas.

Sólo un conocimiento que armonice razón y sentimiento incita a asumir responsabilidades morales, expresó ya hace más de una década Victoria Camps en su ensayo El gobierno de las emociones. En los últimos tiempos varios libros han tratado de levantar una cartografía de las emociones desde diferentes ángulos. Los siguientes son algunos de los libros más recientes:

Homo emoticus. La historia de la humanidad contada a través de las emociones

Richard Firth-Godbehere. Traductor: Francisco José Ramos Mena (Salamandra)

La biografía de la humanidad está determinada por decisiones que alguien tomó y las tomó, muchas veces, con la razón influida por las emociones. La razón es humana y tiene su corazoncito. Del mismo modo que las decisiones individuales se suelen tomar calibrando las emociones, los acontecimientos que han marcado nuestro destino han sido producto de altas cargas de sentimientos: los orígenes de la filosofía, el nacimiento del cristianismo, la caída de Roma, la Revolución científica o los grandes conflictos bélicos del siglo XX no pueden entenderse sin las emociones.

A darle el lugar que merecen las emociones en el curso de la Historia ha dedicado sus estudios Richard Firth-Godbehere, especialista en psicología, neurociencia, arte, filosofía y religión. Hasta hoy nadie se había acordado de mirar el mundo desde esta perspectiva que parece obvia, pero habíamos obviado. La experiencia llega al cerebro y se retroalimenta de las emociones pretéritas.

Richard Firth-Godbehere se licenció con honores en Historia e Historia de las Ideas por la Universidad de Londres, se interesó desde muy joven por el papel que las emociones pudieron jugar en la caza de brujas. Al combinar la historia cultural con la historia de las ideas, empezó a desarrollar una teoría cultural e intelectual sobre las emociones, y en especial sobre el asco y la repugnancia.

El siguiente es un pasaje:

«¿QUÉ ES LA EMOCIÓN?

El mayor problema a la hora de intentar responder a la pregunta ‘¿Qué es la emoción?’ reside en el hecho de que plantearse algo así es un poco como intentar responder a la pregunta ‘¿Qué es el azul?’. Podrían señalarse algunos datos científicos sobre la refracción de la luz y las longitudes de onda, pero el hecho es que «azul» significa muchas cosas diversas para muchas personas distintas. Algunas culturas, como la tribu himba de Namibia, no reconocen el azul como un color en sí mismo. Lo conciben como un tipo de verde, uno de los muchos verdes que les permiten diferenciar entre los sutiles matices de las hojas en las selvas y praderas en las que viven. Para ellos, saber diferenciar una inocua hoja verde azulada de una venenosa hoja verde amarillenta podría significar la diferencia entre la vida y la muerte.

Si diseñáramos un test de colores y les pidiéramos a los miembros de la tribu himba que clasificaran los objetos que se parecen al color de la hierba en una pila y los objetos que se parecen al color del cielo en otra, obtendríamos una pila con muchos verdes y otra con muchos azules. Comprensiblemente, eso podría llevarnos a pensar que los conceptos de verde y azul son universales. Pero si, en cambio, les pidiéramos que clasificaran los objetos en una pila azul y en otra verde, a buen seguro veríamos un montón de cosas azules en lo que un occidental denominaría casi con toda certeza la pila verde. En ese caso, de forma asimismo comprensible, pensaríamos que la percepción del color es un constructo cultural.

Volveremos a ello de forma mucho más detallada más adelante en este libro; por ahora baste decir que tanto la cultura como la biología cuentan. Nuestra educación y nuestra cultura nos enseñan cómo se supone que debemos comportarnos cuando sentimos algo. Pero nuestros sentimientos en sí mismos pueden compartir un origen evolutivo. De la misma manera que la concepción del color verde de los himbas difiere de la mía, así también el contexto, el idioma y otros factores culturales desempeñan un papel en la forma en que cada ser humano concibe las emociones. Todos podemos sentir cosas similares, aunque nuestro modo de concebir y expresar esos sentimientos cambia de una época a otra y de una cultura a otra. Es en esas importantes diferencias donde mora la historia de la emoción».

  • Próximamente WMagazín publicará una entrevista con Richard Firth-Godbehere.

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El deseo interminable. Las claves emocionales de la Historia

José Antonio Marina (Ariel)

«Porque somos mamíferos, somos emocionales; porque somos primates, somos sociales». Debemos mantener nuestra homeostasis, nutrirnos, vivir en sociedad, aparearnos, proteger nuestra vida y la de nuestras crías. Venimos al mundo programados para sentir esos impulsos, para huir de unas experiencias y buscar otras». Estas palabras de Juan Luis Arsuaga recuperadas por José Antonio Marina que generaron en este filósofo español esta reflexión para este libro iluminan el corazón de este ensayo: somos un solo sentir lleno de emociones. El filósofo y escritor español explica que la historia humana puede comprenderse si descubrimos las esperanzas y los miedos que la impulsaron. «A partir del estudio de las pasiones según la psicología, y en consonancia con el pensamiento filosófico y antropológico, el autor crea una nueva forma de aproximarnos a lo que somos: la psicohistoria».

«Los deseos impulsan la acción, pero la satisfacción de los mismos no agota nuestra capacidad para anhelar: somos un deseo interminable que solo podría ser saciado con la felicidad. Por eso, incluso los acontecimientos históricos más terribles son parte de una larga y tortuosa búsqueda de ese sentimiento. Esta obra nos revela el papel que juegan las emociones a la hora de entender nuestros orígenes y el desarrollo de las sociedades. Un viaje entretenido y revelador, un regalo para el intelecto».

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Emocional. Cómo los sentimientos modelan nuestro pensamiento

Leonard Mlodinow. Traductor: Yara Trevethan Gaxiola (Crítica)

¿Qué hace un físico explorando las emociones? Pues explorar cómo pensar y sentir no son fuerzas separadas sino fundidas en una gran carga de energía. Conocerse mejor y conocer mejor el mundo y su devenir. ¿Cómo podemos conectar mejor con los demás? ¿Cómo podemos dar sentido a nuestra frustración, miedo y ansiedad? ¿Qué podemos hacer para vivir una vida más feliz? Las respuestas se encuentran en la comprensión de nuestras emociones, tan importantes como el pensamiento. El autor muestra por qué a veces duelen y qué podemos aprender, a la vez que nos ofrece herramientas para gestionarlas mejor.

«Durante mucho tiempo se ha creído que pensar y sentir eran fuerzas separadas y opuestas en nuestro comportamiento, pero los extraordinarios avances en psicología y neurociencia han demostrado que las emociones son tan críticas para nuestro bienestar como el pensamiento. Emocional es una exploración de la nueva ciencia de los sentimientos y una guía esencial para maximizar los beneficios de uno de los regalos más preciados que nos ha dado la naturaleza».

Mlodinow fue miembro del claustro del California Institute of Technology y escribió junto a Stephen Hawking los libros Brevísima historia del tiempo (2005) y El gran diseño (2012). Además de los libros El arcoiris de Feynman (2004), El andar del borracho (2008), Subliminal (2013) y Las lagartijas no se hacen preguntas (2016).

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Atlas de las emociones humanas. 156 emociones que has sentido, que no sabes si has sentido o que nunca sentirás

Tiffany Watt Smith. Traductora: Jara Diotima Sánchez Bennasar (Blackie Books)

Aburrimiento, Amor, Bochorno, Duelo, Excitación, Hambre, Ilinx, Nostalgia, Rabia, Saudade, Vergüenza, Triunfo y así hasta 156 emociones. Muchas de ellas la gente dirá que no son emociones sino necesidades o sentimientos, pero al final todo se mezcla. Esta es una enciclopedia de lo más humana, un trabajo de entomólogo sobre el sentir y los sentires comunes a todas las personas. Tiffany Watt Smith atraviesa historia, antropología, ciencia, arte, literatura y música en busca de las expresiones con las que culturas de todo el mundo han aprendido a definir sus propias emociones. Y al mismo tiempo nos revela qué complejas y sorprendentes son aquellas que creíamos conocer bien. Pero también nos orienta sobre cosas que hemos experimentado y no sabemos ponerle un nombre.

Tres pasajes clave para entrar en el universo de las emociones:

  1. «Algunas emociones sí que tiñen el mundo de un solo color, como el terror que se siente cuando el coche resbala, o como la euforia de enamorarse. Otras son más escurridizas, igual que las nubes. Algunas emociones son tan silenciosas que pasan desapercibidas antes de que hayamos tenido la oportunidad de detectarlas».
  2. «En lo profundo de nuestros lóbulos temporales se encuentra una estructura en forma de lágrima llamada amígdala. Los neurocientíficos la denominan el ‘centro de mandos’ de nuestras emociones. Evalúa los estímulos del mundo exterior y decide si evitarlos o acercarse. Desencadena una serie de respuestas: puede aumentar el pulso, ordenar a las glándulas que segreguen hormonas, contraer las extremidades o crear un tic en el párpado. Ponte a recordar una historia triste o mira una foto de tu bebé recién nacido mientras estás tumbado en una máquina de escanear el cerebro y la amígdala será una de las áreas que aparecerá iluminada en la imagen resultante generada por el ordenador.
  3. En realidad, nadie sintió emociones hasta, aproximadamente, 1830. En su lugar, sentían otras cosas —’pasiones’, ‘accidentes del alma’, ‘sentimientos morales’— y las explicaban de manera muy distinta a como las entendemos hoy en día. Algunos habitantes de la antigua Grecia creían que la rabia desafiante la traía un mal viento».

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El gobierno de las emociones

Victoria Camps (Herder)

Uno de los primeros libros que en España puso sobre la mesa las emociones en relación con el entorno y habló de que no son contrarias a la racionalidad y al pensamiento fue Victoria Camps. ¿Qué lugar ocupan la vergüenza, el miedo, la compasión, la confianza o la autoestima en la formación de la personalidad moral? ¿Nos gobiernan las emociones? ¿Son positivas para el discurso político? ¿Sería ética una soberanía del sentimiento? Victoria Camps lleva a cabo un estudio de las emociones para descubrirnos que los afectos, muchas veces, explican la motivación para actuar racionalmente.

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Maribel Lienhard

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