El historiador español Esteban Mira Caballos (Sevilla, 1966), autor del ensayo ‘El descubrimiento de Europa. Indígenas y mestizos en el viejo mundo (Crítica). /Foto cortesía editorial Crítica

Esteban Mira Caballos: “En América no hubo genocidio, pero sí etnocidio”

El historiador español clarifica en 'El descubrimiento de Europa. Indígenas y mestizos en el viejo mundo' muchos tópicos: de por qué y cómo fue una conquista pactada con los indígenas a cuál fue su realidad en España. El ensayo es, también, un retrato intemporal de la condición humana en busca de poder, guiada por el egoísmo y la ambición

La conquista de América fue un etnocidio de la corona española, pero no un genocidio; una conquista rápida y pactada con las élites indígenas ante la intimidación de una fuerza superior y de las alianzas con grupos indígenas que no querían seguir sometidos a otras tribus; más de un 90% del avance conquistador lo hicieron los nativos; unos cuantos miles de indígenas, voluntarios, nobles y esclavos, que fueron a España, se integraron y trataron de reivindicar sus derechos y privilegios.

Estos son algunos de los hechos históricos analizados por Esteban Mira Caballos en esta entrevista a partir de su clarificador ensayo El descubrimiento de Europa. Indígenas y mestizos en el viejo mundo (Crítica), que se basa en los hechos más allá de los juicios y las politizaciones donde desmitifica unas cuantas ideas, y aclara otras. El libro se detiene en unos personajes y hechos poco tratados de la Historia desde otro ángulo, de quienes salieron del continente, pero siempre situados en la época y el contexto correspondiente, describiendo la realidad pero sin desvirtuar la Historia.

Un aspecto relevante de esta obra es que mientras recuerda y revela información basada en investigaciones, fechas y datos aflora, recuerda, un retrato intemporal de la condición humana, de su naturaleza en busca de poder, guiada por el egoísmo y la ambición:

“Una de las conclusiones a la que he llegado es que no tenemos solución. Descendemos del cromañón que era el bicho más malo que había sobre la Tierra. Llevamos en nuestra genética, en nuestro ser, el egoísmo y la ambición de manera innata”, lamenta Mira Caballos (Carmona, Sevilla, 1966), especializado en la conquista de América.

Una idea que en su libro El descubrimiento de Europa expresa así:

“Pese a lo que se suele decir, la América prehispánica no era menos cruenta que la Europa de la época. Pero no por su mayor bondad, sino porque sus medios técnicos eran mucho más rudimentarios”.  (…) “Hoy sabemos por los estudios de Agnus Heller, que la guerra no solo procede de un instinto agresivo heredado de nuestros antepasados los primates, sino también de los enfrentamientos sociales derivados de la competitividad, que se acrecentó a partir del surgimiento de la civilización”.

El historiador es autor de obras importantes como Hernán Cortés: el fin de una leyenda (2010), Francisco Pizarro: una nueva visión de la conquista del Perú (2018) y Las armadas del Imperio: poder y hegemonía en tiempo de los Austrias (2019), Hernán Cortés, una biografía para el siglo XXI (2021).

Esteban Mira Caballos se acerca a su libro en esta videoentrevista desde su casa en Sevilla. A medida que cuenta la historia de la conquista americana y de la llegada de los indígenas a Europa, con pugnas entre dos mundos, hechos atroces y pactos que aceleraron el discurrir de la Historia, hay dos hechos relevantes: recuerda que todas las conquistas se parecen y que triunfa el poderío militar y tecnológico, pasan los siglos y toda parece seguir igual, como lo demuestra Vladimir Putin con la guerra contra Ucrania.

Winston Manrique Sabogal. En su reconstrucción histórica establece una mirada sobre la condición humana, ¿cree que hemos cambiado?

Esteba Mira Caballos. Los historiadores hemos llegado a una conclusión: después de la Segunda Guerra Mundial no quedan historiadores optimistas. No sé si era Heidegger quien decía: “Lo único que nos enseña la Historia es que no se aprende nada de la Historia”.

Yo, desde los 14 años, estoy haciendo Historia, y mi objetivo siempre ha sido tratar de aprender de los errores y de los horrores del pasado para tratar de construir un presente y un futuro mejor. Pero me doy cuenta de que siempre tropezamos con la misma piedra. Una conclusión a la que he llegado es que no tenemos solución. Descendemos del cromañón que era el bicho más malo que había sobre la Tierra. Llevamos en nuestra genética, en nuestro ser, el egoísmo y la ambición de manera innata. Nos cargamos todo lo que tocamos. No cambiamos nada, es igual todo.

W. Manrique Sabogal. ¿Qué tanto fue pactada la conquista de los españoles? No hay que olvidar que ellos tenían el poder militar de intimidación.

Esteban Mira Caballos. Sí, la conquista fue pactada. Unas élites se plegaron para no perder sus privilegios y otras para no seguir sometidas a otros indígenas. De esta manera, más del 90% de la conquista la hicieron los propios indígenas. Siempre es igual.

Cuando entran los islámicos en la península ibérica fue exactamente igual. Una conquista pactada donde lo que pasa es que las élites visigodas claudican, se convierten en muladíes, pasan al islam para seguir conservando sus privilegios. Aquí no hubo guerra. Hay alguna resistencia o escaramuzas en algunos lugares como Mérida. Las élites claudican y son las gentes del pueblo las que se mantienen dentro del cristianismo, como mozárabes, padeciendo todo tipo de discriminaciones. Cuando hay una ocupación cristiana las élites islámicas se convierten al cristianismo y pasan a ser mudéjares, y es el pueblo que sigue. El pueblo siempre paga y las élites claudican para seguir estando en el poder.

En España, en las últimas décadas, las élites franquistas dijeron: ¿Ahora qué hay que ser franquista o demócrata? El fundador del Partido Popular, Manuel Fraga Iribarne, que tiene un libro de 1972, tres años antes de morir Francisco Franco, defendía el régimen orgánico de Franco. Y Adolfo Suárez, el artífice de la Transición, fue un falangista hasta la muerte de Franco. Al final, es siempre lo mismo. La historia siempre es la misma por la claudicación de las élites que quieren seguir manteniéndose en el poder.

W. Manrique Sabogal. En América fue un pacto: las élites indígenas, que eran las menos, pero mandaban más, con tal de no perder sus privilegios prefieren plegarse a un nuevo amo, o poder. ¿Se trata de un comportamiento humano más instintivo o de supervivencia o es solo por el egoísmo de no perder privilegios?

Esteban Mira Caballos. Prima el privilegio. Los privilegiados quieren mantener lo que tienen. Al final son siempre las mismas oligarquías las que se mantienen en el poder desde antes, durante y después.

Winston Manrique Sabogal. ¿Con los estudios de los últimos años sobre América cree que la gente de la calle conoce mejor esta historia?

Esteban Mira Caballos. No lo tengo tan claro. El mundo académico no trasciende como debería. En España los americanistas somo unos doscientos y hacemos grandes cosas, pero no pasan de la universidad. Ahora está de moda criticar a los historiadores anglosajones, John Elliot, Paul Preston, Hugh Thomas, que tienen un don para divulgar desde la investigación. En cambio, entre los españoles hay grandes libros de investigación y divulgadores que no pasan, no llegamos a la gente. Llegan los no historiadores que venden muchos libros con historias sesgadas.

Una cosa es la Academia, donde no hay grandes diferencias, pero no llegamos al gran público. El problema es falta de comunicación entre medios universitarios y académicos y la gente de la calle. En España abundan los rosalegendarios y en América los negrolegendarios.

W. Manrique Sabogal. Dice que los indígenas no eran tan buenos como señalan algunos, que muchos se plegaron a los españoles y que la capacidad de los europeos de hacer daño era superior. Dos civilizaciones con luces y sombras en su condición humana.

Esteban Mira Caballos. Al final, somos personas. Somos lo que somos y tenemos la ambición dentro y nos duelen las mismas cosas. Un indio o una tribu tenían menos capacidad de hacer daño que las civilizaciones estatalizadas, como mayor capacidad para hacer daño, para expandirse y para atacar al vecino. Gran parte de América estaba a nivela de bandas y tribus y con solo dos estados. Al final, cada persona se acomoda.

Después, los propios indígenas que en América no se consideran indios, en España sí, ¿Por qué? Porque se juntan, toman conciencia de ser indios y reclaman sus derechos para poder estar mejor. A todo el mundo le gusta estar bien. Lo hizo le gente del común y los nobles que argumentaron que habían ayudado a los españoles, y como tienen derechos los reivindican.

Los comportamientos humanos son similares, todos somos personas y buscamos el bienestar. Los indios nobles lo intentaron, querían seguir siendo nobles, y los plebeyos querían los privilegios otorgados por la reina Isabel la Católica y la legislación española.

Esteban Mira Caballos. /Foto cortesía del autor

Sobre el tema de la esclavitud, Mira Caballos recuerda que esta fue prohibida por la Corona en 1500, ocho años después de la llegada de Cristóbal Colón, luego en 1530 y totalmente den 1541. En el libro escribe:

 “Solo en Sevilla se bautizaron, entre 1526 y 1550, al menos a cuarenta y cinco indígenas. En el caso de ser esclavos, una vez bautizados, se intentaban herrar para afianzar de esta forma su inversión. Lo más normal es que esta marca se la colocasen en la cara, pues tenía la ventaja de delatar públicamente su servidumbre. No obstante, en otras ocasiones se la ponían en la pierna o, incluso, optaban por ponerles una llamativa argolla en el cuello con el nombre de su propietario”.

En otro pasaje agrega:

“Existieron dos grandes mercados donde se vendieron indígenas, Sevilla y Lisboa, lo cual tenía su lógica ya que, desde finales del siglo XV, eran dos grandes centros esclavistas peninsulares. Sevilla tuvo la primacía absoluta porque ostentó durante más de dos siglos el monopolio del comercio colonial, convirtiéndose en “puerto y puerta de las Indias”. De hecho, en la década de los cuarenta debió de haber en esta capital en torno a dos centenares de indígenas, la mayoría cautivos. Además, a la capital hispalense llegaban mercaderes lusos, por vía marítima o terrestre, a través de Portugal, para vender esclavos de color, pero también una cantidad significativa de indígenas de Brasil y de las Indias Orientales. En el siglo XVI está documentada en Sevilla la venta de 67 esclavos de las colonias portuguesas, de los que al menos siete eran originarios del Brasil. (…)

Son innumerables los casos que conocemos de aborígenes que llegaron a España sin marca de esclavitud y que fueron herrados con posterioridad”.

W. Manrique Sabogal. El poder de las armas y la capacidad de hacer daño somete, al igual que el adoctrinamiento católico de la evangelización, que es el arma más poderosa que tenían los españoles. ¿Cree que eso es una forma de esclavitud, aunque el término no existía?

Esteban Mira Caballos. Estoy radicalmente en contra de que se utilice la palabra genocidio en América, porque no lo hubo. No era coherente económicamente acabar sistemáticamente con los indígenas, porque nadie conquista un territorio para trabajarlo él. Pero etnocidio sí que hubo, porque el objetivo final era que los indígenas se comportaran como labradores de Castilla y como cristianos, dicho en los textos de la Corona.

Soy gran admirador de Bartolomé de las Casas, pero ni siquiera él se planteó la idea de que los indígenas siguieran con sus religiones primitivas. Estaba la idea arraigada de que el mundo europeo era superior porque el mundo indígena no estaba en la tradición judeocristiana y, por tanto, eran bárbaros. La Iglesia colabora con el Estado, es el gran aliado para aculturar e integrar dentro del imperio a todos esos indígenas. Por tanto, me niego a hablar de genocidio, pero sí hubo etnocidio. El objetivo era quitarles su cultura y su religión e incorporarlos al imperio y al mundo hispánico para que se comportaran como labradores de Castilla.

W. Manrique Sabogal. El racismo se hace presente en Europa, pero para los que no tienen dinero.

Esteban Mira Caballos. Igual que en la actualidad. No hemos cambiado, somos los mismos. En España hay dos conceptos para referirse a los extranjeros: si eres pobre eres inmigrante, y extranjero si eres rico.

Yo pensaba: puede haber indias casadas con españoles, pero indios con españolas, no creo. Pero han salido un montón de indios casados con españolas. Estoy pensando en Diego Moctezuma, que se casa con Francisca de la Cueva que es hija del Duque de Albuquerque, hija de uno de los grandes ducados de España. No hay problema ninguno si tú eres un indio o un marciano rico, porque te integras. En España más que racistas éramos clasistas, y en el mundo en general.

W. Manrique Sabogal. ¿Aún persiste ese clasismo?

Esteban Mira Caballos. Evidentemente. La gente no es racista, la gente no quiere pobreza. El ser humano tiene muy poca solución. Somos el mismo hombre de cromañón con teléfono y más tecnología.

W. Manrique Sabogal. ¿Qué opina de la tendencia de juzgar el pasado con los ojos de hoy? De hacer una lectura retroactiva de la Historia.

Esteban Mira Caballos. Estamos ahora mismo, y en España, especialmente, en un maniqueísmo y polarización muy dura. Opino que hay dos visiones de la Historia, por sintetizar: los legendarios y los que hacemos Historia. Por un lado, los que dicen que los españoles fueron los más malos, que fuimos unos genocidas, que destruimos América, el mundo indígena. Luego están los rosalegendarios, que en España están ganando bastante fuerza, los que dicen que los españoles fuimos maravillosos, los mejores, y que los malos eran los ingleses, y que salvamos América de la barbarie, del atraso, de los sacrificios humanos. Y en medio de los dos grupos estamos la mayor parte de los historiadores. A mí me preguntan por la leyenda negra, de la que tengo mi visión, y me han dado palos por esa cuestión. La leyenda negra existe a nivel de calle, a nivel popular. A nivel académico, no. Los historiadores estamos de acuerdo en lo fundamental, de Colombia, de República Dominicana o México, y no suele haber muchas diferencias, porque somos historiadores.

No niego los horrores y los señalo con pelos y señales, pero los describo, no los juzgo. Tengo un artículo titulado Conquistadores pederastas, levantó ampollas, porque decían que la pederastia no existía. Y sí existía, porque si violan a una niña de seis años es pederastia, la palabra no existía, pero la acción sí. Pasa con el racismo, la palabra no existía, pero el acto sí. Yo no oculto los dramas, pasaron, la historia es como fue. Lo que no podemos es ocultarlo porque era la época. Si pasó, pasó. Trato de contarlo, contextualizarlo, pero no de juzgarlo, los historiadores no debemos juzgar. Debemos explicar y hacer comprensible el pasado.

Winston Manrique Sabogal. Ahí está el debate contemporáneo no solo con la Historia, sino con los libros y demás obras de arte. La reescritura para no herir la hipersensibilidad de hoy, sin tener en cuenta el contexto.

Esteban Mira Caballos. Todas las generaciones van evolucionando, pero no puedo juzgar a mis antepasados con los valores de hoy. Ni de hace treinta años porque hemos cambiado muchísimo. Hay que tratar de entenderlo en su tiempo. Eso no significa que no pasara y no lo cuente. Luego me critican diciendo que estoy narrando las cloacas de la historia España. Yo no me debo a España, ni a mi país, yo me debo a la Historia. Mi obligación es contar la historia, le guste a unos o a otros.

Otra de las conclusiones que recuerda Esteban Mira Caballos en el libro es que “el proceso expansivo, que se inició a partir del 12 de octubre de 1492, provocó la europeización de América, pero a largo plazo también la americanización de Europa. Desde esa señalada echa nada fue igual en este planeta, pues se inició un proceso de mundialización donde las mercancías, las ideas, las personas, los animales y hasta los virus circularon a escala planetaria. Y en esa transformación jugaron un papel activo los indígenas y los mestizos”.

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