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El escritor Salman Rushdie (Bombay, 1947), autor de ‘Cuchillo’. /Foto Foto (c) Rachel Eliza Griffths – cortesía editorial Random House

Salman Rushdie y ‘Cuchillo’: su atentado como un duelo de la intolerancia y el odio frente a la libertad de expresión y el amor

EL AUTOR DEL MES EN LOS MEDIOS / El escritor de origen indio narra el ataque que casi acaba con su vida en 2022 en un libro entre memoria, crónica y ensayo de manera sencilla y apasionada. WMagazín, con la colaboración de Endesa, crea este mapa sobre Rushdie a partir de sus entrevistas y las reseñas publicadas en la prensa internacional

“O sea, eres tú. Aquí estás. ¿Por qué ahora? No fastidies. Si aquello pasó hace mucho”.

Fue lo último que pensó Salman Rushdie (Bombay, India, 1947) antes de que su vida se hiciera añicos al ver a un hombre vestido de negro que corría hacia él como “un misil” con un cuchillo. En 27 segundos, ese hombre le propinó unas diez puñaladas en los intestinos, el hígado, el pecho, la garganta y le sacó el ojo derecho por el cual Rushdie le acababa de ver abalanzarse sobre él como el zarpazo de la muerte. Era la mañana luminosa del 12 de agosto de 2022 cuando el escritor británico-estadounidense de origen indio iba a dar una charla en la Institución Chautauqua, en el estado de Nueva York, Estados Unidos, sobre cómo mantener a los escritores del mundo a salvo de cualquier daño.

Los días previos, el ataque y los meses posteriores, incluidas las seis semanas que estuvo en el hospital, son narradas en primera persona en Cuchillo. Meditaciones tras un intento de asesinato (Random House). Un híbrido de memoria, crónica y ensayo con un aura extraña proporcionada por una mezcla de serenidad y vértigo, conmoción y pesadumbre, estupefacción y esperanza. Fondo y forma como uno solo con un estilo sencillo y claro a un ritmo de montaña rusa que asombra y conmueve, donde el amor intenta eclipsar al odio, el fanatismo y la intolerancia.

Con el título, Cuchillo, Rushdie convierte el arma criminal en su arma de defensa y pregunta. Con el subtítulo grita la intención al escribir desde la orilla de la vida y la muerte como presencia de vida y no vida. El escritor intenta entrar en la cabeza de su supuesto agresor, Hadi Matar, un estadounidense de origen libanés, de 24 años. El atentado lo cometió 33 años después de que en 1989 el ayatolá Jomeini, de Irán, condenara a Rushdie a muerte con una fetua, por haber atacado al islam en su libro Los versos satánicos, publicado un año antes, 1988. Pero el atacante obedecía sin saber, no había leído ni tres páginas de aquel libro.

Cuchillo, ha dicho Salman Rushdie, es el “único libro que he escrito con la ayuda de un terapeuta. Me devolvió el control de la narrativa. En lugar de ser un hombre tirado en el escenario con un charco de sangre, soy un hombre que escribe un libro sobre un hombre vivo en el escenario con un charco de sangre”.

Esta es la segunda memoria de Rushdie tras Joseph Anton, de 2012, en la que reconstruye su vida, escondido varios años, tras la fetua emitida por Jomeini. Y aunque ahora hable de su tragedia, del milagro de estar vivo y con menos daños físico y comparta sus preguntas, miedos, incertidumbres y esperanzas, Cuchillo es un campanazo sobre la libertad de expresión, la intolerancia, o mejor la importancia de la tolerancia, en un mundo que se agrieta cada vez más por los fanatismos y el terrorismo.

Con este testimonio el escritor intenta seguir una de sus ideas, cuando dijo un día que «la obra de arte es más sabia que el artista». Y Cuchillo es eso a partir de otras tres ideas expresadas a lo largo de su carrera:

«Para mí escribir un libro es una forma de conversar con el mundo», y aquí lo hace manera directa, clara, honda, con dudas;

«Si abordas la literatura desde una condición de miedo simplemente no lo hagas», y aquí lo vuelve  a hacer exorcizando los fantasmas del miedo que lo cercaron durante varios meses, sin negar que sus sombras continúan, pero él sigue adelante;

y la idea de que «la belleza de la literatura es que llega a la verdad por muchas puertas distintas para tratar de alcanzar la verdad», y aquí parte desde esa verdad del atentado y lo que vivió, sintió, pensó y piensa sobre el acto de escribir y la vida misma con la muerte dentro.

La potencia de su prosa radica en la libertad del lenguaje al servicio de temas con un polo a tierra, sobre el mundo más real y cuestionable que no deja de mirar con la lupa del arte, y otro en el aire donde la fantasía es dueña y señora.

La mayoría de las primeras impresiones de la prensa internacional sobre Cuchillo son positivas, te invitamos a conocerlas:

The Guardian

«Su nuevo y extraordinario libro sobre el atentado contra su vida». (…) «La escritura es tan buena como siempre y también (a veces) tan mala. Si bien se nos presenta como una persona valiente, un verdadero héroe de la libertad de expresión, sigue siendo un poco snob y fanfarrón. El amor propio que a menudo se exhibió en Joseph Anton, sus memorias de 2012 sobre los años en que estuvo escondido, no ha desaparecido, aunque quizás ahora esté más dispuesto a perdonarlo» (…)

«El libro alcanza su mejor momento cuando es más visceral, cuando su autor lucha con lo terrenal, lo horriblemente tangible. Cuando pasa a un plano más elevado y filosófico: ‘El arte no es un lujo. Está en la esencia de nuestra humanidad y no exige ninguna protección especial excepto el derecho a existir’; ‘Siempre he creído que el amor es una fuerza, que en su forma más potente puede mover montañas’; corre peligro de convertirse en banalidad. Existe una incómoda desproporcionalidad entre el tiempo que Rushdie dedica a aquellos escritores (Ovidio, Lorca), a los que brevemente pone al servicio de sus pensamientos sobre el arte y la libertad, y el acontecimiento principal de su lucha por respirar, sentarse, caminar; sus cicatrices, su desfiguración. Sin duda, la gente debería leer este libro, y espero que lo hagan, especialmente aquellos que actualmente buscan valentía cultural; que han optado, en los últimos tiempos, por guardar silencio sobre tantas cosas. Pero debo advertirles que no es tan fácil de admirar como algunos dicen. La luz de Rushdie no se apaga, y aunque celebro esto de todo corazón en la vida, en Cuchillo trae consigo una cierta disonancia».

(…)

«En Cuchillo, Matar no recibe nombre, sino que se le conoce como ‘la A’. Rushdie dijo que se inspiró en una frase de Margaret Thatcher sobre “querer negar a los terroristas lo que ella llamó el oxígeno de la publicidad”. Esa frase se me quedó grabada en la cabeza. Pensé: ‘Este tipo tuvo sus 27 segundos de fama’. Y ahora debería volver a ser nadie’.

“Utilizo esta A inicial porque pensé que había muchas cosas que era: un aspirante a asesino, un agresor, un adversario… un asno”.

Sin embargo, dijo Rushdie, ‘la parte más interesante’ del libro fueron las 30 páginas de diálogo imaginado entre él y su atacante”.

***

The New York Times

“En sus nuevas memorias, Cuchillo. Meditaciones tras un intento de asesinato, sinceras, sencillas y apasionantes, Rushdie describe lo que sucedió después. El hombre vestido de negro, que apuñalaba salvajemente, estuvo 27 segundos a solas con él. Rushdie señala que es tiempo suficiente para leer uno de los sonetos de Shakespeare, incluido su favorito, el número 130. Él no imprime el poema, pero yo lo haré, para dar una idea del horror interminable. Son 27 segundos:

Los ojos de mi ama no se parecen en nada al sol;
Coral es mucho más roja que el rojo de sus labios;
Si la nieve es blanca, entonces sus pechos son pardos;
Si los pelos son alambres, en su cabeza crecen alambres negros.
He visto rosas damasquinadas, rojas y blancas,
pero no veo tales rosas en sus mejillas;
Y en algunos perfumes hay más deleite
que en el aliento que huele de mi ama.
Me encanta oírla hablar, pero sé muy bien
que la música tiene un sonido mucho más agradable;
Admito que nunca vi partir a una diosa;
Mi ama, cuando camina, pisa en el suelo.
Y sin embargo, por Dios, creo que mi amor es tan raro
como cualquier otro que ella desmiente con comparaciones falsas.

(…)

Este no es, hay que decirlo, el libro más elegante. No tiene la riqueza emocional, intelectual y filosófica de las memorias del periodista Philippe Lançon El colgajo (2019), sobre cómo sobrevivir a los ataques a la revista Charlie Hebdo en 2015 por parte de matones que afirmaban lealtad a Al Qaeda. Pero Rushdie hizo bien en ceñirse en gran medida a los detalles y mantenerse fuera del camino de su historia. Parafraseando a Roy Blount Jr., dejé este libro sólo una o dos veces para secarme el sudor”.

***

FRANCE 24

“En muchos sentidos, Cuchillo es tan notable por el espíritu que comparte con los otros libros de Rushdie como por las descripciones contundentes y horrorosas del ataque que cambió, y no cambió, su vida.

En el primer capítulo del libro, Rushdie elogia el ‘puro heroísmo’, el coraje físico del moderador del evento de la Institución Chautauqua, Henry Reese, que agarró al agresor.

Pero si otro tipo de heroísmo es la esperanza y la determinación (y el humor) después de un trauma, entonces Cuchillo es un libro heroico, que documenta el viaje de Rushdie desde yacer en su propia sangre hasta regresar al mismo escenario 13 meses después y alcanzar un estado de ‘felicidad herida’.

Las nuevas memorias tan esperadas revelan el espíritu intrépido de Rushdie y su compromiso con la libertad de expresión, según los críticos”.

***

BBC

“Había dos fuerzas en colisión aquí. Una era la fuerza de la violencia, el fanatismo y la intolerancia, y la otra era la fuerza del amor’, dijo Rushdie a la BBC. ‘Y, por supuesto, la fuerza del amor está plasmada en la figura de mi esposa Eliza’.

‘Y al final, la forma en que entiendo lo que pasó es que la fuerza del amor demostró ser más fuerte que las fuerzas del odio’.

Sir Salman dijo que volverá a realizar eventos públicos, pero que será ‘más cuidadoso’ en el futuro. ‘La cuestión de seguridad será la primera. A menos que esté satisfecho con eso, no lo haré’.

Pero añadió que es ‘una persona bastante obstinada’.

‘No quiero una vida restringida o confinada’, dijo. ‘Voy a tener mi vida”.

***

EFE

“Se adentra en el terreno que mejor conoce, la ficción, para imaginar una serie de entrevistas con su agresor, al que apoda como ‘el A.’. ‘Mi Agresor, mi Asesino potencial, el Alcornoque que hizo ciertas Apreciaciones sobre mi persona y con quien tuve un Altercado casi mortal de necesidad… me he visto pensando en él (supongo que es perdonable) como en un asno’, señala.

En este capítulo hace un ejercicio para intentar comprender a un hombre joven que decide destrozarle la vida a él, pero también a sí mismo, tras cuatro años encerrado en el sótano de su madre (a la que odia) inmerso en la irrealidad de Netflix, los videojuegos y el ‘imán Yutubi’, como bautiza el escritor los discursos radicales a los que accedía en internet.

‘Te plantaste delante de mí y allí estaba yo: la realidad (…) Estaba yo y estaban también tus otras realidades, tu soledad, tus fracasos, tus desilusiones, tu necesidad de culpar a otro, tus cuatro años de adoctrinamiento, tu concepto del Enemigo’, le dice, al tiempo que señala también su probable falta de sexo y de sentido del humor en el origen de su enajenación”.

Es un autor laureado por obras como Hijos de la medianoche (1981), ganadora del Booker y los Booker de 25 y 40 años respectivamente, lo que la coloca como una de las grandes obras literarias del último siglo británico. Otras novelas suyas son El último suspiro del moro, El suelo bajo sus pies, Furia, Shalimar el payaso, La encantadora de Florencia, Dos años, ocho meses y veintiocho noches, La decadencia de Nerón Golden y Quijote. Entre sus ensayos figuran La sonrisa del jaguar y Joseph Anton. Memorias del tiempo de la fatua, un libro donde cuenta su vida tras el dictamen de muerte de Jomeini; una lección de vida frente a las tinieblas que lanzaron sobre él.

  • Cuchillo. Meditaciones tras un intento de asesinato. Salman Rushdie. Traducción: Luis Murillo Fort (Random House).

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Winston Manrique Sabogal

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