Andrés Neuman y Alejandro Zambra: narrar la paternidad con la música como modelo de la literatura y la enseñanza
Los dos autores latinoamericanos refuerzan con 'Umbilical' y 'Literatura infantil' la tendencia de los libros sobre la nueva paternidad. Dos obras híbridas de géneros literarios que reflejan la vorágine de emociones, asombros y enseñanzas que traen los hijos. Son los invitados de WMagazín, con la colaboración de Endesa, a nuestra serie en vídeo sobre escritura y vida
La música es una de las artes que más aflora en los hombres de paternidad reciente sin tabúes ni prejuicios. Al menos, así suena en los libros donde dos escritores comparten su experiencia: el argentino Andrés Neuman en Umbilical (Alfaguara, 2022) y el chileno Alejandro Zambra en Literatura infantil (Anagrama, 2023), dos obras que son híbridos de géneros literarios como reflejo de la vorágine de emociones, asombros y enseñanzas que traen los hijos.
Neuman y Zambra son los autores invitados este mes de julio de 2023 a Diálogos literarios sobre la vida, la sección en vídeo de WMagazín, con la colaboración de Endesa.
La maternidad y la paternidad desmitificadas desde la literatura siguen en la primera línea de las temáticas literarias más personales y reveladoras, no tanto de los escritores sino de los cambios importantes de la sociedad y del mundo más actual que darán pistas sobre el porvenir.
Mujeres y hombres en territorios sabidos o conocidos, pero poco explorados desde la desacralización. Buscan lidiar y calibrar la honestidad y la crueldad, lo cursi y la sensiblería, pero sin caer en el adanismo o, si lo hacen, como elemento clave de la escritura. En cualquier caso, es casi como una nueva poética ante el hallazgo, positivo y/o negativo, o en ese territorio donde confluyen todas esas sensaciones.
Empezaron las escritoras, hace más o menos un lustro, a contar la verdad sobre ser madres, desde la propia idea de querer serlo, hasta la crianza, pasando por la experiencia del embarazo narrado de manera realista y nada edulcorada. Ahora es el turno de los escritores. En el territorio paternofilial lo que más hay son libros del hijo al padre, un clásico es Carta al padre, de Franz Kafka, y uno muy reciente es La figura del mundo, de Juan Villoro.
La mirada del padre sobre el hijo recién nacido y que empieza a avanzar por el mundo es un tema poco tratado en la literatura. Uno de los primeros precedentes en español es José Martí y su poemario Ismaelillo, de 1882. En español, en los últimos años, cuenta con nombres como Alberto Olmos, desde su luminosa novela Irene y el aire (Seix Barral, 2020), y, más recientes, Neuman y Zambra.
Antes de entrar en este Diálogos literarios sobre la vida, convertido en un videorrelato de cuatro capítulos, una reseña breve de cada uno de los libros de los dos invitados. Estas dos obras hablan de la paternidad, de la infancia y del cambio de esquina en el mundo, al tiempo que los autores evocan parte de su pasado en un diálogo provocado por ese hijo:
Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977), con una treintena de libros, entre poemarios, novelas y cuentos, y ganador de varios premios como el Alfaguara de Novela 2009 por El viajero del siglo, se detiene en Umbilical en su parte más personal y reveladora: la del padre primerizo que empieza a redescubrir el mundo y a aprender y enseñar de la mano de su hijo Telmo. Umbilical habita ese territorio entre la prosa poética y la poesía narrativa a manera de diario. La obra se divide en tres partes: la primera es la voz del padre que se dirige al hijo por nacer; la segunda es la llegada y presencia de ese hijo que lo trastoca todo; y la tercera es la voz del niño que mira a la vida.
Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975), con trece libros, entre poemarios, novelas y ensayos, y dos guiones de cine, y su exitoso Poeta chileno, crea en Literatura infantil un mosaico de textos que van del diario al cuento, a la vez que sirve de gran puerto de llegada de algunos temas abordados en obras anteriores. La realidad más nítida física y emocional se trenza con la ficción más pura de la imaginación enraizada en la vivencia y le pensamiento.
Te invitamos a ver este diálogo de Andrés Neuman y Alejandro Zambra en un videorrelato en cuatro partes con su transcripción, que oscila entre la música omnipresente, la filosofía de vida y la literatura:
El escritor chileno Alejandro Zambra en videoentrevista con Andrés Neuman para la serie Diálogos literarios sobre la vida WMagazín, julio de 2023.
La música como redescubrimiento de la paternidad
Alejandro Zambra. Hay una serie de obras que se están produciendo y en ese sentido me declaro optimista. Hay un corpus del cual extraer una literatura y discutirla. Pero lo que me parece que está en crisis es la forma de enseñar la literatura. Entonces, aparece esta solución en la música pensándola como modelo. No como reparación, sino más bien una restitución. La poesía, muchas veces, insistió en eso. Mallarmé hablaba de la posibilidad de restituirle a la poesía los dominios musicales.
Creo que en la crianza esa dimensión se volvió gravitante de forma muy natural. Están esas primeras experiencias ligadas a la vigilia, las canciones de cuna, de pronto uno se siente tarareando una melodía o un jingle de un comercial que pasaron por la radio en 1988, un jingle espantoso que ni siquiera recuerdas.
Empieza una experiencia musical que con los meses te vas dando cuenta que es la educación perfecta. Que está ahí la formación del sentido crítico, está la repetición… Y empiezas también a buscar con tu hijo y a recapitular una experiencia en la que, también, te revinculas con el placer; mostrar música.
He intentado, también, acercarme a la literatura con él desde ese lugar. Por supuesto, un acercamiento no a la literatura que ya conocía, sino también a la literatura nueva; y los libros de él los he tratado de enfrentar así.
Desde ahí habría que repensar de nuevo, por completo, la enseñanza de la literatura que, de verdad, está muy en crisis. No solo en los primeros años, sino por entero, cuando hay definición clara de vocaciones. Decidir entre estudiar lectura o escritura, que parecen ser dos cuestiones separadas; incluso cuando se juntan parecen estar separadas. Ahí está la música y el humor y todo ese espacio preliterario a enfatizar. Es necesario ese énfasis. Los escritores insistimos mucho y contestamos muy mansamente esa pregunta por las influencias o por cómo entraste a la literatura. Entonces contestamos esa pregunta desde dentro de la literatura, cuando, por lo general, hay una experiencia previa que es mucho más gravitante que la experiencia literaria.
El escritor argentino Andrés Neuman en videoentrevista con Alejandro Zambra para la serie Diálogos literarios sobre la vida WMagazín, en julio de 2023.
Puente para otras artes
Andrés Neuman: A mí me gusta mucho la idea de pensar una paternidad de oído, lo cual incluye la música, pero también la excede esa cosa de la improvisación sensorial y una aproximación como muy física a la paternidad. Esta cosa que entra por los poros y luego se teoriza, y no es que se vive a partir de una teoría.
En ese sentido, la música es un puente poderosísimo por muchas razones. Lo es en general en nuestras vidas, pero lo es en la idea posible a la iniciación a la mater paternidad. Porque la música está en el punto justo entre el sentido y el cuerpo, y cuando hay un vínculo preverbal con nuestras criaturas eso es perfecto. Es un arte que se puede ejercer y compartir, incluso prenatalmente. Todo el mundo ha tenido la experiencia de canturrear a través del vientre, y eso tiene, al final del embarazo, efectos inmediatos.
Me fascina mucho la idea de esta memoria prenatal, una vez que nacemos. A dónde van todas esas melodías, ritmos y letras que no recordaremos, pero que nos constituyeron, que fueron nuestros ritmos diarios de formación. A mí me conmovió mucho comprobar cómo reaccionó mi hijo Telmo cuando nació. Cuando me lo pasaron después de un parto difícil lo que hice fue cantarle las canciones que le venía cantando desde antes de que naciera. Y me conmovió muchísimo el modo en que, me pareció, que las reconocía, que se sentía a gusto en una música que había escuchado antes de nacer.
Y, después, finalmente, la música nos conecta con otras posibles artes que tiene que ver por un lado con lo poético y, por otro, con esa danza salvaje y medio de vanguardia en que viven instaladas las criaturas hasta cierta edad. Entonces, es como si a través de la música se puede pensar conceptualmente en una aproximación más intuitiva a lo paterno, pero también acercarnos a la poesía como forma rítmica y musical de entender el lenguaje verbal, la palabra. También hay un elemento del cuerpo pasivo, de lo que nos pasa en el cuerpo cuando escuchamos música de manera activa, qué produce esa música en el cuerpo que empieza a sentirse aludido.
El escritor chileno Alejandro Zambra en videoentrevista con Andrés Neuman para la serie Diálogos literarios sobre la vida WMagazín, julio de 2023.
Discípulos de los hijos
Alejandro Zambra: Pensaba en este sentido crítico porque por una parte es perfecta la música, no necesita que uno la ande proyectando hacia otras artes exógenas y menores como la literatura. Y, por otra parte, la literatura es desde donde hemos intentado leer el mundo. Siempre se está buscando esa conexión que, quizás, se resolvería escribiendo desde el tono unas buenas canciones y olvidándose de la literatura.
Andrés Neuman: Sabes que soy muy fan de la canción que escribiste con tu hijo Silvestre, que tiene una rima memorable que voy a decir aquí, y que termina afirmando un aforismo que para mí es irrefutable: El polo Norte no es ningún deporte. Y la cantidad de veces que me lo he repetido a mí mismo mientras estaba con Telmo, y cuando él hacía alguna asociación inesperada pensaba, esto es como el estribillo de la canción.
También pensaba que mostrarles por primera vez a nuestros seres queridos, pero especialmente a hijos o hijas, una canción que ha significado algo importante en nuestra vida y asistir a ese momento en que ese sonido acaba de nacer para la mirada o la escucha de otra persona se parece a algo que ya es una industria hoy en Youtube, que es Las primeras veces, las reacciones.
Esto es un programa continuo donde su protagonista reacciona por primera vez ante todo, ante tu videoteca, tu hemeroteca, tu discoteca y tu biblioteca.
En cuanto a lo que dices de la literatura, en nuestro caso tenemos otra cosa que tiene que ver con la música de la palabra. Entre la poesía y la música desarraigada, que es la cuestión de las distintas inflexiones que tiene nuestra lengua materna, sus dialectos. Yo soy argentino, pero vivo en España de siempre. Cuando estoy con mi hijo estoy todo el tiempo diciéndole como se llaman las cosas en Argentina y mantenemos esa especie de lengua bifurcada sin salir de la misma gramática. Ahora Telmo, muchas veces sin venir a cuento y cuando hacemos algo dice: ¿Y en Argentina? Y me dice más palabras. Lo que más le fascina no es saber que grifo se dice canilla, o anglicismos raros de los dos lados, o que conducir un coche puede ser manejar un auto. Lo que no termina de entender es que hay palabras que se dicen igual en ambos lados. No la diferencia, sino la identidad.
Alejandro Zambra. Precioso, sí.
Andrés Neuman. Está todo el tiempo diciéndome, ¿pero ventana es ventana? ¿Luz es luz? ¿Agua es agua? Y no sabe qué hacer con ese universal. Exige que haya una diferencia.
Alejandro Zambra. Silvestre también hizo esa reflexión una vez y hubo un tiempo en que medio se burlaba de mí, a propósito de esto mismo. Decía, por ejemplo, vamos a comer aguacate, y decía “Palta, papá”. Hacía la broma.
El escritor argentino Andrés Neuman en videoentrevista con Alejandro Zambra para la serie Diálogos literarios sobre la vida WMagazín, en julio de 2023.
Los vínculos entre la escritura y la crianza de un hijo
Andrés Neuman: Como bien saben nuestras compañeras escritoras que han sido madres, cambia el ritmo, la estructura y el espacio de escritura. Cambian las condiciones materiales de escritura durante la crianza, y eso tiene un efecto estimulante, pero también brutal y, a veces, difícil en nuestro método de escritura y nuestra misma posibilidad de escribir.
Pero si se consigue crear un espacio, que no puede ser el espacio que había antes, tiene que ser otro, diferente, adaptado a las nuevas circunstancias, entonces la puerta que se cerró se convierte en una enorme ventana abierta. Y por esa ventana a mí me han sucedido cosas que tienen que ver, primero, con la inmensa atención al detalle y un cierto candor en el mirar que aprendí de mi hijo. No es algo que yo le esté enseñando, al contrario, siempre digo que soy el discípulo secreto de mi hijo.
Es más lo que aprendemos o nos es devuelto durante la crianza que lo que supuestamente transmitimos o legamos, que es muy precario y muy provisional. En cambio, los aprendizajes que se hacen durante la crianza me parece que son cruciales y trascendentales, que te acompañan el resto de tu vida.
Hay una cierta poesía delirante, una cierta capacidad de asociación que cualquier artista de vanguardia envidiaría en su vida adulta, y que en la infancia es, simplemente, la normalidad.
A mí se me abrió una vida de escritura que no estaba cuando nuestro hijo no había llegado a nuestra vida. Me importa y me obsesiona mucho escribir sobre los aprendizajes que mi hijo me permite. También me cambió la manera de leer, un poco porque leo en su nombre y, también, porque presto atención a cosas que antes no prestaba. Por ejemplo, para mí ahora el libro de José Martí, Ismaelillo, que es uno de los primeros libros sobre paternidad y crianza de la literatura latinoamericana, estaba siempre ahí y nunca le había dado especial valor.
También hay algo que menciona Alejandro en su libro, y que quiero reivindicar, relacionado con la ternura como categoría ético-estética y con el debate, por lo tanto, de lo que la policía emocional, habitualmente de la masculinidad tradicional, llamaría lo cursi, la sensiblería que es todo aquello que pasa de la línea de la contención. Cuando no contenemos lo suficiente, cuando nos reprimimos lo suficiente ciertas emociones, entramos en un territorio prohibido, censurable, que llamaremos lo sensiblero, lo cursi, etcétera, que es un territorio en disputa porque la raya de dónde empieza eso es muy personal y depende de generaciones, experiencias colectivas e individuales.
Me parece que esto explica, entre otras cosas, por qué el mito cuenta que los hombres no sabemos qué hacer con un bebé, no solo por razones biológicas, sino también culturales, y una de ellas es qué hacer con un sujeto que es todo llanto, todo emoción, y que es un sujeto todavía, presuntamente, prerracional en los primeros compases de la infancia. Si no hay una relación con una manera represiva de leer y con el vínculo que se le supone a los hombres con los bebés.
Alejandro Zambra: Me identifico mucho con la síntesis que hizo Andrés. Añadiría o enfatizaría en… mamá, papá, padrastro, padre adoptivo, hermano… Lo que nos es dado al acompañar el crecimiento de un niño es también presenciar aprendizajes que es imposible que recordemos haber realizado. Es decir, no podemos recordar haber aprendido a hablar, a caminar… Eso nos despierta de una manera muy específica. Y nos hace habitar de manera simultánea, al menos, tres tiempos porque hay una prefiguración del futuro que está constantemente en el interior del presente.
Creo que todo esto se puede narrar muy tradicionalmente desde el problema, se le puede quitar todo dinamismo y fosilizarlo de antemano, y eso es un desastre porque, finalmente, nos marca y mata lo que por el contrario sentimos que nos cruza. Lo que siento es que esos procesos, más allá de lo biográfico, son los que permiten discutir la literatura. La literatura permite discutir sin solucionar artificialmente nada, sin llegar a conclusiones, sin que se prevalezca. Porque en la imagen clásica del padre mirando orgulloso a su bebé hay muchísimo dolor, también. Lo primero que hay que suponer es que ese padre, esa sonrisa, lidia con la sensación de que se le puede caer, y hay una fragilidad enorme en eso.
Andrés Neuman: Y lidia con sus propias carencias, lidia con tu mortalidad que se acelera, es una sonrisa frágil y vulnerable
Alejandro Zambra. Ahí está la experiencia en un sentido amplio y abigarrado.
Todos los Diálogos literarios
Andrés Neuman y Alejandro Zambra (sobre la paternidad en la literatura y la música como territorio redescubierto).
Jazmina Barrera y Abril Castillo (sobre la literatura híbrida y romper los géneros literarios).
Luciana Sousa y Marta Jiménez Serrano (sobre el peso de lo visual y el contacto con otras disciplinas en la literatura actual).
Juan Gómez Bárcena y Ave Barrera (sobre la emoción para contar la historia, la identidad y denunciar la violencia contra las mujeres).
Santiago Gamboa y Vanessa Londoño (sobre la búsqueda de un mundo donde ya no haga falta escribir sobre la violencia).
Agustín Fernández Mallo y Socorro Venegas (sobre el amor, sus laberintos y sus anhelos).
Cristina Sánchez Andrade y Antonio Lucas (sobre radiografía y deuda histórica con las empleadas del hogar y la gente del mar)
Alan Pauls y Gustvo Faverón (sobre las claves para leer a Borges y sus advertencias sobre la repetición de la Historia).
Katya Adaui y Miluska Benavides (sobre la renovación y el futuro de la literatura peruana).
William Ospina y Marbel Sandoval Ordóñez (sobre cómo convertir la violencia en Colombia en literatura).
Pablo Montoya y Lorena Salazar (sobre ¿qué caracteriza a la literatura colombiana frente al resto de América Latina?).
Piedad Bonnet y José Andrés Ardila (sobre qué aprenden los autores consagrados de los nuevos).
Ana Merino y Javier Santiso (cuando los poetas enriquecen la novela).
Antonio Ortuño y Giovanna Rivero (sobre el cuento contemporáneo en Latinoamérica).
Julián Casanova y Brenda Lozano (sobre la violencia contra las mujeres).
Michi Strausfeld y Brenda Navarro (sobre el panorama de la literatura latinoamericana en Europa).
Daniel Innerarity e Irene Vallejo (sobre los libros y la lectura como elementos clave de la democracia).
Fernanda García Lao y Federico Jeanmaire (sobre la identidad y la patria).
Peridis y Julia Navarro (sobre la guerra civil española en la narrativa).
Juan Cárdenas y Dolores Reyes (sobre la función de la realidad en la literatura).
Antonio Colinas y Víctor Gómez Pin (sobre María Zambrano).
Alejandra Costamagna y María Fernanda Ampuero (sobre lo personal como político en literatura).
Fernanda Melchor y Liliana Blum (sobre cómo la humanidad oscura se convierte en literatura).
Pilar Quintana y Mónica Ojeda (sobre la violencia en la familia).
Margo Glantz y Mario Bellatín (sobre cómo las redes sociales influyen en sus libros).
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