Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural

El biofísico alemán Stefan Klein, autor de ‘El tiempo. Los secretos de nuestro bien más escaso (Península). /Foto de Andreas Labe – Cortesía de editorial Península

Stefan Klein: “Si no pudiéramos olvidarnos del tiempo, de vez en cuando, no podríamos mantener amistades ni tener nuevas ideas”

El filósofo y biofísico alemán publica 'El tiempo. Los secretos de nuestro bien más escaso', un ensayo esclarecedor que entrelaza física, filosofía, sociología y literatura. En esta entrevista habla de la influencia del Tiempo en la vida cotidiana, la felicidad, el amor. Especial de WMagazín, con la colaboración de Endesa. Claves del Tiempo.SEGUNDA PARTE

El tiempo lo toca todo. Es un misterio que condiciona la vida y al ser humano que cada vez se siente más prisionero de él. Es un bien muy preciado, pero “si no podemos olvidarnos del tiempo, de vez en cuando, no podremos mantener amistades o relaciones satisfactorias. No tendremos nuevos pensamientos, ni ideas”, alerta Stefan Klein. El filósofo y biofísico alemán publica El tiempo. Los secretos de nuestro bien más escaso (Península), un ensayo que va más allá de la ciencia y de las manecillas del reloj para relatar sus repercusiones en las personas y en el transcurrir de la vida cotidiana.

El tiempo relativo del que habló Albert Einstein y el tiempo que marca nuestra vida real y condiciona nuestros cerebros se juntan en este libro escrito con rigor y agilidad, casi como un relato de realismo científico y mágico. El biofísico entrelaza física, filosofía, sociología, literatura y hasta psicología para contar nuestra relación con el tiempo. Y para tratar de resolver algunas de las preguntas que la mayoría de personas se formula de manera consciente o no. Aborda lo que él llama la “dimensión oculta del tiempo”.

Stefan Klein nació en 1965, estudió Física y Filosofía en Múnich y Grenoble y obtuvo una licenciatura en Biofísica. Entre 1996 y 1999 trabajó en la revista alemana Der Spiegel. Desde el año 2000 se dedica a la escritura con libros como La fórmula de la felicidad, La belleza del universo y El tiempo. Los secretos de nuestro bien más escaso. En esta entrevista por email Stefan Klein habla del tiempo, de por qué es importante, pero de cómo podemos eludir su tiranía y de su influencia en aspectos esenciales de todo ser humano, cruciales para lo que Arthur Shopenhauer llamó la “voluntad de vivir”: felicidad, amor y belleza.

Winston Manrique Sabogal. ¿Cree, como algunos artistas, que el tiempo, como evolución, no existe en el arte porque significaría que, por ejemplo, una obra de hoy fuera mejor que un clásico o que un libro actual sería mejor que las obras de Shakespeare, y que, por el contrario, todo sucede a la vez?

Stefan Klein. Usted se refiere a Picasso, quien supuestamente dijo después de visitar la cueva de Altamira: “desde entonces no hemos aprendido nada”. Es una bonita anécdota, pero dudo que sea cierta. Picasso mismo cambió sus estilos repetidamente a lo largo de su carrera artística y aprendió mucho. Esto no significa que las obras tardías de Picasso sean mejores que las tempranas. Son diferentes. Pero la esencia de la evolución tampoco es mejorar. La evolución en la naturaleza produce diversidad, no perfección. Lo mismo ocurre con la evolución cultural. Picasso expandió sus posibilidades a lo largo de las ocho décadas de su creación. Y de la misma manera, la literatura de hoy tiene muchas más posibilidades que en la época de Shakespeare.

W. Manrique Sabogal. ¿Qué es el Tiempo, la eternidad y lo infinito?

Stefan Klein. El tiempo es una relación que utilizamos para ordenar eventos en una secuencia de posibles causas y efectos. Donde no hay eventos, no hay tiempo. La eternidad sería entonces la continuación de esta relación al infinito. Si tal continuación es posible y sensata es una pregunta abierta en la cosmología.

W. Manrique Sabogal. ¿Qué relación ha habido, o hay, entre la percepción del tiempo y de la felicidad? ¿Modifica esa percepción del tiempo el concepto de felicidad, según la época, y viceversa?

Stefan Klein. Ambos, inicialmente, no tienen mucho que ver el uno con el otro. La felicidad es una emoción, la experiencia del tiempo es un constructo cognitivo. La experiencia de la felicidad es mucho más fundamental que la experiencia del tiempo.

W. Manrique Sabogal. ¿Qué tanto han cambiado la percepción del tiempo y de la felicidad desde los años noventa cuando el mundo parece más acelerado y ha irrumpido el mundo digital?

Stefan Klein. La cuestión de la experiencia del tiempo es fácil de responder: todo se ha vuelto más rápido. Mire una película de los años noventa. ¡Apenas podrá soportar la lentitud con la que algunas escenas están editadas!

Por otro lado, la percepción subjetiva de la felicidad depende, en gran medida, de las condiciones sociales, especialmente de la desigualdad socioeconómica y de la satisfacción de las necesidades básicas. En muchas partes del mundo, especialmente en los países desarrollados y, sobre todo, en los países en desarrollo (como China), la desigualdad ha aumentado desde los años noventa. Esto tiene un impacto negativo en el bienestar subjetivo. Por otro lado, en muchos países, más personas que en los años noventa experimentaron que las necesidades básicas (económicas, pero también el deseo de seguridad jurídica y participación, o la igualdad de género, color de piel u orientación sexual) están, probablemente, mejor satisfechas hoy que en aquel entonces. Esto beneficia a su bienestar subjetivo.

‘Folding Four in One’, de Vera Lutter, en la exposición De Durero a Bonvivini, en el Kunsthaus, de Zúrich, en enero de 2024. /WMagazín

W. Manrique Sabogal. ¿Qué pasa con la generación actual, nacida con tantos estímulos, y que cree que hay algo mejor en otra parte en cuanto al tiempo y a la apreciación de felicidad?

Stefan Klein. No diría que los jóvenes de hoy sean, en general, más infelices o se sientan más apresurados que las personas de la época en que yo era joven. Sin embargo, es cierto que la generación joven de hoy es más vulnerable. La probabilidad de sufrir depresión hoy en día es mucho más alta que antes. Una razón es, sin duda, la sobrecarga de estímulos y la influencia de las redes sociales, que lo tientan a uno a comparar constantemente su propia situación con la que presentan los demás. Otra razón son los años de pandemia, que han tenido un impacto muy negativo en la salud mental de los jóvenes en particular.

W. Manrique Sabogal. Escribe en su libro que “el ritmo de la sociedad debe cambiar” y necesita una transformación, un cambio radical. Por favor, amplíeme este análisis.

Stefan Klein. El sociólogo Max Weber dijo: “El desperdicio de tiempo nos parece el peor de todos los pecados”. Hemos crecido con la idea de que debemos utilizar cada momento del tiempo. Es difícil tomarse el tiempo para simplemente percibir lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Nos hemos vuelto muy unidimensionales en nuestro manejo del tiempo; creemos que cada actividad debe realizarse con la máxima puntualidad y eficiencia, con la máxima densidad.

Para muchos procesos en nuestra sociedad esto puede ser cierto e importante; nuestro tráfico aéreo sería un desastre continuo sin esta directriz. Pero, en otras áreas de la vida, esto es simplemente incorrecto. Si no pudiéramos olvidarnos del tiempo, de vez en cuando, no podríamos mantener amistades o relaciones satisfactorias. No tendríamos nuevos pensamientos, ni ideas. Debemos finalmente tratar nuestro tiempo de manera diferente; necesitamos una nueva cultura del tiempo.

Una nueva cultura del tiempo se basa en el nuevo conocimiento sobre cómo percibimos el tiempo y cómo nuestro cerebro maneja el tiempo y cuán cambiable es nuestra experiencia del mismo. Una nueva cultura del tiempo respeta que diferentes personas tienen diferentes ritmos y que hay diferentes ritmos para diferentes actividades. Que no toda interacción con el tiempo debe medirse con el calendario o el reloj. Una nueva cultura del tiempo significa una sociedad que otorga a cada individuo una mayor soberanía en el manejo de su tiempo. Mucha más libertad para estructurar su propio horario de trabajo. Pero también más disposición de cada individuo para utilizar esta libertad. Adaptar la rutina diaria a las características personales; sabemos que ser “madrugador” o “noctámbulo” está determinado genéticamente en gran medida, y sería beneficioso para las personas si esto se respetara más. Una nueva cultura del tiempo significa apreciar mucho más el momento que antes; en nuestra cultura, la durabilidad es un valor en sí mismo; un edificio es más venerable cuanto más viejo es. En Japón, por otro lado, en una cultura que está mucho más enfocada en el momento, los santuarios más importantes se derriban y reconstruyen cada diez años. Estamos muy ocupados con nuestro pasado y nuestros planes para el futuro, lo cual no es fundamentalmente malo, pero a menudo olvidamos el presente, el momento.

Una nueva cultura del tiempo también significa no dejarse cautivar por cada nuevo estímulo que encontramos, sino manejar nuestra percepción más conscientemente.

Y, sobre todo: lo que se nos presenta como estrés temporal, en la mayoría de los casos no es una falta de tiempo, sino que resulta del miedo a no cumplir con las expectativas. Lo crucial es el grado de control que tengamos sobre nuestras decisiones y, por lo tanto, sobre nuestro tiempo. Entonces ya no nos veremos impotentes ante el tiempo, sino que determinaremos nuestro tiempo nosotros mismos.

‘Timepieces (Solar System)’, de Kati Peterson, en la exposición De Durero a Bonvivini, en el Kunsthaus, de Zúrich, en enero de 2024. / WMagazín

W. Manrique Sabogal. ¿Por qué sentimos que la eternidad se encuentra en los momentos de amor, sexo, belleza y felicidad?

Stefan Klein. Primero, porque la experiencia del tiempo depende de la percepción. Estimamos el paso de los segundos, minutos y horas a partir de informaciones como el ritmo de nuestra propia respiración y los cambios en el entorno. Sin embargo, cuando experimentamos un evento particular como muy intenso, estamos completamente cautivados por él y, entonces, a la inversa, apenas notamos la información más incidental con la que podemos construir una sensación de tiempo. Como resultado, parece como si no hubiera pasado tiempo.

Segundo, porque tenemos fuertes necesidades metafísicas. La eternidad es un valor alto en nuestra cultura, que todavía está moldeada por el cristianismo. En consecuencia, tendemos a asociar momentos que nos parecen particularmente significativos o valiosos con una noción de eternidad.

W. Manrique Sabogal. Por favor, amplíe un poco la idea que desarrolla sobre el libro de Arthur C. Clarke, de que las cosas se desvalorizarían si tuviéramos todo el tiempo del mundo.

Stefan Klein. Todas las sensaciones están sujetas al tiempo. Lamentamos algo que ha pasado, o una esperanza que tuvimos que abandonar. ¿Y qué hace a una persona tan única que su presencia nos parece particularmente preciosa? Son las experiencias compartidas que solo compartimos con ella; el deseo de permanecer juntos por mucho tiempo; el miedo a perderla. En un mundo donde las personas pueden separarse y reunirse en cualquier momento, todo esto sería irrelevante. El amor necesita crecer; pero en la ciudad inmortal de Diáspora, que Arthur Clarke describe en su libro Los siete soles, no hay crecimiento.

W. Manrique Sabogal. Así como el tener tiempo puede desvalorizar todo lo que tenemos, ¿la felicidad plena no existiría porque podría llevar a caer en un estado de aburrimiento?

Stefan Klein. La felicidad es una emoción. Las emociones son señales que la naturaleza inventó para seducirnos con ciertos comportamientos. El propósito de las señales es indicar cambio. Por lo tanto, la felicidad constante no puede existir.

W. Manrique Sabogal. ¿El ser humano necesita de las emociones y de su montaña rusa, del asombro, para tener motivaciones? Si es así, como interpreto en su libro, ¿significa que el tiempo, más que un concepto de transcurrir o de cambio, es el gran motor del ser humano?

Stefan Klein. Sí, así se puede decir. La motivación surge de la esperanza de un cambio que nos parece ventajoso. Donde no hay tiempo, no hay ni esperanza ni motivación.

W. Manrique Sabogal. ¿Cree usted, como algunos pensadores, como Schopenhauer, que el amor es una especie de estrategia del universo o de la naturaleza para garantizar la vida, no solo teniendo hijos, sino porque el amor o su ilusión sirven de estímulo para querer seguir viviendo?

Stefan Klein. Estoy completamente de acuerdo.

ESPECIAL Claves del Tiempo, en WMagazín

***

Suscríbete gratis a la Newsletter de WMagazín en este enlace.

Te invitamos a ser mecenas de WMagazín y apoyar el periodismo cultural de calidad e independiente, es muy fácil, las indicaciones las puedes ver en este enlace.

Descubre aquí las secciones de WMagazín.

Winston Manrique Sabogal

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter ·