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Detalle de la portada del libro ‘Una carta sin pedirla. Correspondencia 1921 – 1941’, de Virginia Woolf (Páginas de Espuma). /WMagazín

Autobiografías, biografías y cartas de grandes escritores: Virginia Woolf, Paul Verlaine, Gabriela Mistral, Robert Graves y Marguerite Duras

Un asomo a la vida de cinco autores clásicos: sus ilusiones, sus sueños, sus pesadillas, sus ambiciones, sus fantasmas y cómo convirtieron sus experiencias en literatura, están presentes en estas obras. Reseñas y fragmentos importantes

La manera como la vida cotidiana de un creador influye en su obra se aprecia en estos cinco libros: una autobiografía, la de Robert Graves; unos apuntes y relatos, los de Marguerite Duras; unas cartas que hablan de todo, las de Virginia Woolf; una biografía a fondo, la de Gabriela Mistral; y un perfil biográfico como joya literaria, el de Paul Verlaine.

Las ilusiones, los sueños, las pesadillas, las ambiciones y los fantasmas están presentes en estos cinco títulos que muestran el lado más humano de los escritores y ahondan en su misterio como creadores al revelar la materia prima, sus vidas con sus desencuentros vitales, que ellos convirtieron en obras de arte a través de novelas, poemas, ensayos y estudios que influyeron sobre otros autores.

El siguiente es un asomo al teatro de la vida en su cotidianidad de cinco autores memorables:

Adiós a todo aquello

Robert Graves. Traducción: Alejandro Pradera Sánchez (Alianza)

Con 19 años, Robert Graves (Inglaterra, 1895 – España, 1985) se alistó para ir a la Primera Guerra Mundial. Allí estuvo casi los cuatro años que duró el conflicto, de 1914 a 1918, como teniente y capitán. Tras la guerra se casó. Con 34 años, en 1929, escribió esta autobiografía que se lee como una novela sobre la vida de un joven de buena familia que tiene problemas en el internado donde pasa su adolescencia y juventud, que afronta el infierno de la guerra, que vive el despertar de afectos homosexuales, que se enamora y se casa y tiene hijos, que se decanta por el arte de escribir y que antes de viajar a la isla española de Mallorca, en 1929, compartió este testimonio. Luego llegaría Mallorca donde escribiría Yo, Claudio, otras novelas, su ciclo griego y títulos como La diosa blanca. Pero Adiós a todo aquello tiene su centro en la guerra, la guerra de trincheras, el soplo de la muerte todos los días. Aunque, también, ajusta cuentas con su infancia, su vida en el internado y su despertar al mundo de manera sobrecogedora. Es testimonio de una generación perdida, de un mundo ido. Esta es una nueva traducción a cargo de Alejandro Pradera que incluye fotos originales e inéditas del archivo de su hijo William Graves.

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Cuadernos de la guerra y otros textos

Marguerite Duras. Traducción: María Condor (Tusquets)

El mundo personal de Marguerite Duras (Vietnam, 1914 – Francia, 1996) más conocido a través de obras íntimas y emotivas como El amante, abre en estas páginas una faceta honda sobre su propia vida, relacionada con su aproximación a la creación literaria. Estos cuadernos los escribió entre 1943 y 1949, en plena Segunda Guerra Mundial y años posteriores. Duras guardó estos textos en su casa en Neauphle-le-Château hasta 1995, poco antes de morir, y los legó al Institut Mémoires de l’Édition Contemporaine. Se trata de relatos autobiográficos, sobre todo de su niñez y su juventud en Indochina, esbozos de novelas, como El dolor o Un dique contra el Pacífico. “Asoman en ellos los acontecimientos centrales de su vida (la muerte de su primer hijo, la de su hermano, la Resistencia, la deportación y el regreso de Robert Antelme, su trayectoria política, el nacimiento de su segundo hijo, y figuras centrales de toda su obra: su madre, sus hermanos, su primer amante)”, señala la editorial.

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Mistral. Una vida

Elizabeth Horan (Lumen)

Conocida y desconocida, Gabriela Mistral (Chile, 1889 – Estados Unidos, 1957) es una de las grandes poetas del siglo XX. Es la única mujer en lengua española, hasta ahora, en ser distinguida con el Premio Nobel de Literatura, que recibió en 1945, el primero que se concedió después de la pausa a que obligó la Segunda Guerra Mundial. A esta mujer, nacida en los Andes de Vicuña, maestra rural y de la que nada indicaba su destino, dedica este libro la especialista en su obra, Elizabeth Horan. Esta biografía sirve para entender muchos aspectos de la obra de Mistral, pues reconstruye sus pasos a partir de la revisión del archivo personal de la autora, que incluye su correspondencia “que le permite indagar en sus errancias, dolores y pasiones, pero sobre todo en su carácter incomparable. Su infancia en Elqui, sus afectos y alianzas clave, sus años como profesora en distintas ciudades de Chile, sus vínculos con Argentina, su relación íntima con Laura Rodig, su temprano contacto con Neruda y otros destacados escritores y políticos chilenos son expuestos con detalle en este proyecto”.

Pasaje:

“La insistencia de la poeta en su estatus de perseguida explica su habilidad para ganarse a la audiencia con historias estremecedoras, contadas de manera experta, relativas a cómo fue siempre estigmatizada y hostilizada desde su niñez. De no haberse topado con buenos amigos —o eso al menos le gusta hacernos creer—, los miopes y dogmáticos funcionarios enquistados en la enseñanza la hubieran echado abajo. Todos, y especialmente las autoridades educacionales, conspiraron en su contra de manera violenta. Hubieran triunfado en negarle la posibilidad de entrar en el magisterio si no fuera por las amistades que la ayudaron y a quienes ella a su vez ayudó. Esto último lo hizo contando cuentos en los que todo su rescate se debe a la exaltada bondad de sus patrones, políticos y periodistas. Con el paso de los años, Mistral insistirá en los motivos absolutamente desinteresados de sus amistades, encubriendo así una variedad de relaciones transaccionales”.

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Una carta sin pedirla. Correspondencia 1921 – 1941

Virginia Woolf. Traducción: Patricia Díaz Pereda (Páginas de Espuma)

Virginia Woolf (Inglaterra, 1882 – 1941) es uno de los autores que más influyó en los derroteros de la literatura del siglo XX. Sus obras se han estudiado a fondo y se han escrito buenas biografías, y aunque no existen unas memorias o autobiografías, este volumen con su correspondencia hace las veces de salón de té con la autora de obras como Las olas, La señora Dalloway, Orlando, Al faro y Una habitación propia. Son asomos a su vida cotidiana, sus rutinas, sus opiniones sobre casi todo y todos. “A partir del gran legado de su correspondencia que está compuesto por más de cuatro mil cartas, la traductora y especialista Patricia Díaz Pereda compone todo un retrato íntimo y por tanto muy desconocido a partir de una cuidada y anotada selección de cartas, que abarca desde 1912 hasta 1941, y que nos enriquecen en el conocimiento, la mirada y la comprensión de una escritora universal que sigue dialogando de un modo vigente por su pensamiento y por sus ideas innovadoras en torno al feminismo, con los debates y las ideologías de este primer cuarto del siglo XXI”. Hay tres grandes apartados temáticos: la literatura, las casas y las gentes. En el primero queda claro que los espacios donde vivir y trabajar eran muy importantes y significativos para Woolf. El desfile de nombres conocidos y sus opiniones sobre esas personas y sus obras no tiene precio, desde James Joyce hasta Ernest Hemingway.

Pasaje:

“La enfermera ahora cree que debo dejar de escribir. Le digo que solo estoy garabateando a un pariente, una solterona de edad que padece gota y vive de las migajas de las noticias de la familia. ‘¡Pobrecilla!’ dice la enfermera. ‘Sufre artritis’, señalo. ¡Pero no funciona!”.

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Verlaine

Stefan Zweig. Traducción: Carlos Fortea Gil (Acantaldo)

Este libro reúne a dos grandes autores: a Stefan Zweig (Austria, 1881 – Brasil, 1942) escribiendo sobre Paul Verlaine (Francia, 1944 – 1896). Francia y la poesía fueron los primeros grandes amores de Stefan Zweig, “que dedicó una buena parte de su obra a sacar de su ‘aparente oscuridad’ a los genios de la creación y contagiar así sus pasiones a los lectores”, recuerda la editorial. Zweig se adentró en la vida del gran poeta simbolista francés a petición de la editorial berlinesa Schuster & Loeffler. Fue su primer ensayo biográfico, en 1905. Tenía 24 años. Ahí empezó la carrera Zweig, sin olvidarse de citar algunos de los mejores poemas de Verlaine, el poeta siempre asociado a Arthur Rimbaud por su relación sentimental tormentosa:

Pasaje:

“De todos los poetas de nuestro tiempo, ese gesto conmovedor, esa necesidad de dar su vida a otros no ha poseído a nadie de manera tan arrebatadora, tan abnegada y trágica como a Paul Verlaine. Porque ninguno ha sido tan débil ante la presión del destino. Toda su virtud poética es grandeza vuelta del revés, es debilidad. Como no podía dominarlo le quedaba el lamento; como no era capaz de dar forma a los acontecimientos, resplandecen en su obra como belleza desnuda e indómita, humana al mismo tiempo que divina. De ese modo produjo una lírica primigenia, pura humanidad, sencilla queja, humildad, balbuceo, ira y reproche, sonidos primitivos en sublime forma, el sigiloso llanto del niño al que han pegado, el grito de miedo del extraviado, el tierno llamado del pájaro solitario al caer la tarde”.

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Santiago Vargas

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